
Entre las voces que en las últimas semanas están avisando de las consecuencias del cierre nuclear en España está creciendo la de los ingenieros: colegios de varios comunidades autónomas están posicionándose en contra de una decisión que, avisan, lastrará las posibilidades de crecimiento del país y acabará con la industria que hay alrededor.
El último en hablar fue, el pasado viernes, el presidente del Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Madrid. En un acto con la directora de la Asociación Nuclear Mundial, Sama Bilbao, Fabián Torres aprovechó para recordar que su asociación trabaja para que España "recupere un 20 por ciento de PIB industrial" y el papel que la energía, con un coste "razonable y competitivo", juega ahí. En su discurso, destacó que nuestro país necesita una fuente de energía "estable, segura y predecible" ante unas renovables que "siguen siendo intermitentes" y destacó que mantener la energía nuclear "reduce nuestra vulnerabilidad y nos ayuda a garantizar autonomía estratégica".
Torres demandó "un debate energético basado en ciencia, tecnología e ingeniería": "No estamos ante una cuestión ideológica, sino ante una decisión estratégica de país basada en el conocimiento. La transición energética debe ser ordenada, viable y sin poner en riesgo el suministro eléctrico". El año pasado, el Colegio de Ingenieros Industriales de Madrid, región para la que es clave la energía nuclear con un 40 por ciento del peso total, ya emitió un comunicado "a favor de ampliar la vida del parque nuclear español": "Aunque las renovables cubrieron más del 50% de la demanda eléctrica en 2023, la velocidad de su despliegue y la falta de soluciones de almacenamiento efectivas plantean riesgos significativos para la estabilidad del suministro. Las centrales nucleares, que actualmente proporcionan el 20% de la electricidad consumida anualmente en España, aproximadamente 55.000 GWh, desempeñan un papel crítico en la estabilidad del sistema eléctrico nacional".
Similares planteamientos sostienen los ingenieros catalanes, otra región en que está aumentando significativamente la preocupación por el apagón nuclear como mostró hace sólo unos días la abstención de Junts y ERC ante una proposición no de ley del PP a favor de que se alargue la vida de las centrales. En un comunicado adelantado por La Vanguardia, la Asociación y Colegio de Ingenieros Industriales de Cataluña recordó el peso de las nucleares en el mix catalán, de cerca de un 60 por ciento, y la pobre aportación de eólica y fotovoltaica, de un 7 por ciento. "Cataluña se enfrenta a una reducción significativa de su capacidad de generación eléctrica", avisaban abogando por una revisión del calendario para "adecuarlo a la realidad de un desafortunado retraso en la consecución de los objetivos" renovables y de almacenamiento consignados en el PNIEC. "No se puede desmontar el sistema eléctrico actual sin que el resto de nuevos componentes necesarios del sistema no emisor de CO2 estén operativos", señalaban.
Mientras, también el Colegio de Ingenieros Industriales de Extremadura ha apoyado a las muchas voces que se han alzado en la región contra el cierre del reactor I de Almaraz, previsto para octubre de 2027. "Todas las fuentes de energía basadas en fenómenos naturales, como el sol, el viento o las mareas, dependen de la disponibilidad del recurso natural que las genera, el cual es inherentemente variable y difícil de predecir. Este carácter fluctuante de la generación renovable da lugar a periodos en los que las condiciones climáticas favorecen una generación muy elevada, mientras que en otros momentos esta puede ser prácticamente nula. Por tanto, siempre será imprescindible contar con fuentes de generación de respaldo que garanticen un suministro estable y continuo de energía", sostuvo hace unas semanas la decana, Patricia da Costa Félix.
"El cierre de Almaraz plantea un serio riesgo para la seguridad del suministro eléctrico", señaló el colegio poniendo como ejemplo "lo ocurrido el 11 de diciembre, cuando durante dos días consecutivos la generación renovable fue prácticamente nula, y la parada de recarga en uno de los reactores de la central de Ascó obligó a Red Eléctrica a solicitar a grandes consumidores que detuvieran sus procesos productivos para evitar el colapso del sistema".
El colegio también pidió la continuidad de Almaraz "para proteger el empleo y el desarrollo económico de Extremadura" y pidió una transición energética "sostenible y realista, integrando la energía nuclear como parte del mix energético nacional mientras se desarrollan alternativas que garanticen estabilidad y eficiencia".
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