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Fracaso estrepitoso del BCE: decide bajar los tipos de interés sin tener controlada la inflación

El BCE ha dado el primer volantazo a la estrategia monetaria restrictiva de 2022. Baja los tipos del 4,50% al 4,25%.

El BCE ha dado el primer volantazo a la estrategia monetaria restrictiva de 2022. Baja los tipos del 4,50% al 4,25%.
Christine Lagarde, este jueves | EFE

El BCE baja tipos por primera vez en once años. El Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo ha dado este jueves el primer volantazo a la estrategia monetaria restrictiva que se vio obligado a iniciar en el año 2022 ante la escalada galopante de la inflación. Así, cumpliendo con lo previsto, los tipos de interés pasarán del 4,50% al 4,25%, lo que implica un descenso de 25 puntos básicos.

Cabe recordar que el organismo que dirige Christine Lagarde fue el gran rezagado entre los bancos centrales del mundo en la carrera por poner fin a las políticas monetarias más expansivas de la historia. Estas temerarias estrategias han inundando el mundo de liquidez a cambio de zombificar las economías haciéndolas vivir muy por encima de sus posibilidades. Ahora, con la relajación de su estrategia monetaria, el BCE comienza a volver a las andadas.

El BCE no logra cumplir su mandato principal

No fue hasta mayo de 2022, con el IPC armonizado del Viejo Continente disparado por encima del 8%, cuando el organismo decidió dejar atrás su pasividad ante el desboque de precios. Desde entonces, el BCE ha ejecutado diez subidas de tipos de interés consecutivas que, sin embargo, no han conseguido rebajar la inflación hasta la famosa barrera del 2%. Precisamente, su mandato principal.

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Según los últimos datos adelantados de Eurostat, la tasa de inflación de la zona euro se situó en mayo en el 2,6% interanual, dos décimas por encima de la subida de los precios observada en abril. Así, los precios en la eurozona registraron su primer repunte desde diciembre de 2023 y su mayor nivel desde el pasado mes de febrero. Por tanto, la inflación todavía está lejos de estar controlada y la bajada de tipos que el organismo ha anunciado hoy es de dudosa justificación.

"El BCE incumple su mandato. No hay ningún dato en el IPC de mayo que justifique una subida de tipos" señala el economista Daniel Lacalle, que también alerta del efecto nocivo de esta decisión, que es fomentar la adicción al gasto de los estados. "Bajar los tipos sería un incentivo para continuar aumentando los desequilibrios estatales en países que se han negado a controlar el déficit y que encima se han aprovechado de la inflación para recaudar más" señala Lacalle. Y España es uno de esos países.

¿Y si dentro de unos meses los tiene que volver a subir?

Para el economista Javier Santacruz, "esta bajada de tipos es un empeño de aparentar normalidad. El BCE lleva vendiendo normalidad varios meses y no le quedaba otra que cumplir su palabra a sabiendas de que, con los últimos datos que vemos de inflación y las tendencias a medio plazo, no debería haberse hecho". Tal es error del BCE que, "muy probablemente, dentro de unos meses, a lo mejor, lo que se necesita es subir los tipos de interés porque la inflación no termina de bajar" pronostica. De hecho, durante la rueda de prensa de hoy, Christine Lagarde ha repetido varias veces que "no nos estamos comprometiendo previamente con una trayectoria de tipos particular".

En la siguiente tabla se observa que en mayo había siete países con la inflación por encima del 3%. Entre ellos España. Y no hay que olvidar que la escalada de precios es acumulativa, por lo que este monstruo lleva más de dos años erosionando el poder adquisitivo, especialmente, de las clases medias y bajas de estos territorios.

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En el caso de España, resulta llamativo cómo el Gobierno de Pedro Sánchez ha dejado de comparar la inflación de España con la del resto de Europa como acostumbraba a hacer el año pasado, cuando los resultados favorecían el relato gubernamental.

"El BCE deja claro que tiene mandatos fuera de sus estatutos, porque si el objetivo único es controlar la inflación, parece poco ortodoxo un recorte de tipos, que fue anunciado a voz y viento por todos los miembros semanas atrás, en un régimen de repunte del IPC subyacente y recuperación de los PMIs" señala el economista y CEO de TradingPRO, José Basagoiti.

De esta manera, "el BCE confirma lo que era un secreto a voces, el único objetivo no es controlar la inflación, si no también ayudar al financiamiento de Estados y al control de las primas de riesgo. Este entorno es lo que se llama "dominancia fiscal" y define un régimen donde el Banco Central no actúa de forma independiente si no que responde a intereses políticos" añade. Otra derivada que observa Basagoiti es "la inflación crónica y no coyuntural, por eso es importante entender el proceso de extracción de riqueza que se está produciendo y al que le queda mucho recorrido. Para protegernos de este impuesto invisible podemos recurrir a activos reales o financieros, pero evitar en la medida de lo posible el atesoramiento en liquidez".

La masa monetaria, incontrolada

Como venimos publicando en Libre Mercado, la principal barrera con la que se ha encontrado el BCE a la hora de controlar la inflación es la cantidad de dinero en circulación, que no merma. "La cantidad de moneda en el sistema calculada por el BCE está repuntando de manera significativa en la última nota de agregados monetarios. Es más, el cálculo de la cantidad total según el método de Murray Rothbard (True Money Supply), que incluye fondos monetarios en agregados financieros, muestra que la cantidad de dinero no se redujo en 2023 y lleva aumentando de manera significativa en 2024" señala Lacalle.

Así, la tasa de crecimiento anual del agregado monetario amplio de la eurozona, el M3, "aumentó al 1,3% en abril de 2024 desde el 0,9% en marzo" señala Lacalle, que calcula que la oferta monetaria real habría subido un 4,5% en abril de 2024, "coherente con una inflación por IPC del 2,6% y acumulada del 21% desde enero 2019".

En la misma línea va Santacruz. "Bajan tipos de interés cuando no se ha hecho lo suficiente por reducir la oferta monetaria. En la eurozona apenas ha habido una caída del M3. Algunos meses del año pasado bajó, pero de manera muy tímida. Donde sí hubo un desplome relevante fue en los agregados más estrechos: el M1 (billetes y monedas en circulación y por los depósitos a la vista) y el M2 (M1 más los depósitos de más plazo)", pero lo que es el crédito, la circulación del dinero en la economía no se ha embridado, por lo que no puede haber bajada considerable de las expectativas de inflación".

El economista recuerda también las excepciones que está haciendo el BCE con la deuda española e italiana, que sirve para dopar estas economías. "Por mucho que se haya reducido el balance, porque no han reinvertido la deuda que tenían en cartera de prácticamente todos los países -excepto de Italia y de España donde se han estado reinvirtiendo hasta noviembre-diciembre-, nos encontramos con una situación donde se van a prolongar las presiones inflacionistas y tenemos un problema muy serio de controlarlo a medio y largo plazo".

Lacalle también considera que "no tiene sentido bajar los tipos cuando la oferta de crédito no se ha reducido (de hecho, sube) y la demanda de crédito se mantiene estable. La tasa de crecimiento interanual de préstamos a hogares sube un +0,2% en abril. El crédito a sociedades no financieras subió un 3%, según el BCE".

La decisión del BCE llega después de que Eurostat confirmase en mayo que el PIB de la eurozona esquivó la recesión en el primer trimestre tras registrar una expansión del 0,3% que contrastó con el retroceso del 0,1% de los últimos tres meses de 2023. En este sentido, señala que "los problemas de la eurozona no vienen de las subidas de tipos. La eurozona ya estaba en estancamiento con tipos nominales negativos y en medio del Plan Juncker y sigue en estancamiento en medio del Next Generation EU Fund".

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