Hemos normalizado lo que para mí es inadmisible: ver cómo el presidente del gobierno de España miente de forma sistemática desde la tribuna de oradores del Congreso de los Diputados. Me van ustedes a disculpar esta ingenua candidez, pero me sigue resultando del todo extravagante.
Ahora bien, si nos ha mentido en todo, no nos va a decir la verdad con el tema del apagón. Nos miente con su mujer, con su hermano, con las saunas y Muface, con Ábalos, con Koldo, con Delcy, con la amnistía, con los pactos bilduetarras, con el COVID, con los estados de alarma, con el fiscal general del estado… ¿cómo no nos va a mentir también con la energía nuclear?
Declaró Sánchez esta semana que la energía nuclear no había ayudado en nada durante el apagón porque las centrales nucleares se habían "desconectado". Claro presidente, como todas, por eso hubo un apagón. Acto seguido dio las gracias a Marruecos y Francia por habernos ayudado a levantar de nuevo nuestro sistema eléctrico. Gracias a las que me uno, por supuesto, pero ¿cómo producen la electricidad esos países vecinos, presidente? Marruecos un 70% con carbón, Francia un 65% con nuclear.
Es decir, las que nos ayudaron fueron dos tecnologías que, o bien Sánchez ha eliminado de nuestro mix eléctrico (carbón) o bien la quiere eliminar (nuclear). Resulta asombroso ver cómo la política energética sanchista hace aguas por todos los costados mientras el propio presidente agradece públicamente a las tecnologías que lleva acosando desde el primer día de su legislatura. Sin asomo alguno del más mínimo rubor.
Mención aparte merecen sus declaraciones de la inexistencia de uranio en España. Dice su señoría que "el uranio lo tenemos que importar", como si los paneles solares y los materiales necesarios para su fabricación salieran de algún pueblo de Albacete. También lo importamos, presidente, también lo importamos. Y fundamentalmente de China. En cambio, las mayores reservas de uranio en el mundo están en Australia. Y las terceras en Canadá. Sin duda socios más confiables para nuestro futuro energético.
La inoperancia de este gobierno en materia energética es insufrible. La insondable carga ideológica, dogmática y sectaria de este ejecutivo nos está arrastrando de manera irreparable hacia un suicidio energético de consecuencias gravísimas. La recesión económica en Alemania debería hacernos reflexionar sobre el futuro inmediato que nos espera. Seguimos su mismo camino, cometiendo sus mismos errores. Tenemos un gobierno que nos miente y que nos miente siempre. En todo momento, en todo lugar y sobre todo tema. No hay más.