A lo largo de los últimos años, los contribuyentes españoles y europeos que han optado por abandonar su país de residencia y fijar su base de operaciones en otra nación del Viejo Continente han tendido a favorecer destinos como Andorra, Estonia o Portugal. El microestado pirenaico ofrece desde hace muchos años un marco de impuestos bajos y seguridad jurídica, mientras que la república báltica ofrece todo tipo de ventajas ligadas a la ciudadanía digital y al ideal del flat tax. Por su parte, nuestros vecinos lusos se han especializado en ofrecer un marco de tributación reducida a los residentes no habituales que, no obstante, está siendo revisado.
Pero no son estos los únicos destinos europeos que llaman la atención de los exiliados fiscales. En los últimos años, Malta se ha convertido en otro de los países a los que miran los contribuyentes ávidos de materializar su traslado a una jurisdicción más amable en términos impositivos, institucionales y socioculturales. En este sentido, la isla mediterránea parece beneficiarse de su pasado como colonia británica, puesto que los contribuyentes que se mueven a dicha demarcación valoran positivamente aspectos como la rapidez administrativa y el imperio de la ley.
En el Impuesto de Sociedades, la clave radica en los detalles. Sobre el papel, el tipo de referencia es del 35%. Sin embargo, cuando se aplican las distintas exenciones en vigor, es posible reducir esta factura hasta niveles seis veces menores, con un tipo efectivo que oscila entre el 5% y el 15% una vez se aplican los distintos descuentos disponibles.
Pasemos a la fiscalidad personal. En este caso, los tipos aplicables por Malta en el IRPF tocan techo en el 35%, es decir, entre diez y veinte puntos por debajo de los tramos superiores observados en las distintas regiones españolas. Además, los trabajadores cualificados y los residentes no habituales pueden acogerse a un modelo de tarifa plana que aplica una tasa única del 15% a sus ingresos.
Malta se beneficia también de no tener ningún tipo de Impuesto sobre el Patrimonio, como tampoco existe ninguna variante del Impuesto de Sucesiones y Donaciones. El IVA aplicado es del 18%, tres puntos por debajo del tipo general cobrado en España. El IBI tiene un gravamen medio del 1,5%, mientras que la compra de inmuebles está sujeta a una imposición del 8-10%.
La capacidad de atracción del modelo maltés es tal que, sobre una población de 518.000 personas, se estima que unos 115.000 son ciudadanos que no han nacido en la isla. Por lo tanto, casi uno de cuatro habitantes del país han llegado del extranjero. Huelga decir, además, que la calidad de vida y el clima de este enclave mediterráneo aumentan enormemente su atractivo entre los exiliados fiscales provenientes de países más fríos del Norte de Europa.