Un nuevo estudio alerta de las desastrosas consecuencias económicas que supondrá la implantación del nuevo reglamento europeo de bienestar animal en el transporte. Ya lo han advertido los ganaderos y también un dictamen de la propia UE. Ahora, es la Confederación Española del Transporte de Mercancías (CETM) la que avisa de que, si se implanta esta modificación del reglamento propuesta por la Comisión Europea, dejaremos de ser exportadores de carne para empezar a depender de terceros países.
Entre otros aspectos, la norma pretende acortar la duración de los traslados de ganado, aumentar el espacio en los camiones y obligar a los transportistas a viajar por la noche cuando las temperaturas superen los 30 grados.
El informe de la CETM señala que si se implanta el reglamento, las empresas de transporte tendrán que aumentar su flota de vehículos en un 68%, con el importante desembolso que ello supone. Además, la limitación de horarios supondrá un incremento salarial de 479.178 euros a 431.692 euros para las empresas de transporte con 100 conductores en plantilla por las jornadas nocturnas obligatorias cuando las temperaturas superen los 30 grados.
Por otra parte, el coste de la tonelada por kilómetro transportada registrará un incremento máximo de un 177% en el bovino pesado o un 28% para el cerdo de cebo. La categoría menos afectada serían los pollitos de 1 día con un incremento del 4%. Aunque el informe no lo señala, resulta obvio pensar que ese incremento se trasladará a los supermercados, con un aumento del precio de la carne para los consumidores.
El reglamento también obliga a modificar las carrocerías de los vehículos para incrementar la altura mínima exigida o para incluir los sistemas de alimentación individual de animales no destetados. Esas inversiones supondrán un sobrecoste de hasta 85.000 euros, según el informe. Y por último, acortar la duración de los traslados se traducirá en que el número de viajes se reducirá en un 35%.
"Abocados a la importación de carne"
El informe de la CETM recoge los "aspectos lesivos" que provocará la propuesta, entre ellos, una reducción de la producción ganadera en Europa, hasta el punto de que pasaríamos a ser importadores de carne en lugar de exportadores.
"En el caso de España, es un estado miembro que se dedica al engorde de animales y a las exportaciones de carne y animal vivo a terceros países; por tanto, se debe suministrar de animales de otros estados miembros. Es por ello que la actual propuesta limitaría en gran medida la importación de animales al interior de nuestras fronteras", señala el informe.
Algo parecido le pasaría a Países Bajos, especialistas en la producción de lechones, y en donde España es su segundo mayor cliente después de Alemania. La imposición de los tiempos de viaje para vida pondría en entredicho la bioseguridad de las partidas, y las restricciones por altas temperaturas limitarían los movimientos durante varios meses, denuncia el informe.
Las consecuencias obviamente son más graves para el mundo rural. "Limitar el movimiento de animales provocara el cierre de mataderos y granjas lo que provocara un que otras empresas que les dan servicio cierren, condenando a las zonas rurales a reducir aún más su población, agravando su situación actual, la cual ya es crítica".
Por lo tanto, concluye el informe, con las medidas que se pretenden implantar "pasaremos a ser importadores". También recuerda que los estándares de calidad europeos son los más altos del mundo, quedando muy lejos de otros continentes. "Es por ello que la medida puede provocar que Europa baje tanto su cabaña que se vea abocada a la importación de carne con el consiguiente perjuicio económico y social por la perdida de empleos e incremento de precios de este producto primario".