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Sobre la ONU (III)

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Los siguientes párrafos concluyen una trilogía de artículos sobre la ONU. Consulten el primero, relativo a la burocracia, la corrupción y el funcionamiento interno de Naciones Unidas, haciendo click aquí. Lean el segundo, centrado en los compromisos más polémicos del Gobierno de Rodríguez Zapatero con la ONU, haciendo click aquí.

En este tercer artículo se analiza la visión económica que promueve la ONU a través de sus entes propios y organizaciones asociadas. Veremos el pensamiento económico de Naciones Unidas a partir de entidades hermanas como el FMI, el Banco Mundial o agencias propias como la CEPAL, la UNESCO, la FAO y UNICEF.

El Fondo Monetario Internacional y la ONU

Desde el punto de vista liberal es difícil defender la visión económica que propone la ONU desde hace décadas. En primer lugar, debemos considerar el papel del Fondo Monetario Internacional, un organismo creado durante una conferencia financiera de Naciones Unidas allá por 1944. Así pues, cada vez que se lanza una crítica contra el FMI, es evidente que la ONU tiene que asumir su papel en la creación de dicha burocracia.

Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, con el patrón oro-dólar de Bretton Woods en vigencia, el FMI tenía cierta razón de ser. Sin embargo, lo cierto es que esta institución carece de mucho sentido desde que aquel sistema fue abolido a comienzos de los años 70. Eso sí, como buena burocracia, el Fondo ha evitado el desenlace más coherente (el cierre) y se ha reconvertido una y otra vez hasta configurarse finalmente como un “prestamista público de última instancia” ante gobiernos que atraviesan dificultades.

De esta forma, el FMI se ha convertido en un chivo expiatorio muy conveniente para gobernantes incapaces. Antes en Latinoamérica y ahora en Europa nos encontramos con dirigentes políticos que primero llevan a sus países a la ruina… y luego echan la culpa al Fondo para ganarse el aplauso del electorado. Sin embargo, este comportamiento no excusa las reiteradas posiciones intervencionistas del FMI, un organismo que podrá defender postulados liberales en ocasiones, pero que también ha promovido subidas impositivas, aumentos del gasto público, controles de capital, etc.

En cierto modo, es lógico que el FMI sea incapaz de solucionar las crisis económicas que tanto protagonismo le han dado. Pensemos en Grecia: tras treinta años acumulando déficit presupuestario tras déficit presupuestario, el mercado dejó claro hace tiempo que las cuentas del país heleno estaban tan desencajadas que no tenía sentido seguir financiando la deuda pública del país si no se producían grandes reformas. Aquí aparece el FMI, dispuesto a anular el proceso del mercado y a “rescatar” a Grecia. Un año después hemos comprobado que este proceso contrario al funcionamiento del mercado no nos lleva a ninguna parte: igual que los rescates bancarios no han solventado la crisis económica, el dinero entregado al gobierno de Atenas no ha evitado el colapso definitivo del país griego. De esta forma, el FMI promueve una cultura de la irresponsabilidad, introduciendo un “riesgo moral” considerable en la política económica internacional y posponiendo los ajustes y reformas que son necesarios.

Conviene subrayar, además, que esta institución nacida al calor de la ONU no ha parado de recibir más y más dinero de los contribuyentes de medio mundo. En 1998, las contribuciones aumentaron un 45%; en 2006 crecieron casi un 2% y en 2008 subieron más de un 11%. Además, un año después, los líderes del G-20 decidieron añadir $250,000 millones de dólares a la capacidad de préstamo del Fondo. Y por supuesto, cada moneda que un gobierno inyecta en el FMI es una moneda menos en el bolsillo de los contribuyentes…

Los defensores de esta institución hermana de Naciones Unidas explican que el FMI tiene un compromiso con el “desarrollo económico”, pero difícilmente podemos hacerles caso si tenemos en cuenta que, entre 1965 y 1995, 48 de las 89 naciones que recibieron dinero del Fondo no habían mejorado su situación.  Al final del día, el crédito barato puede aliviar a corto plazo la mala situación de un país, pero difícilmente puede evitar el colapso definitivo que se produce en toda economía cerrada a las reformas, la apertura y la libertad.

El Banco Mundial

Al igual que el FMI, el Banco Mundial es una burocracia asociada a Naciones Unidas desde los años 40. Esta institución hermana canaliza miles de millones de euros en programas de “ayuda al desarrollo” que difícilmente consiguen sacar de la pobreza a los países menos desarrollados.

Pensemos en una de las naciones más pobres del mundo: Haití. El Banco Mundial trabajó en dicho país desde 1986 hasta 2002, año en que se publicó un informe interno que reconoció los “resultados ampliamente insatisfactorios” de las iniciativas puestas en marcha. No estamos ante un caso aislado. La historia del Banco Mundial se repite una y otra vez, hasta el punto de que sus informes desvelan que al menos el 60% de sus actuaciones fracasan. Peor aún, aunque el Banco Mundial introdujo métodos condicionales para mantener sus programas, los resultados de las últimas décadas han sido tan flojos que un informe interno anunció en 1997 que “la ayuda al desarrollo no tiene ningún efecto sistemático”. De forma similar, una publicación de 2002 reveló que “es común que muchos gobiernos reciban ayuda pero no implementen reformas”.

El Banco Mundial tampoco ha sabido crear una cultura responsable con los gobiernos del Tercer Mundo. Desde finales de los años 70, las sucesivas condonaciones de deuda no han servido para casi nada, ya que el endeudamiento de muchos países afectados no ha parado de reproducirse una y otra vez.

No es ninguna sorpresa, en cualquier caso, que los liberales nos opongamos a esta forma de concebir el desarrollo. Un buen ejemplo lo tenemos en el brillante libertario estadounidense Ron Paul. Sin embargo, uno de los críticos más agudos de esta institución hermana de la ONU es el economista William Easterly, que fue despedido del Banco Mundial por escribir un duro artículo sobre su deficiente funcionamiento. Dicho texto afirmaba que “es evidente que el billón de dólares dedicado a la ayuda al desarrollo desde los años 60 ha fracasado a la hora de alcanzar los resultados deseados”. Preguntado sobre qué hubiese hecho si se encontrase a la cabeza de la institución, Easterly fue claro: “me despediría a mí mismo, y a todos los demás”.

Desde entonces, este economista no ha dudado en explicar por qué el capitalismo global ayuda a terminar con la pobreza y por qué la “ayuda al desarrollo” entorpece este proceso. En su libro “La carga del hombre blanco”, Easterly señala que salvar al mundo “de golpe” es un pensamiento paternalista digno de planificadores e ingenieros sociales, y subraya que este tipo de actuaciones aumenta la corrupción y perpetúa regímenes anti-democráticos. Para Easterly, los entusiastas de la “ayuda al desarrollo” son planificadores e ingenieros sociales que poco o nada pueden hacer en la lucha contra la pobreza.

América Latina y la CEPAL

Lejos de permitir que FMI o Banco Mundial administren la asesoría socioeconómica para los gobiernos del mundo, la ONU decidió crear más organismos dedicados a la misma cuestión. Así nacieron las Comisiones Económicas regionales, que echaron raíces en diferentes partes del mundo. De entre todas ellas, la más influyente en el discurso y la práctica política ha sido la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

Sin duda, la CEPAL ha contribuido en gran parte al desprestigio del capitalismo de libre mercado entre la clase política latinoamericana. Los trabajos del economista argentino Raúl Prebisch y su equipo consolidaron un pensamiento “tercermundista”, basado en un juego de suma cero según el cual los países ricos son prósperos en la medida en que evitan la incorporación a la economía mundial de las naciones menos favorecidas. Curiosa interpretación la del argentino Prebisch, sobre todo si tenemos en cuenta que su país (Argentina) entró en el S. XX como quinta economía del Planeta y fue perdiendo fuelle no por la “maldad” de los países ricos ni por las “injusticias” del comercio internacional, sino por los continuos errores de sus gobernantes, tan amigos del estatismo y el intervencionismo.

Poco a poco, la CEPAL se convirtió en una central de pensamiento dedicada a promover más y más la planificación económica. En primer lugar, su política de la “sustitución de importaciones” como vía de industrialización alentó el proteccionismo y el cierre progresivo de los mercados regionales al comercio mundial. En segundo lugar, como fortalecimiento a la tesis anterior, la CEPAL promovió una importante participación del Estado en la economía, favoreciendo que los gobiernos se convirtiesen en un agente más del mercado, vía subsidios, creación de empresas públicas, etc. Un ejemplo del legado intervencionista de la CEPAL lo tenemos en la Junta Militar que ocupó el poder en el Ecuador de los años 70. En aquellos años, con el objetivo de “corregir las fuerzas inequitativas del libre comercio y del mercado”, el país andino vivió un crecimiento continuado del Estado frente al sector privado. Así, entre 1971 y 1990 se crearon 61 entes estatales.

No es de extrañar que conforme los años fueron avanzando, la CEPAL fue abandonando parte de estos postulados. Sin embargo, la influencia de esta agencia de la ONU se ha mantenido con el paso del tiempo. Por ejemplo, en 2009 conocimos que el gobierno venezolano comenzó a decidir qué sectores debían desarrollarse para posteriormente meter al Estado en la industria de turno. El argumento de la Secretaría de Planificación y Desarrollo, el ente público que canaliza estas operaciones, fue idéntico a los de la CEPAL: su máximo responsable René Ramírez habló de “hacer una sustitución selectiva de importaciones”. Ni Prebisch lo hubiera dicho mejor.

La ONU y la situación de la pobreza en el mundo

Uno de los principales errores del pensamiento económico de la ONU es pensar que la pobreza se soluciona a base de subvenciones a los países menos desarrollados. Este proceso, que ya hemos mencionado de forma tangencial en los párrafos dedicados al Banco Mundial, podría resumirse de la siguiente forma: gobiernos de países ricos toman dinero de sus clases medias y lo entregan a dictadores o gobernantes incompetentes del Tercer Mundo. No es de extrañar que gran parte de la “ayuda al desarrollo” se pierda en corrupciones, despilfarros y fallos de gestión.

Por suerte, en los últimos tiempos, la (lenta y difícil) globalización del capitalismo está permitiendo que muchos países dejen atrás el subdesarrollo y participen poco a poco en la economía mundial. Los estudios de Xavier Sala i Martín dedicados a esta cuestión han demostrado que, incluso si tomamos los informes de la ONU como base para nuestro análisis, encontramos que la pobreza se ha reducido sistemáticamente desde hace varias décadas. De hecho, solamente entre 2005 y 2010, el número total de personas pobres se redujo en 500 millones de personas, algo que los economistas Laurence Chandy y Geoffrey Gertz calificaron como “una reducción de la miseria sin parangón en la historia”. Y todo pese a la Gran Recesión que atraviesan Estados Unidos y la Unión Europea.

Sin embargo, en la ONU no parecen haberse enterado. Aunque sus “Objetivos del Milenio” querían reducir la pobreza mundial a la mitad entre 1990 y 2015, los últimos estudios confirman que dicha meta se cumplió en 2008. De hecho, las proyecciones indican que, al final del periodo anunciado por la ONU, la pobreza ya estará dos veces por debajo de su situación actual (se calcula que la tasa baje del 20,8 al 10 por ciento entre 2008 y 2015).

Este avance se está produciendo gracias al auge del capitalismo global en ciertos países latinoamericanos y asiáticos, pero también África tiene mucho que decir en esta cuestión: sus exportaciones crecen a casi un 30% de media anual, su sector turístico no para de multiplicar sus resultados, la inversión privada en sus economías ha pasado de 5,000 a 35,000 millones de dólares desde 2002… Así las cosas, no es de extrañar que haya grandes esperanzas para el continente más afectado por la miseria. De hecho, según estimaciones del semanario británico The Economist, siete de los diez países que más crecerán en el próximo lustro son naciones africanas. Se trata de Etiopía, Mozambique, Tanzania, Congo, Ghana, Zambia y Nigeria.

Pese a todo lo anterior, la ONU sigue poniendo palos en las ruedas del desarrollo socioeconómico con numerosos experimentos fallidos en el campo de la “ayuda al desarrollo”. Su programa de comida, por ejemplo, ha destrozado las industrias locales de numerosos países. En palabras del prestigioso economista James Shikwati, natural de Kenia, “estas iniciativas aumentan la corrupción. Los políticos locales usan la comida recibida como soborno para obtener votos o como mercancía para enriquecerse en el mercado negro”. Según Shikwati, “no podemos olvidar que la gente que trabaja en esta agencia de la ONU estaría desempleada si cumpliese el objetivo de acabar con el hambre”.

Tampoco podemos decir que la FAO (la Organización para la Alimentación y la Agricultura de la ONU) tenga buena prensa. Sus fracasos han sido tan continuados que la propia ONU llegó a crear dos nuevas agencias dedicadas a un ámbito de actuación casi idéntico (se trataba del Fondo Internacional de Desarrollo de la Agricultura, que sigue en pie, y del Consejo Mundial de Alimentación, que acabó siendo integrado dentro de la FAO). La falta de transparencia y la corrupción de esta rama de Naciones Unidas ha sido una constante histórica: ya en los años 80, el gobierno danés se quejaba de la opacidad y la ineficacia de esta burocracia.

La situación de la FAO llegó a un punto crítico en 2007, cuando se publicó una auditoría interna encargada a un comité independiente. El resultado: un documento de 400 páginas que denunciaba “la falta de adaptabilidad”, “los elevados costes de personal” o los “fallos de gestión” en dicho ente de Naciones Unidas. Hasta los empleados de la agencia criticaron la “politización” de los nombramientos en la FAO. ¿La solución? Gastar 15 millones de euros en 2009 para “perfeccionar los procedimientos internos de la organización”.

También es importante subrayar que la ONU, a través del ente conocido como el Fondo de Población, se ha alineado en numerosas ocasiones con las tesis de quienes apoyan algún tipo de “límite” al crecimiento de la población mundial. Así, la agencia especializada en esta materia (UNFPA) está acusada de apoyar la política del hijo único de la dictadura china, así como diversos programas  gubernamentales que buscaban reducir la pobreza a base de esterilizaciones y abortos.

Algo similar ocurre con UNICEF, agencia que también se enfrenta a este tipo de acusaciones. Según el Vaticano, diferentes informaciones apuntan al uso de fondos de esta organización de la ONU para el financiamiento de esterilizaciones o abortos. De hecho, un documento oficial publicado por este departamento de Naciones Unidas en 1987 defiende abiertamente su apoyo económico a los “servicios abortivos de calidad”.

Evidentemente, la lógica que sigue la ONU es sencilla: si no nacen más pobres, la pobreza se reducirá. Sin embargo, ¿cómo se explica entonces que la población mundial haya alcanzado los 7,000 millones de habitantes mientras se reduce la miseria a nivel global de forma sostenida?

Federico Mayor Zaragoza: un anti-capitalista en la UNESCO

Federico Mayor Zaragoza, ex Ministro de Educación y Ciencia de la UCD, ha saltado a la actualidad por las generosas subvenciones de dinero público que recibe y por el curioso organigrama directivo de su Fundación “Cultura de Paz”, ente que dirige el propio Federico con su hija como Vicepresidenta y su esposa, hijos y nietos como patronos. Eso sí, al margen de lo anterior, si Mayor Zaragoza es conocido por algo es por su trabajo como Director General Adjunto de la UNESCO, un cargo que desempeñó entre 1987 y 1999.

¿Quieren saber qué tipo de ideología propone este caballero, antaño responsable de una de las agencias más importantes del vasto organigrama de Naciones Unidas? Aquí van algunas frases ilustrativas: “el mercado ha sustituido la justicia social, la igualdad. Es un disparate, un disparate llamado globalización. Ha sido un error muy grande. Pero podemos ser millones los que digamos no queremos más mercado, y si no, dejaremos de consumir. Ya hay muchas personas que preconizan la vuelta al trueque y a los vales. ¿Por qué? Porque hay que acabar con que el mercado sea el que nos manda”.

Dejando atrás los disparates de Mayor Zaragoza, conviene subrayar algunos aspectos sobre la UNESCO:

- En 1948, el presidente de la UNESCO (el socialista Julian Huxley) defendió que la agencia debería impulsar la eugenesia.
- En los años 70, la organización cuestiona la propiedad privada de obras de arte o monumentos, y llama a “sustituir la vieja cultura occidental de derechos individuales” para defender en su lugar los derechos “colectivos”.
- En los años 80 cuestionó el rol del sector privado en los medios de comunicación, y llamó a crear instrumentos globales de control de los contenidos audiovisuales.
- A finales de los 90, diferentes documentos filtrados a la prensa mostraron que la corrupción en esta agencia era generalizada, con incontables ejemplos de nepotismo y despilfarro. Según las estimaciones, el 40% de los empleados de la UNESCO no habían accedido a su trabajo siguiendo el criterio oficial.
- En 2010, la Dirección de la UNESCO comenzó a preparar un Premio de Ciencia dedicado al temible dictador de Guinea Ecuatorial Teodor Obiang.
- Pese a la crisis, el último presupuesto de la UNESCO (2010-2011) ha crecido hasta los 653 millones de dólares, a los que se suman otras cantidades asignadas para otros capítulos de gasto.

……

Descarguen el artículo “Sobre la ONU” en versión completa (incluye las tres partes) Sobre la ONU – Diego Sánchez de la Cruz.

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comentarios
1 Primum vivere, deinde philosophare, día

Muy interesante. Espero que los lectores accedan a los links, sobre todo los relativos a Xavier Sala y el siguiente "entre 2005 y 2010". Ampliando el ejemplo de Argentina, lo más dramático es comprobar el suicidio colectivo de países que hunden a su población en base a ideologías totalitarias ya sean Cuba, Venezuela o Zimbawe. ¿ Porqué será que los mismos pueblos divididos en estados comunistas o democráticos hunden en la ruina a sus habitantes-Corea del Norte, Alemania del Este, China Continental- o proporcionan a sus ciudadanos, además de la libertad, la prosperidad y el bienestar- Corea del Sur, Alemania Federal o Taiwan- ?, ¡Pues eso¡

2 Diego Sánchez de la Cruz, día

Muchas gracias por su comentario y por su interés en mi trabajo. Sin duda, Argentina es solamente un ejemplo de tantos otros (por desgracia).

3 Marqués, día

Saludos. Muy interesante la serie. Por desgracia la corrupción e ineficacia de este tipo de agencias gubernamentales esta más que demostrada, pero queda tan mal decir que la ONU, UNICEF y demás instituciones son un fraude…… Desde un punto de vista un poco más centrado en la economía creo que podría ser interesante otra serie centrada en organismos como la OMC (Organización Mundial de Comercio) y las a mi modo de ver nefastas consecuencias de su política. Otro tema para poner los pelos de punta es la PAC (Política Agraria Común). Yo que trabajo en sector ganadero estoy harto de defender que las subvenciones solo sirven para destrozar el sistema productivo (imagínese la cara que me ponen los ganaderos) Por cierto acabo de estar en viaje de negocios por Argentina y por lo poco que pude ver, da la impresión que está otra vez metidos en una grave espiral inflacionista. Una petición: una cosa que no me gusta mucho de los economistas que escriben en LD, es su falta de debate interno. Anímese Usted y entre a debatir o contradecir determinadas opiniones que se vierten en este medio (por ejemplo los artículos referidos al cañón Berta de D José García Domínguez) y sobre las que seguro que hay opiniones encontradas. Enhorabuena por el blog, y siga así. Hasta ahora esta cumpliendo sobradamente las expectativas (al menos las mías y las de la gente con la que comento sus artículos/post)

4 Diego Sánchez de la Cruz, día

Muchas gracias por su interés. Próximamente publicaré un artículo dedicado a la Política Agraria Común, un asunto que considero fundamental para toda Europa y, en especial, para el sector al que Vd. se dedica. Sobre el famoso "cañón Berta", creo que la monetización de deuda que defiende el siempre interesante García Domínguez no es una solución que funcione a largo plazo. Es evidente que, en plena histeria por la "prima de riesgo", este tipo de medidas puede resultar atractiva... pero si tenemos en cuenta el medio y el largo plazo, que es lo que importa, es evidente que este tipo de soluciones genera inflación, prolonga un endeudamiento insostenible, distorsiona más aún la economía y evita los ajustes necesarios. Un cordial saludo.

5 fran, día

hola te mando unsaludo fran....

6 laissez faire, laissez passer, día

Enhorabuena por esta mas que interesante trilogia. La ONU por lo que se ve, se convierte en foro para los tiranos, cuando lo que debería fomentar, es la democracia y los derechos humanos.

7 Aristóteles, día

Todo el mundo sabe que la ayuda, nunca podrá convertirse en el sustituto del desarrollo, sin embargo estas instituciones se empeñan en tropezar siempre en la misma piedra. El crecimiento económico debe ser el objetivo central, de toda política que pretenda luchar contra la pobreza. Magnifico articulo

8 Diego Sánchez de la Cruz, día

Muchas gracias por su interés. Sin duda, no se puede entender el desarrollo a base de subsidios internacionales. La evidencia demuestra que ningún país ha salido de la pobreza por esa vía.

9 Diego Sánchez de la Cruz, día

Próximamente realizaré nuevos estudios sobre esta cuestión. Gracias por su interés en mi trabajo. Un cordial saludo

10 Laura Oviedo, día

Muy, muy interesante, es un estudio completo y muy bien estructurado. Felicidades!

11 Sobre la ONU (I) | Verdades que ofenden.., día

parte, centrada en los compromisos del gobierno de Rodríguez Zapatero con la ONU, y una tercera parte, dedicada a la ideología económica que promueve la organización internacional por