El premio nobel de economía del año 1974, Friedrich Hayek, es uno de esos liberales casi arquetípicos que restringen la función del Estado a tres o cuatro aspectos fundamentales: una mezcla entre un Estado que proporcione justicia, seguridad y defensa, unido a una "red de seguridad" mínima para todos los ciudadanos, con educación pública, sanidad pública y poco más. En este Estado del Bienestar mínimo (por así llamarlo) también se podrían incluir algunas cuestiones para erradicar la pobreza extrema, como los subsidios estatales. A pesar de que Hayek no era nada favorable a este tipo de instrumentos, por los efectos indeseados que genera, no negaba que pudiera ser algo así como "un mal menor", aunque resalta que el Estado debe crear el ambiente laboral para que cada vez se necesiten menos ayudas, y no al revés.
En este momento, el lector se estará preguntando porqué se introduce el tema del que vamos a hablar con este pensamiento del economista de la Escuela Austríaca, pues bien, la razón es porque actualmente en España se da la situación opuesta a la deseada por Hayek. Es decir, no sólo cargamos con un Estado del Bienestar gigantesco, sino que cada vez hay un mayor número de personas que cobran un subsidio del Estado, sin que se haya reducido la cantidad de pobres. En el siguiente gráfico vamos a observar cómo ha crecido el número de beneficiarios de la Renta Mínima de Inserción:
De acuerdo con el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, en el año 2022 (últimos datos disponibles) el número de personas que se beneficiaron de una RMI ascendió a 667.413 personas (o 333.335 hogares), un 76,7% más que en el año 2003. También las cuantías percibidas han subido, pasando de unos 309 euros de cuantía mínima y 484 euros de cuantía máxima en 2003 a 517 euros de cuantía mínima y 877 euros de cuantía máxima en 2022.
A esto habría que sumarle el número de personas que se benefician del Ingreso Mínimo Vital, que a fecha de agosto de 2024 se ubicaba en 1.957.700 personas, con 649.443 hogares perceptores de esta renta. Así, en agosto, había "148.779 prestaciones activas más de las que había hace un año en este mismo periodo, lo que supone un incremento del 29,7%" presume el Gobierno. En términos acumulados "desde junio de 2020, cuando se puso en marcha esta prestación, en plena pandemia, el IMV ha llegado a 886.255 hogares y ha protegido a las 2.634.246 personas que forman parte de ellos" añaden.
Este instrumento fue implementado por el gobierno de PSOE y Unidas Podemos en el año 2020, y desde entonces casi el 40% de los que empezaron a recibir este subsidio lo siguen cobrando en el año 2024, tal y como se desprende de este estudio de la AIReF. Dicho estudio también nos cuenta que el tiempo mediano de duración de la prestación es de 30 meses, para una prestación que tenía a 31 de diciembre de 2023 (últimos datos disponibles para el estudio) tan sólo 42 meses de existencia, ya que empezó a funcionar en junio de 2020.
Sin embargo, hay que señalar que una misma familia puede cobrar tanto el Ingreso Mínimo Vital como la Renta Mínima de Inserción, de manera que sería un error combinar ambas cifras de beneficiarios (tanto del IMV como de la RMI), ya que muchos pueden estar recibiendo ambos subsidios. En el mismo informe de la AIReF que hemos mencionado, estiman que en torno a un 10% del total de perceptores cobran las dos ayudas, de manera que podemos decir que aproximadamente casi 100.000 hogares cobran el IMV y la RMI. Por tanto, no sería nada descabellado decir que más de 2 millones de personas en España se benefician o bien de la RMI o del IMV.
Que haya dos millones de personas que se estén beneficiando de uno de estos dos subsidios, en comparación con las menos de 400.000 que lo hacían en el año 2003, no es la gran noticia que nos venden desde el Gobierno y medios afines, sino que es una muy mala noticia. Esta crítica no es porque el Estado de respuesta a sus ciudadanos más necesitados, sino porque es el propio Estado el que no está consiguiendo crear las condiciones suficientes para que esos mismos ciudadanos que reciben un subsidio consigan un empleo digno y con el salario necesario para no depender de una ayuda gubernamental. Lo ideal no es que haya cada vez más gente cobrando una ayuda, sino que no haya nadie cobrándola.
No obstante, ante este incremento del número de personas cobrando subsidios cabe preguntarse una cosa. ¿Qué prefiere un Gobierno para mantenerse en el poder, que los ciudadanos sean libres económicamente y que puedan decidir en mayor libertad o que sean dependientes económicamente del propio Estado que les transfiere un subsidio? Si algo nos ha enseñado la política actual es que lo más importante no es el "bien común" (si es que le importa a algún político), sino el mantenerse en el poder a toda costa, sin importar lo que se tenga que hacer para conseguirlo. Con lo cual, ¿qué opina el lector, veremos en los próximos años una reducción en el número y cuantía de los subsidios o un incremento?