La Comisión Europea intenta sacar adelante el acuerdo de libre comercio entre la UE y Mercosur, que lleva cerca de dos décadas estancado y no tiene pinta de acelerar porque Francia está trabajando "activamente" para reunir otros países europeos y activar un mecanismo de veto que impida la aprobación de este acuerdo.
La ministra francesa de Agricultura, Annie Genevard, ha señalado que su país está tratando de convencer a "un máximo de países" y citó Bélgica, Bulgaria, Austria, Irlanda y "tal vez Italia", para constituir ese dispositivo de veto para Mercosur, que es el bloque económico fundado en 1991 por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, al que se incorporaron posteriormente Venezuela (miembro suspendido desde 2016) y Bolivia (desde 2023).
Francia es "absolutamente hostil" porque, según la ministra, pondría en marcha "una competencia totalmente desleal" que chocaría de lleno con las producciones francesas y con las normas medioambientales y sociales europeas. A modo de ejemplo, afirmó que un 27% de los productos fitosanitarios utilizados en los países del Mercosur están prohibidos en la UE.
Señaló que si el acuerdo saliera adelante, llegarían de Mercosur 99.000 toneladas de carne de bovino, 100.000 toneladas de pollo y 100.000 toneladas de azúcar, algo que va totalmente en contra de los intereses de Francia, que ya consiguió introducir un freno de emergencia para las importaciones libres de aranceles de este tipo de productos procedentes de Ucrania.
Francia ni siquiera está abierta a una reforma del acuerdo en forma de subvenciones o compensaciones financieras para los agricultores europeos que, según la ministra, lo que realmente quieren es producir y competir "con las mismas armas".
Los agricultores europeos apoyan a Francia
En línea con las reivindicaciones francesas, las organizaciones agrícolas europeas han pedido a los responsables políticos de la UE que reconsideren la relación UE-Mercosur debido precisamente a los "persistentes problemas de Brasil para cumplir las normas europeas de seguridad alimentaria".
Copa-Cogeca, la unión de las asociaciones agrarias con mayor representación a nivel europeo, ha publicado un comunicado en el que recuerda los resultados de la auditoría de la DG SANTE, que puso de manifiesto "importantes lagunas en la capacidad de Brasil" para rastrear el uso de hormonas prohibidas en la UE en sus exportaciones de ganado.
También han denunciado que, en el caso de los cultivos herbáceos, las "dificultades recurrentes en Brasil para restringir el uso de productos fitosanitarios peligrosos y las crecientes diferencias en términos de normas fitosanitarias entre Brasil y la UE hacen que la situación sea insostenible e inaceptable para los agricultores de la UE". Y lo mismo sucede con la remolacha azucarera.
Por ese motivo, insisten, "permitir el acceso al mercado europeo a productos que no cumplen estas normas establecidas sería un perjuicio tanto para los productores como para los consumidores de la UE".