La euforia del Gobierno en materia laboral viene siendo habitual desde hace años. A pesar de que España es líder indiscutible del desempleo entre los países desarrollados y del elevado efecto maquillaje que contienen las cifras, la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, no duda en presumir de datos mes a mes.
Uno de los trucos más evidentes del Gobierno en términos de empleo es la conversión por arte de magia de empleos "temporales" en otros considerados "fijos" (bajo la clasificación de los "fijos discontinuos"). Esta transformación no implica que esos empleados estén más tiempo trabajando que antes o que se hayan convertido en empleos de calidad, sin embargo, tiene un importante efecto estadístico para el Gobierno por dos motivos: infla el empleo fijo y enmascara el paro.
Y es que, los meses del año en los que los empleados fijos discontinuos no trabajan no cuentan como desempleados en las listas del SEPE, lo que beneficia sobremanera el relato laboral del Ejecutivo.
Un dato que no coincide con ninguna casa de análisis
Eso sí, aunque la reforma laboral de Yolanda Díaz entró en vigor en el año 2022, a día de hoy, el Ministerio de Trabajo sigue sin publicar periódicamente el número exacto de fijos discontinuos inactivos que hay en nuestro país. Solo puntualmente en 2023 el departamento de Díaz informó de los fijos discontinuos que estaban en su casa sin trabajar, o lo que es lo mismo, escondidos bajo la alfombra en las estadísticas de empleo.
Después, todo han sido negativas a que este dato saliera a la luz hasta esta semana, cuando Yolanda Díaz aseguró en el Senado que sólo hay 55.300 fijos discontinuos sin trabajar, según datos que ha sacado de la Encuesta de Población Activa (EPA). Lo primero que llama la atención de esta afirmación es que Díaz haya recurrido a la EPA, que elabora el INE cada tres meses, y no a sus propios datos oficiales para obtener una cifra. Lo segundo, que el dato no coincida con los cálculos de ninguna casa de análisis: es 14 veces menor.
¿Dónde está el éxito?
Y es que una pista para intentar averiguar el gran secreto de Yolanda Díaz la tenemos en el epígrafe "demandantes de empleo no parados", que está dentro de la extensa estadística de demandantes de empleo que publica todos los meses su departamento. La categoría anterior tiene el subgrupo "demandantes ocupados o con relación laboral", y es ahí donde se incluyen a los "trabajadores fijos discontinuos", pero también a otros supuestos, como los que están en un ERTE (y tampoco trabajan) o a los "trabajadores eventuales agrarios subsidiados". Todos ellos sin desglosar.
Así, bien es cierto que, como hemos dicho antes, los demandantes de empleo con relación laboral no solo incluyen a los fijos discontinuos que no trabajan, pero también es igual de cierto que esta categoría ahora es casi tres veces superior a la de cuando Yolanda Díaz entró al Gobierno, por lo que la influencia de los fijos discontinuos en esta clasificación es evidente.
Dentro de todos esos "demandantes de empleo no parados", Trabajo recoge que el pasado mes de febrero se alcanzaron 735.996 demandantes de empleo con relación laboral (de esta cifra total solo había 11.000 en ERTE). Servicios de estudios como Randstad o el sindicato UCO vienen añadiendo esta cuantía al dato del paro oficial para calcular los datos de paro real, por lo que, siguiendo su metodología, los 2.760.408 parados más los 735.996 "demandantes de empleo o no parados con relación laboral" sumarían 3.496.404 personas. BBVA Research y Fedea también usan un cálculo similar para el cálculo de los fijos discontinuos inactivos.
Es todavía más llamativo que el dato de paro real actual sea prácticamente igual a las cifras del paro de febrero de 2020, cuando Yolanda Díaz llegó al Gobierno. Ese mes, la cifra oficial de desempleados se situó en 3.253.853 y si le sumamos los 270.627 "no parados con relación laboral" que había entonces (casi tres veces menos que ahora) estamos ante 3.525.480 parados reales, solo 28.000 más que los actuales. ¿Dónde está el éxito o el gran cambio cuando el panorama es el mismo?