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¿Es preocupante lo que está pasando en Wall Street?

En el último mes (mediados de febrero-mediados de marzo) el desplome del S&P ronda el 8%. Y eso es mucho, incluso para un mercado tan volátil.

En el último mes (mediados de febrero-mediados de marzo) el desplome del S&P ronda el 8%. Y eso es mucho, incluso para un mercado tan volátil.
Imagen de archivo de varios agentes de bolsa en Nueva York. | LD/Agencias

De vez en cuando, la bolsa toma al asalto los titulares. Tiene que ver con la magnitud de las subidas y bajadas en los mercados, pero no sólo con eso. Hay mucho de narrativa (de eso que ahora llaman "relato") para explicar por qué en algunos momentos los medios tradicionales se obsesionan con lo que le ocurre a la renta variable.

Estas semanas, estamos ante uno de esos momentos. Durante los últimos días, la bolsa americana ha sufrido unos cuantos vaivenes. Más bien hacia abajo que hacia arriba, aunque ha habido de todo. En el último mes (mediados de febrero-mediados de marzo) el desplome del S&P ronda el 8%. Y sí, sabemos que es un mercado muy volátil, pero incluso así, un -8% en cuatro semanas es bastante. No es que sea un récord, pero tampoco es algo "normal" (signifique esto lo que signifique en los mercados financieros). Y algunos valores, como Tesla, al que todo el mundo mira, lo han hecho mucho peor, con una caída cercana al 30% en ese mismo período.

Dicho esto, ¿debemos preocuparnos? La respuesta corta es no. La respuesta larga es que necesitamos tres preguntas más para llegar a una conclusión (que tampoco aclarará mucho, ya lo avisamos).

1 - ¿Es la prueba de que Donald Trump lo está haciendo todo mal? No

Los antitrumpistas están gozando en las últimas semanas. Porque parecería que el desplome en los mercados financieros es un indicador de que el presidente de EEUU ha perdido su toque en la parte económico, que se supone que es su fuerte y lo que mejor funcionó durante su primer mandato.

Pero no es cierto. Para empezar porque las valoraciones bursátiles son un pésimo indicador de cómo marcha la economía a corto y medio plazo.

Sí, es verdad que el precio que se paga por una empresa tiene relación a largo plazo con su capacidad de generación de beneficios. Por eso Apple, Google o Facebook están entre las empresas con una capitalización bursátil más elevada del planeta: porque generan mucha caja, consiguen enormes márgenes, tienen una posición dominante en su sector, etc. Y sí, más o menos esto lo podemos ir viendo con el resto del mercado: si los inversores anticipan beneficios, el precio de tu acción sube; si prevén perdidas, cae.

En este sentido, es cierto que podríamos pensar en las correcciones de los últimos días como una señal de que los participantes en el mercado creen que habrá menos beneficios por culpa de la recesión que Trump va a provocar con su guerra comercial.

El problema es que este planteamiento se olvida de otra realidad: los dos primeros meses tras las elecciones fueron muy buenos para la Bolsa americana. De hecho, si comparamos la cotización del S&P 500 con la que había hace seis meses, el índice estaría más o menos plano. Y no sólo hablamos del conjunto del mercado, sino de alguno de los valores que han acaparado más atención: Tesla, por ejemplo, ha perdido el 33% en un mes; pero si miramos un período de seis meses, el neto es un +10%. Ni tan mal.

Por lo tanto, hasta ahora, el suma-resta de Trump en la Casa Blanca, en lo que tiene que ver con el mercado, es combate nulo. Tendremos que esperar algo más para saber hacia dónde se decanta.

2 - ¿Es Trump un genio que está provocando esta caída para luego lograr una recuperación más vigorosa? Tampoco.

Si los anti-trumpistas lo están gozando, los más proclives al presidente norteamericano contraatacan diciendo que es lógico que el mercado caiga e incluso que haya una recesión. Y aquí tienen un punto a su favor: si te crees que Trump (y su secretario del Tesoro, Scott Bessent) quieren darle la vuelta como un calcetín a la economía norteamericana, entonces tienes que asumir que va a haber una recesión (o enfriamiento de la actividad al menos).

No puedes cambiar de modelo productivo sin recesión. Miren a Milei. O a Reagan o Thatcher en los años 80. El primer año de mandato de los grandes reformadores siempre vio caídas del PIB. Es lógico, estás forzando a que algunas cosas se dejen de hacer y eso va a tener un impacto en muchas variables. Por ejemplo, el consumo de los miles de empleados del Gobierno que Trump, supuestamente, está despidiendo. Pues claro que eso tiene un coste en términos de actividad.

Por supuesto, la clave no es ésta, sino si llegará la recuperación posterior. Y aquí no hay tampoco nada que nos indique que eso ocurrirá. Por ahora lo que hay es una previsión mediocre para la economía norteamericana en los próximos dos trimestres y un anuncio de aranceles que, si siguen la línea anunciada hasta ahora, pueden generar una guerra comercial que dañará el crecimiento y disparará la inflación. Ni más, ni menos.

Y un apunte importante para los que creen que esta caída del mercado anticipa problemas gordos para la economía norteamericana: en realidad, deberíamos leerlo al contrario. La Gran Depresión de los años 30 nos ha dejado la idea de que una caída de la Bolsa puede provocar una recesión. Pero la causalidad suele ir en sentido contrario: primero llega el enfriamiento de la economía (o las previsiones de enfriamiento), caen las expectativas de beneficios y eso arrastra la Bolsa. Es verdad que los indicadores de renta variable son muchas veces los primeros en dar la señal de alarma, pero tengamos claro que no es "la Bolsa cae y por eso cae la economía"; es más bien "la economía está débil y eso se ve en los índices".

3 - Pero, ¿ha bajado el mercado? No demasiado.

Los que hayan sufrido las caídas de la última semana se preguntarán si estamos bromeando. Imaginen lo que pensará el que compró Tesla a principios de febrero.

Pero volvemos a lo que decíamos antes respecto a una perspectiva temporal más amplia: si miramos a seis meses o incluso un año, el mercado americano está en positivo. En realidad, demasiado en positivo para muchos. A finales de 2024, ya había muchos analistas que advertían de este hecho. No hablamos sólo de periodistas: es bien sabido que Warren Buffett, el inversor más exitoso de todos los tiempos, lleva meses vendiendo y acumulando liquidez porque cree que las bolsas están demasiado caras. Y es cierto: en términos de PER (ratio que compara el precio de la acción con los beneficios) o de rentabilidad por dividendos, el S&P pocas veces estuvo tan caro. Hay gráficos que tienen pinta burbujística.

En este sentido, lo ocurrido en las últimas semanas podría interpretarse como un ajuste de expectativas ante un entorno de menos crecimiento. O simplemente como la lógica corrección ante unas valoraciones disparatadas. De hecho, como decíamos anteriormente, la Bolsa no está mucho más cara ahora que en octubre-noviembre. Y ya entonces muchos analistas advertían de sobrevaloración. Es verdad que luego siguió subiendo (vimos precios en enero que eran muy difíciles de sostener), pero eso, si acaso, reforzaba la idea de una necesaria caída.

A partir de aquí, ¿qué pasará en los próximos meses? ¿Seguirá cayendo el mercado hasta corregir los excesos acumulados o rebotará porque los inversores anticiparán incremento de beneficios gracias a las medidas de la Administración Trump? No lo sabemos.

Para los pesimistas (osos), la cosa está clara: los actuales precios no pueden sostenerse. Cuando uno está muy por encima de la media histórica, aparece un fenómeno llamado "reversión a la media" que te devuelve los pies al suelo.

Para los optimistas (toros), hay dos argumentos de peso con los que decir eso tan peligroso de "esta vez es diferente". El primero es que no todo el mercado está caro, sino que el precio elevado del índice en buena parte deriva de unos pocos valores (las famosas siete magníficas). Cierto. La empresa media de la bolsa americana no ha tenido valoraciones tan exigentes como parece viendo la estadística. Y sí, eso deja una puerta abierta a la esperanza de que las valoraciones actuales tengan una justificación: si todo está a PER 100, es que estamos ante una burbuja. Pero una empresa (¿o siete?) en solitario sí podría ir subiendo beneficios y justificar un precio a primera vista muy elevado.

El segundo argumento nos cuesta más verlo. Es el que dice que la IA supone un cambio de paradigma y que disparará los beneficios y la productividad. Y nos cuesta más porque es lo que se dijo durante el mercado alcista de las .com a finales de los 90 o de otros mercados muy alcistas que terminaron rozando la burbuja. No es que no creamos en la tecnología, es que de la innovación a la cuenta de resultados hay un trecho. ¿Cambiará la IA nuestras vidas? Sí, seguro. ¿Eso hará que todas las empresas que están ahora en primera línea se forren? No tan claro.

Como vemos, muchos argumentos para los que quieran apostar por una y otra postura. Por ahora, sólo sabemos lo obvio: el mercado ha caído; no tanto como parece viendo sólo las cotizaciones de las últimas semanas; sigue estando caro en media histórica. A partir de ahí, que cada uno apueste. Nosotros, ante la duda, nos alineamos con Buffett (que está en modo bajista): el viejo Warren lleva más de setenta años acertando, no creemos que vaya a fallar ahora.

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