Si la envidia es, como escribió John Stuart Mill, "la más antisocial y odiosa de todas las pasiones", bien podríamos decir que la voracidad fiscal es la más empobrecedora, liberticida y antisocial de las políticas. No es casualidad, en este sentido, que los gobernantes, especialmente los socialistas, se dispongan siempre a excitar la envidia y el resentimiento social hacia "los ricos" como forma de justificar una política que nunca se traduce en una rebaja fiscal para nadie sino en el mantenimiento o el aumento de los impuestos que pagamos todos con la excusa de que se les va a incrementar todavía más a los ricos.
Aunque la alta presión fiscal tiene un carácter lesivo para el progreso de la sociedad con independencia de que vaya dirigida a gravar la renta, el ahorro o el consumo, qué duda cabe que al gobernante socialista le resulta mucho más difícil recurrir a la envidia o al resentimiento social para gravar el consumo, especialmente cuando se trata de alimentos o bienes de primera necesidad. Aun así, el gobierno de Sánchez y su impostada "sensibilidad social" no ha dudado en volver a subir el IVA tras la tardía, tímida y parcial rebaja aplicada a ciertos alimentos en enero de 2023 tras más de dos años de subidas continuadas en el precio de la cesta de la compra. Y eso, a pesar también de que Hacienda desde entonces ha recaudado diez veces más por el IVA que lo que ha descontado de la rebaja a las legumbres, los huevos o el queso.
Con todo, la izquierda siempre busca un chivo expiatorio para disimular su voracidad fiscal o para culpar de la inflación, no a la política monetaria, sino a la codicia y afán de lucro de los empresarios. Buen ejemplo de ello es la campaña de la extrema izquierda gobernante de Sumar contra Mercadona simplemente por haber informado a sus clientes de la subida del IVA del gobierno. Así, Iñigo Errejón ha denigrado al modo chavista al presidente de esta empresa, que da trabajo a más de 100.000 personas, señalándole como parte de la "oligarquía" y acusándole falsamente de no haber bajado los precios cuando se rebajó el IVA.
Y es que para quien, como Errejón o la inmensa mayoría de los miembros de este gobierno, nunca ha creado un solo puesto de trabajo y siempre ha vivido del dinero de los contribuyentes, la culpa de la subida de los precios nunca es de los políticos sino de los empresarios creadores de riqueza. Así, no es de extrañar que bajo este gobierno social-comunista la pobreza se haya duplicado en España o que a día de hoy haya 400.000 personas más en exclusión social que hace un año. A esto se traduce la "política social" de un gobierno socialista que cree que se puede combatir la pobreza elevando la presión fiscal y excitando el resentimiento contra la riqueza.