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Lorenzo Bernaldo de Quirós

Torres más altas han caído

La ópera bufa no se representa sólo en la escena política, sino en el Camelot del mundo financiero y empresarial español.

La ópera bufa no se representa sólo en la escena política, sino en el Camelot del mundo financiero y empresarial español.
El presidente de BBVA, Carlos Torres Vila | Cordon Press

En esta España Mágica, Corte de los Milagros, asombro del Mundo, la ópera bufa no se representa sólo en la escena política, sino en el Camelot del mundo financiero y empresarial español. La oferta "no solicitada" del BBVA sobre el Banco de Sabadell con "papelitos" se ha convertido en una OPA hostil con la misma propuesta rechazada por el Consejo de Administración del banco catalán la semana pasada. Y, si el mercado no consideró benéfica esa operación para el BBVA, como lo refleja la pérdida de 6.000 millones de su valor bursátil en cinco días, la historia se repite de nuevo ahora.

La clonación en forma de OPA hostil del BBVA de la oferta no solicitada para fusionarse-adquirir el Sabadell no obedece a criterios de racionalidad económico-financiera sino a la imperiosa necesidad de su Presidente y de su Consejero Delegado de sobrevivir. O realizan una fuga hacia adelante o están muertos y lo sorprendente es que el Consejo del BBVA soporte esa estrategia que ha sido pésimamente diseñada y ejecutada tanto en términos formales como de contenido. Es una operación sin precedentes en el mundo bancario europeo en el que en los últimos 16 años no se han producido Opas con apelativo de hostilidad en ningún país de la UE.

Desde una óptica procedimental y estratégica, es inaudito que el Presidente de un banco sistémico envíe una carta a quien quiere absorber sin negociación alguna, diciéndole que no puede mejorar su oferta. Esto refleja una enorme debilidad, una sorprendente ignorancia o una soberbia infantil de cómo se realizan este tipo de operaciones en el mundo-mundial. E insinuar que el receptor de esa misiva te "ha engañado", sea cierto o no, inhabilita a cualquier persona para dirigir una gran corporación o un gran banco. ¿Alguien se imagina, por ejemplo, a D. Emilio Botín haciendo eso? Es surrealista.

Por añadidura, la OPA no hostil, sino desesperada de D. Carlos Torres ha logrado algo inédito: lograr en esta España polarizada un consenso general en su contra. Desde las tribus de la extrema izquierda hasta las de la extrema derecha y, en medio, toda la centralidad de la opinión pública es contraria a la oferta del BBVA. Desde la Constitución o el Pacto Antierrorista no se veía algo similar. Torres dice que eso se debe a cuestiones de oportunismo electoral (las elecciones catalanas) pero si eso fuese así de modo parcial o total mostraría la falta de conocimiento del entorno que habría de tener el Presidente de un banco sistémico.

El Gobierno, cuya posición sobre la fusión-absorción del BBVA por el Sabadell fue a priori favorable, se ha manifestado en contra de la operación por la negativa incidencia sobre la competencia en el sistema bancario por un exceso de concentración y sobre su estabilidad. El Banco de España se ha pronunciado en la misma dirección y el silencio del BCE es un rechazo por omisión al movimiento realizado por la entidad presidida por el Sr. Torres. La rueda de prensa protagonizada por el team hispano-turco que lidera el BBVA, junto al conjunto de la operación, será un caso práctico en las escuelas de negocios.

Por otra parte, a nadie se le ocurre en un escenario de incertidumbre e inestabilidad económico-financiera global plantear un proceso de duración de una Opa de, al menos, ocho meses, con posibilidades de extenderse. Es alucinante la irresponsabilidad de plantear ese horizonte en el actual contexto nacional e internacional y es de una ignorancia enciclopédica realizar ese planteamiento por quienes dirigen un banco sistémico. Esto carece de precedentes en la historia bancaria europea de las últimas tres décadas.

Y… ¿Qué dice el mercado? Todos los procesos de fusión o de absorción exitosos realizados en España han tenido un denominador común: las entidades implicadas en esa situación subieron en bolsa. Eso ocurrió con la del Banco de Bilbao y el Vizcaya, con la del Central y el Hispano o con la del Central Hispano con el Santander. Aquí y ahora no sucede eso. El BBVA pierde valor en bolsa causando pérdidas a sus accionistas y el Sabadell sube. ¿Por qué? Porque la OPA carece de racionalidad y nadie cree en los hipotéticos beneficios que la atribuye el BBVA.

Si el Dr. Torres cree en las enormes ventajas de adquirir el Sabadell y este se resiste a reconocerlas, lo consistente es lanzar una OPA con dinero contante y sonante y una prima atractiva para los accionistas de la entidad opada. El BBVA no puede hacer eso porque carece del capital necesario para llevarlo a cabo. Tendría que acometer una ampliación de capital y, en consecuencia, eso haría perder aún más dinero a sus accionistas. Pero si el team hispano-turco lo viese claro no le resultaría muy difícil convencer a sus accionistas de las virtudes de la operación.

En esta vieja España en donde el capitalismo de libre empresa está de capa caída y en donde el gobierno corporativo es un club de amiguetes en muchas corporaciones, la Opa hostil lanzada por el BBVA sobre el Sabadell es buena prueba de ello. Ese glorioso banco de origen vasco está dirigido por un Presidente sin trayectoria alguna en ese sector y que ha hecho sus prácticas bancarias primero como Consejero Delegado y ahora como máximo representante de esa entidad. ¿Quién puede sorprenderse de lo que pasa? Esta es la realidad acogida en el mundo financiero español con un clamoroso silencio. ¡Qué horror!

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