En las casi cien páginas de la ley de Restauración de la Naturaleza se incluye un listado de propuestas que pretenden mejorar los ecosistemas y que, sin embargo, explican perfectamente la oposición de los agricultores y ganaderos hacia este reglamento de obligado complimiento que entrará en vigor este 19 de agosto gracias a apoyo, entre otros, de los eurodiputados socialistas españoles.
Con el objetivo de restaurar la totalidad de los ecosistemas dañados antes de 2050, la UE propone "permitir que los ecosistemas desarrollen su propia dinámica natural, por ejemplo, mediante el abandono de la explotación y la promoción de los hábitats y los espacios naturales".
Los campos de trigo deben dar paso a los bosques, insiste la UE, que pide "mejorar el desarrollo de bosques autóctonos y masas forestales (por ejemplo, mediante el abandono de la explotación o una gestión activa que favorezca el desarrollo de sus funciones de autorregulación y una resiliencia adecuada)".
Y la ganadería no sale mejor parada, porque Bruselas considera que los pastos deben protegerse de los animales y hay que "reducir la intensidad del pastoreo o los regímenes de siega en los pastizales cuando proceda y restablecer el pastoreo extensivo con ganado doméstico y regímenes de siega extensiva en caso de abandono".
Menos embalses y más madera muerta
El reglamento de Restauración de la Naturaleza también pide "eliminar las barreras longitudinales y laterales, como diques y presas; dar más espacio a la dinámica fluvial y restaurar tramos fluviales de flujo libre". Esta medida, que el gobierno de Sánchez ya está aplicando de forma diligente, es un suicidio según los agricultores, ya que "si no embalsamos el agua, en los periodos estivales no llega ni una gota de agua al Mediterráneo".
Eliminar los embalses y pantanos podría ser una catástrofe aún mayor si también se cumple otro de los puntos del reglamento que pide "aumentar las características ecológicas de los bosques, como los árboles grandes, los árboles viejos y los árboles moribundos (árboles que sirven de hábitat) y las cantidades de madera muerta caída y en pie". Es decir, mientras acumulamos madera seca en el suelo de los bosques, eliminamos los embalses que podrían ser vitales para la extinción de fuegos.
Elementos paisajísticos
Otro de los grandes objetivos de la norma es "detener o reducir el uso de plaguicidas químicos, así como de abonos químicos y de estiércol animal", un objetivo que los agricultores critican porque supondría un nuevo aumento de costes, un descenso de la productividad y una nueva desventaja competitiva con respecto a los terceros países que exportan alimentos tratados con fitosanitarios químicos.
El reglamento también obliga a los agricultores a destinar parte de la superficie de sus tierras a la instalación de "elementos paisajísticos de gran diversidad" como "franjas de protección, lindes de campo con flores autóctonas, setos, árboles, bosques pequeños, muros de terrazas, estanques, corredores de hábitats y pasarelas de piedras".
Los profesionales del campo temen las consecuencias de este reglamento de obligado cumplimiento para todos los estados miembros, una norma que sufrió un proceso de aprobación tortuoso con el voto en contra de las comisiones de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente de la Unión Europea debido precisamente a la oposición agrícola.