Javier Milei cumple un año al frente de la presidencia de Argentina. Heredó el cargo en las peores circunstancias, con el país sumido en una devastadora crisis económica, pero en apenas un año ha sido capaz de revertir muchas de las tendencias destructivas que estaban empobreciendo a marchas forzadas a los argentinos. El mismo establishment político y mediático internacional que recibió con desencanto a un hombre que fue tildado de "loco", "radical" y "ultra" saluda ahora los prometedores resultados de una gestión a todas luces brillante.
El primer problema que ha querido atajar Milei es, de hecho, el que los argentinos han sufrido de forma más directa a lo largo de los años. Me refiero, lógicamente, a la inflación, un monstruo que lleva décadas devorando el poder adquisitivo de los ciudadanos del país del Cono Sur, propiciando con ello un doloroso declive económico y social. Sin embargo, para controlar la inflación, Milei tenía claro que debía atajar primero el déficit presupuestario. Esto es así porque, en la medida en que los gastos del sector público eran muy superiores a los ingresos, la diferencia se cubría imprimiendo pesos para monetizar el déficit.
Por lo tanto, la "motosierra" era el primer paso para acabar con la inflación y, a la vista de los resultados, Milei tuvo claro desde el día cero que no había ni un minuto que perder a la hora de ajustar el gasto. Así, mientras que en 2023 se alcanzó un déficit primario cercano al 3% del PIB, el saldo alcanzado en los diez primeros meses de 2024 arroja un resultado positivo superior al 1,5% del PIB. "No pienso entregar el superávit fiscal, es innegociable", ha defendido el mandatario liberal, poniendo de manifiesto que la estabilidad presupuestaria ha llegado para quedarse. Su ministro de Economía, Luis Toto Caputo, ha sido igual de rotundo.
Vale la pena detenerse en este punto y extraer algunas lecciones en clave española. Como es sabido, el gobierno de Pedro Sánchez nos dice una y otra vez que necesita elevar los ingresos para cuadrar las cuentas públicas pero, en la práctica, lo que hace el Ejecutivo socialista es disparar tanto los desembolsos que, incluso con la recaudación en máximos históricos, el déficit en 2024 sigue siendo similar al de 2019. Después de 81 subidas de impuestos y cotizaciones en su primer lustro de gobierno, Sánchez ha acordado 7 alzas más de cara a 2025. Sin embargo, al ritmo actual de reducción del déficit, España no tendrá un superávit presupuestario hasta 2032. La envidia sana que causa ver lo que está pasando con el presupuesto en Argentina resulta, pues, más que evidente y justificada.
La "motosierra" de Milei ha contribuido a poner fin a la emisión de moneda. De hecho, el Banco Central de Argentina ha reordenado su balance para desactivar y desarticular las distintas herramientas con las que venía imprimiendo pesos para financiar al sector público. Desde mediados de 2024, el organismo ha dado por concluida la labor de limpiar su balance y ha entrado en una nueva fase basada en reducir la oferta real de pesos, con ánimo a favorecer la apreciación de la divisa argentina frente al dólar. Esto contribuye a abaratar las importaciones y ayuda asimismo a moderar el ritmo de incremento de los precios. Además, se han retirado algunos de los controles que limitan el libre intercambio de divisas, con la meta de avanzar hacia el eventual fin del llamado "cepo cambiario".
¿Qué nos dicen los datos? En diciembre de 2023, cuando Milei asumió el cargo de presidente, el incremento mensual del IPC fue del 25,5%, describiendo una subida del 211,4% durante el conjunto del año. Dicho de otro modo, el nuevo gobierno tomó posesión con la ruinosa herencia de un cuadro de hiperinflación. Pues bien, el último dato disponible, correspondiente a octubre de 2024, muestra que el avance mensual del IPC se ha moderado hasta el 2,7%. En línea con esta mejora, y de cara a 2025, JP Morgan anticipa que la inflación avanzará el próximo año un 35%, lo que supone una reducción del 85% en comparación con las cotas que heredó Milei.
Si la estabilidad presupuestaria ha ayudado enormemente en lo referido a la desinflación, lo cierto es que también ha enviado una señal muy poderosa a los mercados de deuda. La prima de riesgo de Argentina se ha desplomado desde que Milei es presidente, pasando de 1.900 a 700 puntos básicos desde la llegada del liberal a la Casa Rosada. Esto facilita la captación de inversión y de crédito en los mercados internacionales, disipando asimismo el fantasma de una nueva quiebra. En paralelo, la estabilidad presupuestaria y el fin de la monetización de deuda han traído consigo la reactivación del crédito concedido al sector privado, poniendo fin al efecto expulsión que sufrían empresas y familias debido al ingente volumen de endeudamiento negociado por el sector público. Denominados en pesos, los préstamos bancarios al sector privado se han duplicado desde la pasada primavera mientras que, si estudiamos la financiación concedida en dólares, vemos que ha pasado de moverse entre 3.500 y 4.000 millones en 2022 y 2023 ha superar los 8.000 millones en 2024.
Los datos de actividad reflejaron, como era de esperar, una caída inicial en los niveles de actividad, coherente con el repliegue del sector público que planteó Milei. Sin embargo, los indicadores adelantados confirman que el grueso del ajuste se completó en el primer semestre. Esto sugiere que la calidad del ingente gasto público desarrollado por el peronismo era ínfima, puesto que si retirar tales desembolsos hubiese sido realmente problemático, la economía seguiría estando muy golpeada durante años. Ocurre, sin embargo, que el PIB ha vuelto a terreno positivo y, en el tercer trimestre del año, se expandirá más del 8%, más que en prácticamente ningún otro país. Además, de cara a 2025, el Fondo Monetario Internacional considera que el PIB se incrementará un 5%, si bien otros informes son incluso más optimistas y apuntan incluso a un avance del 6%.
Milei tiene poco margen de maniobra en todo lo que depende del poder legislativo. Ha logrado sacar adelante algunas reformas económicas como la Ley de Bases, pero la prueba de fuego serán las elecciones legislativas previstas para el próximo año, donde un avance significativo de su bloque político podría multiplicar la capacidad de actuación del gobierno. En cualquier caso, el gobierno ha sabido maniobrar con habilidad en aspectos como la desregulación, poniendo por ejemplo fin a las leyes de control de precios del alquiler y facilitando de esta forma un prometedor vuelco en el mercado inmobiliario, donde el incremento de la oferta de pisos en arriendo roza el 200% y los precios han bajado un 40% en términos reales. Las acciones en materia de desregulación están comandadas por Federico Sturzenegger, un ministro sencillamente brillante.
Todos estos cambios han tenido un efecto inmediato en la situación económica de los argentinos. Los sueldos le están ganando terreno a la inflación, de modo que el incremento nominal de las retribuciones se sitúa por encima del IPC, propiciando así una mejora del poder adquisitivo de los trabajadores. Este fenómeno empezó a darse a comienzos de verano y, ahora que Milei se acerca al final de sus primeros doce meses como presidente, las cifras son aún más prometedoras, puesto que los sueldos se están acelerando y los precios se están desinflando, de modo que la ganancia real es aún mayor. Así, aunque los salarios reales se devaluaron un 2% en 2022 y un 20% en 2023, ya han avanzado casi un 9% en los tres primeros trimestres de 2024.
Además de estos logros tangibles, Milei ha dado pasos fundamentales para consolidar la nueva era liberal en Argentina. Ha tomado medidas para acabar con la corrupción y con la politización de la justicia, los medios de comunicación o las universidades. Ha puesto en marcha políticas de liberalización y privatización que ya generan interés a nivel global. Ha plantado cara a la violencia sindical y neutralizado las huelgas salvajes con las que las centrales comunistas intentaron boicotear a millones de personas. Ha acabado con la propaganda que convertía los edificios de titularidad pública en espacios de promoción del peronismo. Ha exigido a los gobiernos provinciales que dejen de pedir dinero a las autoridades federales y manejen sus recursos de forma responsable. Ha defendido el pago de las deudas heredadas de gobiernos anteriores recalcando que Argentina cumplirá sus promesas aunque resulte costoso hacerlo. Ha levantado la voz ante los abusos de la extrema izquierda en otros países de la región como Venezuela. ¿Ha cometido errores? Seguramente, pero la hoja de servicios de su primer año en el poder solamente puede calificarse de brillante.