
Pese al argumentario del Gobierno, el mercado laboral muestra signos de debilitamiento, fruto de una actividad económica que sólo crece por el ingente gasto público, por el sector turístico y por acumulación de población, pero que se empobrece en términos per cápita y que genera un empleo que más bien se reparte y que pierde calidad, como podemos ver a continuación:
Los ocupados aumentan en 138.300 personas en el trimestre, pero si se desestacionaliza ese crecimiento sólo es de un 0,37%.
De hecho, el aumento trimestral de ocupados es casi la mitad que el del mismo trimestre del año anterior. Es el tercer peor IIITR de ocupación de los últimos diez años
Es más, en términos interanuales el incremento ha sido también muy pobre, de 376.300 personas, que quiere decir que sin el efecto de la temporada de verano de este trimestre se habría quedado en un crecimiento casi plano en términos interanuales.
Es también el tercer incremento interanual de ocupados más bajo de los últimos diez años en un IIITR.
El empleo privado aumenta en 155.500 personas, fruto de la estacionalidad, mientras que el empleo público, pese a venir de niveles muy elevados, apenas baja y sigue en el entorno de los 3,6 millones de empleados públicos, que con los planes del Gobierno de eliminar las tasas de reposición seguirá incrementándose, alterando de manera artificial la evolución del mercado laboral e introduciendo más presión sobre el gasto público.
El empleo masculino sube en 114.800 personas y el femenino en 23.500 personas en términos intertrimestrales.
Sube en casi todos los sectores, pero con gran componente estacional, especialmente en el sector terciario: así, en servicios lo hace en 152.700 personas, ligado a actividades turísticas directas e indirectas; industria (23.400); construcción se queda plano (500); y baja en agricultura (-38.300).
Peor calidad del empleo
Empeora la calidad del empleo, ya que el número de contratos indefinidos aumenta en 102.700 personas -pese al artificio obligado de la nueva normativa laboral sobre los fijos-discontinuos- y el temporal sube más, en 121.300 personas.
Se pierden 87.800 autónomos, que muestra la dificultad por la que atraviesa un grupo laboral clave para la economía.
El paro casi no desciende, baja en 1.200 personas en términos intertrimestrales. Es la cuarta peor evolución de un IIITR de los últimos doce años.
En términos interanuales, es el cuarto peor de los últimos once años, la bajar sólo en 140.400 parados, pese a la estacionalidad del verano.
Sube el paro en 4.100 hombres y baja en 5.300 mujeres en términos trimestrales. La tasa de paro baja siete centésimas, hasta el 11,21% de la población activa. Baja en servicios (lo hace en 3.600 personas; construcción (-12.300); industria (-6.900); y sube en agricultura (+20.700).
Sube la población activa
La población activa crece en 137.100 personas en el trimestre, pero pierde intensidad en el dato interanual, donde crece en 236.100 personas, que es un 58,6% menos que en el mismo período del año anterior. Así, la tasa de actividad sube una décima y se queda en el 59,04% de la población en edad de trabajar. Por tanto:
Siempre es una buena noticia que suba el empleo y baje el paro, pero no deja de ser un espejismo.
Son registros muy débiles en términos interanuales en materia de empleo y paro. También es de los peores años en el IIITR en ocupación en términos intertrimestrales.
Urge realizar reformas que agilicen el mercado de trabajo y permitan una verdadera creación de empleo, más allá de los datos estacionales.