Todos los países de la Unión Europea tendrán que "reducir o suprimir el uso de plaguicidas químicos" para el año 2030 debido a los compromisos adoptados en la Ley de Restauración de la Naturaleza y en el Pacto Verde. Además, Bruselas está vetando varios productos para luchar contra las plagas. Y tanto está prohibiendo, que los agricultores se quedan sin armas para luchar contra las enfermedades que destruyen su producción, lo que supone un nuevo palo en las ruedas de los profesionales del campo.
Concretamente, los productores de cítricos aseguran que están preocupados por el control del ácaro rojo (Panonychus citri), del ácaro rojo oriental (Eutetranychus orientalis), del ácaro de Texas (Eutetranychus banksi) y de la araña roja (Tetranychus urticae), que "están afectando gravemente las plantaciones en los últimos dos años" y "representan una amenaza significativa para la producción de cítricos", según denuncia la asociación agraria Unión de Uniones.
Hasta la fecha, se contaba con dos materias activas autorizadas para destruir los huevos de ácaro: Hexitiazox y Clofentezin. "No obstante, ahora nos encontramos en una situación crítica, ya que el Clofentezin será retirado este año y ambas materias activas pertenecen a la misma familia química (IRAC), lo que incrementa el riesgo de generar resistencias cruzadas", señala la organización.
A partir de 2025 sólo se podrá utilizar el Hexitiazox para luchar contra los huevos de pulgón, "lo que deja a los profesionales de la citricultura en una posición extremadamente vulnerable". El resultado puede ser catastrófico para la producción de cítricos porque el pulgón será más difícil de eliminar: "La falta de diversidad en las herramientas de control no solo dificulta el manejo eficaz de estas plagas, sino que además favorece la aparición de resistencias, agravando aún más la problemática".
La UE no facilita alternativas
La situación se complica porque no hay más ovicidas específicos en el mercado español, "una consecuencia de los prolongados procesos de aprobación de nuevos fitosanitarios", según denuncia Unión de Uniones.
El problema de las plagas de ácaros es especialmente agudo a lo largo de todo el año, afectando tanto en primavera y verano como en otoño e invierno, particularmente en el caso del ácaro oriental y el ácaro de Texas. "Esta persistencia agrava los daños y dificulta su control mediante métodos biológicos, que aún no están suficientemente desarrollados para estas especies", señalan.
Carles Peris, secretario general de la Unió, señala que "resulta alarmante la falta de materias activas para luchar contra las plagas que continuamente nos entran importadas. Las autoridades no son capaces de frenar la entrada de plagas y encima nos restringen las herramientas para luchar contra ellas, en un contexto de tener además que soportar económicamente los productores estos gastos con un sobrecoste de producción debido al incremento de los tratamientos fitosanitarios para combatirlas".
Peris indica que "es fundamental para un buen manejo agronómico y reducir el desperdicio alimentario disponer de herramientas de control que permitan al citricultor tener el máximo aprovechamiento de fruta comercial" y para ello cree que "la Unión Europea debería de presentar una ley de uso de materias activas en los Estados miembros más coherente para la protección de la sanidad vegetal y el control de las plagas".
Autorizaciones excepcionales
Por ello, Unión de Uniones solicita "con urgencia" la consideración de nuevas materias activas capaces de destruir los ácaros que puedan ser empleadas en el cultivo de cítricos contra las plagas mencionadas. En particular, se pide la autorización excepcional de dos materias activas: Bifenazato y Ciflumetofen. De hecho, este último ya está autorizado para otros cultivos en España como la fresa, frutales de pepita y tomate, así como para cítricos en otros países de la Unión Europea como Portugal y Grecia.
Ante esta situación, LA UNIÓ ha solicitado en un escrito dirigido al ministro de Agricultura, Luis Planas, que se tomen las medidas necesarias para "conceder autorizaciones excepcionales" para estas materias activas, que "pueden contribuir de manera decisiva a la protección de nuestros cultivos y a la sostenibilidad del sector citrícola en España".