
El miedo a que Estados Unidos revierta las políticas "verdes" adoptadas bajo gobierno de Joe Biden ha penalizado duramente a las energéticas y eléctricas españolas, que registraron fuertes caídas en bolsa a lo largo de la jornada del 6 de noviembre, coincidiendo con el anuncio de la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales.
El descenso más acusado de todos lo sufrieron las cotizaciones de Acciona y Acciona Energía, que cerraron con un descenso del 8% y del 7% en el título de sus participaciones flotantes. También se registraron caídas en otras compañías como Iberdrola o Repsol, que tienen planes de invertir cerca de 17.000 millones en el país estadounidense.
Los resultados de las elecciones fueron similares en la bolsa estadounidense, donde el índice SUNIDX, que incluye a las cotizadas del sector de las energías "verdes", llegó a registrar un descenso del 10%. La caída de NextEra, empresa de referencia en este ámbito de actividad, fue del 6% (da la casualidad de que NextEra es una de las firmas afectadas por los impagos de España a las empresas que sufrieron la retirada retroactiva de las primas renovables).
Biden sacó adelante la Ley de Reducción de la Inflación, que destinó la friolera de 360.000 millones de dólares al despliegue de inversiones en energías limpias. Asimismo, el aún presidente otorgó poderes especiales de supervisión a la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés), lo que resultó en un refuerzo de la regulación aplicable al petróleo, el gas natural o el carbón. En paralelo, se constituyó la Oficina de Energía Renovable y Eficiencia Energética, que daba facilidades a la tramitación de proyectos "verdes".
Cambio de rumbo
Aunque se espera que Trump ponga fin a los generosos subsidios entregados por el gobierno de Biden a este tipo de proyectos, y aunque su futuro Ejecutivo reducirá el poder de la EPA y de la Oficina de Energía Renovable y Eficiencia Energética, esto no significa que el mandato que comenzará el próximo mes de enero vaya a ser total y absolutamente hostil hacia las renovables. Más bien, los inversores anticipan un boom del fracking que, en cualquier caso, funcionó con relativa holgura bajo los gobiernos de Biden y del anterior presidente demócrata, Barack Obama, quienes priorizaban la energía "verde" en sus discursos pero no impedían el desarrollo de la facturación hidráulica como fórmula para llevar al país a niveles récord de producción energética.
Por otro lado, es importante recalcar que, de 2017 a 2021, la anterior presidencia de Trump redujo el consumo de energía per cápita de 78,304 kw/h a 77,024 kw/h. Además, el peso relativo de las renovables en el mix energético estadounidense subió del 7,49% al 8,89%. La cuota de los combustibles fósiles sobre la energía consumida en suelo norteamericano bajó del 82,5% al 81,5%, mientras que la importancia relativa de las energías renovables sobre el consumo energético total aumentó del 9,1% al 10,5%.
En la misma línea, bajo la anterior presidencia de Trump, las emisiones de CO2 cayeron de 15,8 a 14,9 toneladas por persona, mientras que el agregado nacional bajó de 5.210 a 5.030 millones de toneladas.
Así pues, el legado del magnate y político republicano en materia de sostenibilidad y eficiencia energética muestra que, a pesar del ruido generado con la salida de Estados Unidos del Acuerdo de París, el desempeño real del país norteamericano fue mucho mejor que el de otros gobiernos que sí se comprometen con las políticas "verdes" pero, al poner el acento en subsidios ineficaces y olvidar la importancia de seguir un criterio de mercado, acaban obteniendo peores resultados.