El temor a un deriva hacia el desastre se ha implantado en los empleados de la compañía Talgo. La Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) –sindicato mayoritario en la empresa— ha exigido ya al Gobierno que explique su estrategia y planes sobre Talgo tras el veto oficial a la OPA lanzada por el grupo industrial húngaro Ganz-Mavag sobre la compañía española.
El sindicato mayoritario ha señalado que "lamenta la incertidumbre en la que se ve inmersa toda la plantilla desde hace meses y por tanto reclama al Ejecutivo que explique su hoja de ruta, y si hay una solución alternativa a la OPA del grupo húngaro que salvaguarde la continuidad de toda la plantilla, las condiciones de trabajo y su sede en España". Por el momento, la tónica a estas exigencia de explicaciones ha sido el silencio.
Desde CSIF señalan que que se el Gobierno debe "garantizar igualmente la capacidad y el crecimiento industrial necesario para afrontar la carga de trabajo firmada para los próximos años y, por tanto, la competitividad de la empresa".
La incertidumbre se ha incrementado a raíz del veto a la opa, pero no es nueva. Talgo se ve inmersa desde hace meses en una tónica de rumores sobre su viabilidad económica que "no es buena para nadie y lo único que consigue es sembrar un mar de dudas sobre el trabajo diario que no ayuda a afrontar la situación con normalidad", señalan fuentes de CSIF.
Hay que recordar que el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) emitido un informe a petición del Gobierno para informar sobre la conexión entre el consorcio Ganz-Mavag y el Gobierno o las injerencias rusas.
La versión oficial de los húngaros afirma que "no tienen nada que ver con los rusos. Antes teníamos una cooperación industrial con inversores rusos, pero terminó con la guerra de Ucrania". Desde la compañía húngara no niegan que hay un proyecto en marcha que debe acabarse "por imperativo legal", pero rechazan la existencia de mayores conexiones. El proyecto en cuestión, según la versión de la empresa húngara, finaliza durante el primer trimestre del año que viene.
Pese a ello, el CNI señaló lo contrario en su informe. El Centro Nacional de Inteligencia avisó hace meses de que los húngaros sí mantenían conexiones con Rusia y que era preferible evitar la compra. De hecho, ese ha sido el argumento empleado por el Gobierno de Sánchez para vetar la operación. Lo ha sido, además, pese a que el mismo Gobierno no ha dejado de intentar bloquear y hasta amnistiar las relaciones entre la misma Rusia y el mismo Gobierno de Putin con el separatismo español con el que pacta Pedro Sánchez sin parar y ante el que no deja de ceder en sus múltiples exigencias.