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Domingo Soriano

Dos preguntas sobre inmigración que el Gobierno no quiere hacerse

Elma Saiz dice que necesitamos "250.000 inmigrantes al año" y que su saldo económico es positivo: ¿Es cierto?

Elma Saiz dice que necesitamos "250.000 inmigrantes al año" y que su saldo económico es positivo: ¿Es cierto?
Elma Saiz, el pasado viernes, durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. | EFE

Elma Saiz, ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, ha dicho esta semana en el Senado que España necesitará "entre 200.000 y 250.000 inmigrantes anuales" para "mantener" el Estado del Bienestar. Las declaraciones son llamativas porque supondrían mas de seis millones de entradas netas hasta mitad de siglo; pero, quizás por ya conocidas o quizás porque estábamos todos en esos días con un ojo puesto en el caso Koldo y otro en la Amnistía, no se han comentado demasiado. Porque la ministra, además, añadió una estadística llamativa: según los datos de su departamento, los trabajadores extranjeros representan un 10% de los ingresos de la Seguridad Social, frente a sólo un 1% de su gasto.

De nuevo, como pasa con muchas otras afirmaciones de miembros de este Gobierno, lo más interesante es lo que queda sin responder. O lo que se intuye tras unas palabras que en teoría deberían tranquilizarnos, pero son mucho más preocupantes a poco que uno reflexione sobre las mismas.

Lo primero: felicitar a Saiz. Si quiere 6 millones de entradas netas en las próximas décadas, su objetivo está en camino de cumplirse o incluso de superarse. En realidad, su objetivo y el de su antecesor, todavía más ambicioso: José Luis Escrivá llegó a pedir, cuando todavía era presidente de la AIReF, un saldo de 10 millones de entradas netas antes de mediados de siglo para sostener el sistema.

Pues bien, si eso es lo que queremos, lo normal (viendo las cifras actuales) es que lo logremos. La estadística del INE sobre "Migraciones y cambios de residencia" nos dice que en 2022 (último año con cifras cerradas) entraron en España (en términos netos) 729.709 extranjeros y salieron de nuestro país 2.704 españoles. Es decir, que tuvimos un saldo total de 727.005 entradas netas. El triple de lo que pide la ministra.

Es verdad que en 2020 y 2021 las cifras habían sido mucho más bajas (influenciadas por el efecto Covid), pero los datos de 2018 y 2019 (con un saldo migratorio de 334.158 y 454.232) ya dejaban claro que volvían los años de fuerte inmigración, con una tendencia similar a la que vimos a comienzos de siglo.

Antes de seguir, habría que recordar que las cifras de los últimos años no implican que tengamos asegurado el saldo migratorio sin más. Para empezar, porque hay muchos países a los que podrían trasladarse los inmigrantes, especialmente los de más cualificación. Y por otro factor relevante: si sus países siguen creciendo (como está pasando en África), la presión por emigrar será menor (si tu país te ofrece una buena oportunidad, te quedas allí incluso aunque haya otros destinos más ricos).

Las preguntas

Pero que las cifras le cuadren a la ministra significa tirando a poco. En realidad, lo que queda tras escuchar sus declaraciones son dos grandes interrogantes flotando en el aire de las preguntas políticamente incorrectas que casi nadie se hace en voz alta.

1 - ¿Qué inmigrantes? Uno dice que necesitamos "250.000 inmigrantes" y parece que ya está todo. La estadística y el Excel aguantan lo que les echen. Pero parece claro que no es lo mismo, ni en lo que aporta en ingresos ni en lo que genera en gastos, que el inmigrante sea un noruego con una titulación en Ingeniería Informática y un sueldo de 150.000 euros que se traslada a Calpe porque quiere teletrabajar con más sol; que un congoleño que no habla español ni inglés, y no tiene el graduado escolar.

Según las tablas del INE, los cinco países de los que procedieron más inmigrantes fueron: Colombia, Ucrania, Marruecos, Venezuela y Perú.

Es cierto, no cumplen ninguno de los dos perfiles de nuestro tópico: ni noruegos con doctorado ni subsaharianos sin apenas estudios. También es verdad que hay más de 250.000 de origen "desconocido": e intuimos que en ese grupo la gran mayoría provienen de países del Tercer Mundo, porque lo normal es que nadie que venga de Alemania o Dinamarca se vaya a negar a decirlo.

Resumen: hay de todo, porque en la tabla de países que más inmigrantes nos envían también aparecen algunos europeos occidentales, como Italia, Reino Unido o Alemania. Aunque en relación a estos países, habría que poner un asterisco, porque muchas de estas llegadas son de personas mayores y de altos ingresos, que no supondrán un coste relevante para las arcas públicas (no consumen demasiado estado del bienestar) pero tampoco aportarán demasiado (ya no trabajan y los impuestos que pagan son los indirectos-consumo).

Dicho esto, en general, es evidente estamos atrayendo más inmigrantes de baja cualificación que otra cosa. Venezolanos o colombianos probablemente sí encajan mejor en el perfil que necesitamos desde un punto de vista financiero y de mercado laboral. Africanos y asiáticos, no tanto.

2 - ¿Ingresos y gastos? La segunda pregunta tiene que ver con otro saldo, en este caso el de ingresos y gastos para las cuentas públicas. Dice Saiz que en la Seguridad Social los extranjeros aportan el 10% de los ingresos y sólo el 1% de los gastos. Y puede que sea cierto; pero al mismo tiempo la imagen que transmiten estas declaraciones es falsa.

Lo primero, me gustaría saber si incluye ahí todo lo que recibe y gasta la Seguridad Social o sólo la parte contributiva. Intuyo que estamos ante la segunda opción (sólo contributivo), al menos en lo que hace referencia a los ingresos. Y ahí el saldo tiene que ser deficitario de forma ineludible para los inmigrantes: habrá muy pocos que cobren prestaciones y todos los que trabajan aportan sus cotizaciones.

- Nota al margen 1: no lo podemos saber con certeza sin que nos expliquen con detalle las cifras, pero intuyo que aquí se cuelan otras trampas, de esas de carácter técnico que tanto gustan a nuestros políticos cuando mezclan cifras y no explican de dónde salen. Por ejemplo, las cotizaciones suman unos 150.000 millones aproximadamente; mientras, el gasto en transferencias corrientes de la Seguridad Social es de 195.000-200.000 millones: o, lo que es lo mismo, la proporción 1-10 no se cumple (el 1% de 200.000 es 2.000; el 10% de 150.000 es 15.000: el resultado, que seguiría siendo deficitario para los inmigrantes, está más cerca de 1 a 7 que de 1 a 10 como parece insinuar Saiz).

- Nota al margen 2: para hacer bien las cuentas, incluso sólo contando la parte contributiva, deberíamos tener en cuenta el asterisco de los derechos generados. Es decir, el inmigrante que ahora aporta más en cotizaciones de lo que recibe en prestaciones está generando un derecho a una pensión futura que tiene un valor y que tendrá que abonarse en algún momento.

Me olvido por ahora de las notas al margen. Pero, incluso así, por qué digo entonces que la imagen que se dibuja tras la frase es mentira. Porque el saldo total de inmigrantes-extranjeros no termina en la parte contributiva de la Seguridad Social.

Nuestro estado del bienestar, como el del resto de nuestros vecinos europeos, está diseñado para que las rentas bajas salgan ganando en el reparto impuestos-gasto público. Es cierto que en España ese resultado no es tan evidente como en otros países de la UE, pero tampoco vamos a hacernos trampas: por lo general, los rentas más altas contribuyen más y reciben menos; y a las rentas más bajas les pasa lo contrario.

Y en España, desde un punto de vista estadístico, las rentas altas somos los españoles y las rentas bajas los inmigrantes. De hecho, si el saldo real final (contando todos los gastos e ingresos de las administraciones públicas, no sólo la parte contributiva de la Seguridad Social) fuera el que insinúa la ministra, tendríamos esas cifras hasta en la sopa.

Casi nadie publica estos datos, porque son radioactivos. Pero la lógica nos lleva a pensar que no son los que apunta Sáiz. De hecho, si fuera cierto, lo primero que habría que hacer es cambiar por completo el diseño de ese estado del bienestar, porque querría decir que no está funcionando.

El saldo

En Dinamarca hace unos años se realizó un informe sobre este asunto (aquí el artículo de The Economist sobre el tema). Las conclusiones eran las previstas. Dividían la población en cuatro grandes grupos:

  • Daneses
  • Inmigrantes occidentales
  • Inmigrantes de países musulmanes del norte de África y Asia central (Magreb, Oriente Medio, Pakistán, Turquía)
  • Otros inmigrantes

¿El resultado?

  • Daneses e inmigrantes occidentales tenían un saldo negativo entre 0 y 20 años; eran contribuyentes netos (y por mucho) de los 20 a los 65; volvían a ser receptores netos a partir de los 65.
  • Los "otros inmigrantes" (una categoría por definición muy amplia) eran contribuyentes netos (por poco) de los 30 a los 55 aproximadamente y recibían rentas antes y después.
  • Los inmigrantes de los países norteafricanos y asiáticos de mayoría musulmana eran receptores netos en todos los grupos de edad, incluso entre los 20-40 años (cuando en teoría trabajas y cotizas, pero no consumes demasiados servicios públicos)

¿Cómo sería el reparto en España? Pues sería interesante conocerlo. La OCDE hablaba hace unos años de un impacto fiscal neto positivo del 0,5% del PIB: una cifra que ya no parece tan elevada como la que decía Saiz. Y que, si quitamos a los inmigrantes de países ricos (escandinavos, británicos, alemanes, etc...) probablemente nos situaría en equilibrio o déficit. El Defensor del Pueblo publicaba en 2019 un informe sobre "la contribución la inmigración a la economía española" con conclusiones parecidas. En ambos casos, las cifras dejaban mucho que desear (por ejemplo, apenas se desagregaba por procedencia).

Asumo que es imposible que algún Gobierno publique algo como lo de Dinamarca en nuestro país. Mi intuición es que el resultado no sería muy diferente al del país escandinavo: para los europeos occidentales la foto sería como la de los españoles (o, incluso, aportarían más todavía que el nacional medio); los europeos del este tendrían un saldo positivo (pagan más de lo que reciben); los sudamericanos estarían más o menos en equilibrio; y para los norteafricanos, subsaharianos y asiáticos (sin contar a los chinos) el saldo sería deficitario.

Ni racismo ni señalamiento cultural, mi intuición va en esta dirección tras muchos años de ver estadísticas de cualificación-formación, empleo, ingresos y tasas de paro de los diferentes grupos de inmigrantes. Si no estoy en lo cierto y mi intuición es equivocada, que publiquen cifras reales que incluyan TODOS los ingresos y gastos públicos, de TODAS las administraciones. Con el big data y las nuevas herramientas, no debería ser tan complejo. Y se supone que la información es clave para tener una ciudadanía concienciada y que toma decisiones con madurez. ¿O no?

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