
Libre Mercado ha dedicado varias piezas a la dimensión económica del Gordo de Navidad y los grandes premios de lotería. De entrada, este diario ha puesto encima de la mesa seis supuestos en que ganar dicha paga acarrea consecuencias económicas negativas que quizá resultan menos evidentes a primera vista. Asimismo, este medio ha señalado el impacto de la inflación y la fiscalidad en el monto total del premio, que ha perdido más de un 50% de su valor real por estos dos motivos. Con todo, el español medio gasta casi 73 euros en lotería, lo que equivale a cuatro décimos por cabeza.
A nivel internacional, distintos informes han comprobado que muchos de los ganadores de este tipo de premios pierden todo el dinero conseguido en cuestión de unos pocos años, de modo que el efecto patrimonial sería negativo en términos netos y a medio plazo. Sin embargo, no hay tantos estudios disponibles sobre nuestro país.
Por esto, no faltan quienes se preguntan qué hacen los españoles con los premios de lotería y similares. Pues bien, la respuesta a esta pregunta acaba de ver la luz de la mano de un informe de Fedea elaborado por Julio López-Laborda, Jaime Vallés y Anabel Zárate. Dicho trabajo ha rastreado el uso que dan los afortunados con este tipo de premios, alcanzando respuestas interesantes.
El objetivo del trabajo era "analizar cómo ha afectado la obtención de premios procedentes del juego y la lotería en España al comportamiento de los ganadores y sus parejas, en un gran abanico de decisiones económicas y personales, relacionadas con la oferta de trabajo, el consumo, ahorro e inversión, la formación y mantenimiento de una familia o el lugar de residencia".
El trabajo utiliza los microdatos que integran el Panel de Hogares que publica el Ministerio de Hacienda, para el período 2016-2021. Se trata, por tanto, de una fuente estadística oficial y de una muestra representativa y extensa en términos temporales. Partiendo de esa base, la primera gran conclusión del informe es que, como cabía esperar, los premiados optan por trabajar menos tras percibir estos ingresos.
Así, "los resultados obtenidos en el margen intensivo (en la decisión de trabajar más o menos) muestran que las rentas del trabajo salarial y empresarial del sujeto premiado se ven reducidas, tras la obtención de un premio, en un 1,66% y 0,77%, respectivamente, por cada 100.000 euros de premio. Esta respuesta solo es significativa "si dicha renta constituye su principal fuente de renta, lo cual sugiere que el premio actúa como sustituto de la renta principal del sujeto premiado".
Además, esta relación de sustitución "es mayor cuanto menor es el tamaño del premio y se concentra en el caso de mujeres no casadas y sin hijos. En el caso de los asalariados, la respuesta también es significativa para las personas con ingresos bajos y de más edad. Por el contrario, en el caso de los autónomos, es significativa para la mitad con ingresos más elevados y entre los más jóvenes. En cambio, no parece que los premios hayan afectado significativamente a personas que obtenían rentas derivadas de las pensiones o de las prestaciones por desempleo".
"Las respuestas en el margen extensivo (en la decisión de trabajar o no) parecen evidenciar que los premios inducen a los asalariados a dejar de trabajar por cuenta ajena, si son mujeres, no tienen hijos, están más cerca de la edad de jubilación, tienen poca renta o el premio es pequeño. No obstante, hay ciertos perfiles de premiados (hombres, con hijos, cercanos a la edad de jubilación y con renta elevada) que deciden emprender", apuntan los investigadores.
Los autores del informe también han "comprobado también que el efecto total sobre la oferta laboral sería superior al que nosotros hemos estimado, puesto que también los cónyuges parecen reaccionar a la obtención del premio reduciendo su oferta laboral", según apunta el trabajo.
Por otra parte, "el dinero del premio, que en un principio se ingresa en un depósito bancario normalmente ya existente, se emplea en los años posteriores para invertir en activos inmobiliarios y financieros (en especial, en vivienda habitual y fondos de inversión) y, en algunos casos, para cancelar deudas". La inversión en activos financieros "es bastante inmediata y, excepto para los fondos de inversión, se agota los primeros años; mientras que la inversión en inmuebles requiere su tiempo y sigue presente cuatro años después del premio. La excepción es la vivienda habitual, que parece una inversión más urgente y se agota en los primeros años". Finalmente, "el premio parece animar a los sujetos a contraer matrimonio, pero no a poner fin al mismo, tener hijos o cambiar de municipio de residencia".
En definitiva, los investigadores de Fedea encuentran que "la evidencia para España sugiere que los premios obtenidos en el juego y la lotería se emplean para algo más que "tapar agujeros" (es decir, pagar deudas, en muchos casos vinculadas a la compra de la vivienda habitual de la familia), que es lo que contestan los premiados cuando se les pregunta sobre qué destino van a dar al premio que han obtenido".