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La población rumana en España se hunde un 30%: las claves del éxodo

La población rumana residente en España se ha reducido con fuerza, conforme miles de estos inmigrantes optan por regresar a su país.

La población rumana residente en España se ha reducido con fuerza, conforme miles de estos inmigrantes optan por regresar a su país.
Bandera de Rumania, Rumania Bucarest Bucuresti | Alamy

En 2012, la población extranjera de origen rumano representaba el 16% del total de residentes foráneos registrados en España, según el Instituto Nacional de Estadística. Diez años después, el porcentaje se redujo a aproximadamente el 11%, lo que supone una disminución de más del 30% en su peso relativo dentro de la población extranjera de nuestro país.

En términos absolutos, la cifra total de ciudadanos rumanos residentes en España era de apenas 2.258 en el año 1998, pero se había incrementado a 731.806 en 2008. El ritmo de incremento se fue moderando tras el estallido de la Gran Recesión, si bien la cifra total aumentó hasta 2012, cuando se alcanzó el "pico" histórico, con 897.203 rumanos afincados en nuestro país.

Desde entonces, la tendencia migratoria se ha invertido y la cifra de rumanos que viven en España se ha reducido de forma progresiva: 870.258 en 2013, 797.054 en 2014, 752.268 en 2015, 717.462 en 2016, 687.733 en 2017, 676.005 en 2018, 671.985 en 2019, 667.378 en 2020, 644.473 en 2021 y 627.478 en 2022, último año con datos finales disponibles. Los datos acreditan, además, que el país de origen de estos ciudadanos es asimismo el principal destino de estas salidas, de modo que la mayoría de los traslados son, en esencia, un retorno.

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De 2012 a 2022, el ritmo medio de salidas netas fue de 26.972 rumanos menos cada año. Los datos para 2023 y 2024 aún no son definitivos pero, en base al adelanto de los datos del censo anual del INE, la cifra de rumanos residentes en España fue de 629.755 personas en 2023 y de 620.463 en 2024. Esto significa que, si bien el ritmo de descenso se ha aminorado, el último bienio ha estado marcado por una reducción adicional equivalente a la salida de 7.000 personas de origen rumano. Por otro lado, la evolución de 2012 a 2024 supone un descenso del 30%.

Una brecha económica que se reduce con fuerza

Entre 2013, cuando empezó a producirse el éxodo, el PIB per cápita de Rumanía alcanzaba apenas el 54% del promedio europeo, alcanzando España un ratio del 90%. Sin embargo, este mismo indicador ha mejorado de forma progresiva en Rumanía, alcanzando un 78% en la última medición disponible, correspondiente a 2023. En cambio, los datos de España comunicados por Eurostat reflejan un claro estancamiento durante la década pasada, puesto que nuestro PIB per cápita apenas ha mejorado en un punto porcentual desde 2013, llegando en 2023 al 91%. Si atendemos al consumo anual individual per cápita, Rumanía mejora del 55% al 86% entre 2013 y 2023, mientras que España solamente eleva su resultado del 88% al 91%.

Así, las condiciones económicas que en su día hicieron de España un destino atractivo para la comunidad rumana han ido perdiendo fuerza. El rápido crecimiento de Rumanía, unido al estancamiento relativo de la economía española, ha reducido el diferencial de bienestar entre ambos países, modificando los incentivos que impulsaron la migración. Como resultado, muchos de los rumanos que llegaron en busca de oportunidades han optado por regresar a su país de origen, consolidando una tendencia de retorno que se refleja en las cifras de la última década.

En los últimos 30 años, el resultado cosechado por Rumanía en el Índice de Libertad Económica ha crecido de 42,9 a 64,4 puntos, mientras que el de España ha pasado de 62,8 a 63,3 puntos. Así, el ritmo anual de mejora observado en este indicador ha sido de apenas 0,02 puntos porcentuales en España, frente a 0,72 en el caso de Rumanía. Semejante transformación ha propiciado una reducción de la tasa de paro hasta el 5,5%, un 50% menos que los niveles que registra España según los datos oficiales, que de hecho están sujetos al "maquillaje estadístico" propiciado por la contrarreforma laboral de Yolanda Díaz.

En definitiva, la evolución económica de Rumanía y el estancamiento de España han modificado de manera sustancial los flujos migratorios entre ambos países. Lo que en su día fue un éxodo masivo en busca de mejores oportunidades se ha transformado en un retorno progresivo, impulsado por el cierre de la brecha de bienestar y competitividad.

Este fenómeno no solo refleja el éxito de Rumanía en su proceso de convergencia con Europa, sino también las debilidades estructurales que han limitado el crecimiento en el caso de España. De mantenerse esta tendencia, el perfil migratorio entre España y Rumanía podría seguir alterándose, dejando atrás la imagen de España como destino privilegiado para la comunidad rumana y consolidando el regreso de estos ciudadanos a su país de origen como una opción cada vez más atractiva.

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