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Boyer, Aguirre y libertad de horarios

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Como escribió Carlos Rodríguez Braun en su imprescindible colección de ensayos “Economía de los no economistas”, la historia de la libertad de horarios comerciales en España ha estado marcada, desde hace más de 30 años, por una continua tensión entre avances y retrocesos. Un buen ejemplo lo encontramos en el Real Decreto 3/1976, que ampliaba la jornada empresarial hasta las 70 horas semanales… pero sujetaba dicho cambio a todo tipo de procesos burocráticos.

Así, era necesario el visto bueno de alcaldes o gobernadores civiles para conseguir abrir los negocios durante más horas. Peor aún: las autoridades debían dar el visto bueno siguiendo criterios arbitrarios, subjetivos y marcadamente intervencionistas. Los fundamentos para conceder la autorización pasaban por el análisis de la “densidad de la población”, los “hábitos de compra”, la “jornada de trabajo del consumidor”, el “interés turístico”, las “costumbres locales”, etc.

El mensaje era ciertamente esquizofrénico. Las mismas autoridades que parecían apostar por la liberalización se encargaban, al mismo tiempo, de introducir más bases legales para el paternalismo regulatorio y el intervencionismo político. Además, si bien las Cámaras de Comercio se pronunciaron en contra de la reforma, no lo hicieron por considerarlas demasiado tímidas… sino porque rechazaban frontalmente cualquier impulso a la libre competencia.

Hizo falta casi una década para que el paradigma fuese actualizado, pero el Decreto Boyer de 1985 por fin ofreció una verdadera apuesta por la liberalización comercial. La medida nadaba a contracorriente en un Ejecutivo de corte socialista, pero no obstante llegó al BOE sin apenas contaminación. El artículo quinto del texto era claro y conciso: “el horario de apertura y cierre de los establecimientos comerciales de venta y distribución de mercancías o de prestación de servicios al público, así como los días y número de horas de actividad semanal de los mismos, serán de libre fijación por las empresas en todo el territorio del Estado”.

La normativa, eso sí, quedaba sujeta al desarrollo de normas autonómicas en dicho campo… y fue precisamente en el ámbito regional donde ese gran paso adelante acabó convirtiéndose en un gran paso atrás. Dicho retroceso de la libertad comercial a nivel autonómico sería codificado a nivel nacional con las reformas del Ministro Javier Gómez Navarro, quien posteriormente ocuparía el cargo de Presidente del Consejo Superior de Cámaras de Comercio entre 2005 y 2011.

Las normas aprobadas en años siguientes han consagrado lentos y difíciles acercamientos hacia el paradigma liberal que había sentado el Decreto Boyer. El caso de mayor éxito ha sido la “Ley de Modernización del Comercio” que ha aprobado la Comunidad de Madrid y que entrará en vigor este verano. No solamente instaura la libertad de horarios, sino que reduce los procesos burocráticos y las autorizaciones necesarias para abrir un negocio.

A lo largo de la última década, la Comunidad de Madrid ya había aprobado normas menos intervencionistas que otras regiones en este campo. Así, esa mayor libertad permitió que el número de ocupados en dicho sector crecise un 34% entre 2002 y 2012, un dato muy superior al 21% registrado en el resto del país. De hecho, a lo largo de la última década, el crecimiento en el número de locales comerciales en la región madrileña ha sido del 1,6% frente al -1,8% registrado en toda España.

Por su parte, el gobierno de Mariano Rajoy prepara una limitadísima liberalización de horarios comerciales: afectaría únicamente a grandes municipios turísticos y se limitaría a determinadas “zonas turísticas” de las ciudades en cuestión.

Seguiremos esperando, por lo tanto, al verdadero impulso de liberalización que merece el comercio español. Los consumidores son cada vez más conscientes de que las normas que limitan y definen horarios comerciales son una camisa de fuerza que impide que los negocios se especialicen y aprovechen sus verdaderas ventajas competitivas. El camino de la competencia y la innovación permitirá que España renueve su tejido comercial y gane en prosperidad y bienestar.

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comentarios
1 Marqués, día

Respecto a este tema, el hoy secretario de Estado de Comercio, D. Jaime García-Legaz, publico un interesantísimo documento en el año 2004 para FAES. Llevaba por título: “LOS ONCE EFECTOS NEGATIVOS DE LOS RECORTES DE LA LIBERTAD DE COMERCIO”. Extracto tres párrafos: “Los datos oficiales por CC.AA. demuestran con claridad que la liberalización no sólo no ha perjudicado al pequeño comercio, sino que las CC.AA. más restrictivas son las que mantienen menos pequeños comercios, crean menos empleo, conservan menos tejido comercial, y son las más inflacionistas” “El Fondo Monetario Internacional considera que un 10% de la tasa de paro actual de la economía española se debe a las restricciones a la libertad de comercio” “La sociedad en su conjunto se verá perjudicada (por la limitación de horarios), pero esa pérdida queda diluida en un amplio colectivo: el de los consumidores. Este tipo de políticas de protección sectorial, perjudiciales en sí mismas, generalizadas para toda la economía se traducen en un sistema productivo esclerótico, en una economía estancada y en menores niveles de empleo. Al final todos pierden. Todos perdemos” Entonces, llega el PP al poder y el firmante del citado documento accede a la Secretaria de Estado de Comercio y aprueba una ampliación del mínimo de aperturas comerciales en domingos y días festivos a 10 días, que es MENOR que los 12 días que había en el año 2000 (cuando gobernaba el PP) y eso que en el mismo documento antes citado, D Jaime García-Legaz dice que: “Conviene aclarar que la regulación legal de estos horarios como “mínimos” es solamente formal. La presión política hace que en las Comunidades Autónomas los mínimos acaben convirtiéndose en máximos, salvo que se trate de un Gobierno regional con liderazgo y profundas convicciones en la defensa del interés general” ¿No sería más lógico que si la liberalización debe ir en aumento, los mínimos de aperturas comerciales hubiesen sido 22 como en Madrid (antes de la actual liberalización), ya que se ha demostrado con cifras y hechos que esto es lo bueno y necesario? ¿Por qué lo bajan con respecto al 2000? ¿Por qué solo 10? ¿No tiene la Secretaria de Estado que él dirige "profundas convicciones en la defensa del interés general "? La respuesta también en el documento : “liberalizar los mercados es políticamente costoso. Reformar sectores productivos protegidos de la competencia tiene coste político”....Ahh , de acuerdo, ahora queda todo más claro. Documento completo: http://www.fundacionfaes.org/record_file/filename/43/00015-00_-_los_once_efectos_negativos.pdf

2 Diego Sánchez de la Cruz, día

Esperemos que este avance sea solamente un pequeño primer paso. García-Legaz siempre se ha caracterizado por apoyar este tipo de reformas, o sea que no soy totalmente pesimista. Gracias por recuperar ese documento de la Fundación FAES, es muy interesante. Un saludo.

3 Ho Pin, día

Aunque en asuntos como éste, más bien ha habido un retroceso, espero que la humanidad evolucione en los próximos siglos. Cuando nos estudien, no le encontrarán sentido alguno a este tipo de restricciones. Pensarán -espero- que el mundo no entendía el concepto de propiedad privada, como no se entendían hace siglos algunas enfermedades, leyes físicas o leyes sociales arcaicas. Para tener una idea de el asombro que tendrán esos ciudadanos del futuro, basta intentar explicarle a turistas de algunos países concretos por qué no pueden adquirir en domingo un determinado producto. Cierto es que afortunadamente, las tiendas de conveniencia suelen salvarte del apuro, pero una infinidad de productos simplemente "no existen" en días festivos. Es tan fácil como hacer un esfuerzo para entender un concepto tan básico como propiedad privada.

4 Diego Sánchez de la Cruz, día

Efectivamente, basta con preguntarle a un turista para comprobar la verdadera anomalía que suponen nuestras leyes de horarios comerciales. Esperemos que, poco a poco, el arrastre liberalizador cambie esta tendencia. Un saludo, gracias por su comentario.

5 Marqués, día

¡Pero como no vamos a ser totalmente pesimistas! Se supone que una Secretaría de Estado, aprueba unas determinadas medidas en base a una serie de informes, indicadores, etc… ¿Por qué 10 y no 11 o 9 días?. Se entiende que porque en base a una serie de datos es la cifra que se considera mejor para el país desde una óptica económico-social. Pero es que quien aprueba esa medida dispone de datos que le muestran exactamente lo contrario, datos que le indican que ,como el mismo dice en el documento, “las CC.AA. más restrictivas son las que mantienen menos pequeños comercios, crean menos empleo, conservan menos tejido comercial, y son las más inflacionistas” y que esos mínimos “acabaran convirtiéndose en máximos”. Es decir se esta aprobando una medida que a sabiendas va en contra de la recuperación económica y la creación de empleo. A SABIENDAS, que en este caso no estamos hablando de un socialista cegado por los “derechos sociales”. Eso es lo realmente grave. No se puede defender la política de la Comunidad de Madrid, utilizarla como ejemplo de bondad, basarse en sus números para defender un tipo de políticas y con posterioridad aprobar una ley de mínimos que no siga ese camino. Es una estafa. Saludos.

6 Diego Sánchez de la Cruz, día

Sin duda, si el ejemplo de la Comunidad de Madrid inspiró las medidas anunciadas a nivel nacional, es evidente que esa inspiración se ha quedado lamentablemente corta. Un saludo.

7 El señor de los anillos., día

No seré yo quien les fastidie la fiesta, pero la liberalización de horarios comerciales total no favorece sino a las 3 o 4 grandes empresas de distribución en perjuicio del pequeño comercio. Yo no tengo un pequeño comercio, pero valoro más el pequeño negocio y la pequeña propiedad que el hipermercado y el latifundio. Mejor muchas pequeñas propiedades, muchos pequeños comercios que muchos empleos de cajeras y reponedores, con todo mi respeto para ellos. La liberalización siempre es en perjuicio del más débil.

8 El señor de los anillos., día

Habría que hacer un estudio serio en una ciudad de cuantos negocios pequeños cierran cuando se abre una gran superficie. Estas funcionan como oligopolios auténticos. Yo pensaba que eran ustedes más partidarios del mercado de competencia perfecta que de centros inmensos que pueden realizar auténticas guerras a las marcas de toda la vida, bajar los precios de productos de primera necesidad de una forma que raya la ley, para atraer a la gente a otros productos, etc. ".....Para que en el futuro se tenga más confianza en la propiedad y sea ésta más moral, es preciso recurrir a todos los medios de trabajo que permitan lograr una pequeña fortuna, e impedir el enriquecimiento fácil y repentino; habría que retirar de manos de particulares todas las ramas del transporte y del comercio que favorecen la acumulación de grandes fortunas, y, sobre todo, el tráfico de la moneda, y considerar que, para la seguridad pública, tan peligrosos son los que poseen demasiado como los que no tienen nada." EL CAMINANTE Y SU SOMBRA. F. Nietzsche.

9 Marqués, día

Hay que cambiar de óptica, y no pensar tanto en el comercio (grande o pequeño). El libre horario de apertura a quien favorece en primer lugar es al consumidor. Sí voy a la playa un domingo ¿Por qué no puedo comprarme ese mismo día una tumbona o una toalla? Sí en una pareja trabajan los dos todo el día, ¿Por qué no pueden ir de rebajas a partir de las 21:00H? ¿Por qué no pueden hacer la compra de la comida de la semana un sábado por la noche o un domingo por la mañana?. Pues no pueden porque el estado PROHIBE que los comerciantes que así lo deseen abran en determinados días o en determinadas horas. Es decir hay una prohibición expresa del estado a desarrollar prácticas comerciales demandadas por los consumidores. No hay obligación de abrir (lo cual sería deleznable), si no obligación de cerrar (deleznable también).Hace no tanto, en España estábamos obligados por el estado a comer pan duro los domingos. Sentado que lo importante es la restricción de libertades que las leyes de apertura producen, vamos con el tema de a que tipo de comercio beneficiaría o perjudicaría la abolición de dicha restricción horaria. Sinceramente no veo el perjuicio para el pequeño comercio. Los hábitos de compra no se verían significativamente modificados. ¿Iba alguien a dejar de comprar ropa en “Modas Susana” porque abriera ZARA los domingos o a la inversa? Lo dudo, eso sería lo mismo que decir que los lunes a una de esas tiendas no va nadie porque esta abierta la otra. las dos tienen su nicho de mercado y este no se va a alterar por abrir o nio un domingo. Lo que realmente se pretende con la restricción de horarios comerciales es hacer obligatorio el descanso dominical para el comercio, con el pretendido fin de evitar que los pequeños comerciantes se vean obligados a trabajar 24 h al día, todos los días del año. Pero sectores como la hostelería ya han demostrado que se puede compatibilizar libertad de horario con descanso. Unos descansan los lunes, otros los domingos, unos abren por las tardes otros todo el día. Bajo las premisas de los defensores de la restricción de horarios, se podría proponer una ley en que la hostelería cerrara todo agosto para que sus empleados pudieran disfrutar de vacaciones en verano, ¡como todo el mundo! En fin que como no sea para favorecer la asistencia a misa los domingos, no le veo ninguna ventaja. (Claro que la Iglesia da como válida la misa de los sábados por la tarde) Saludos.

10 El señor de los anillos., día

Veo que usted defiende el oligopolio de las 4 cadenas, alguna de ellas extranjeras, que controlan las grandes superficies. Yo pensaba que el liberalismo era otra cosa. El Estado ha de actuar coactivamente en muchos casos. De no ser asi, esas cadenas no serían ni un oligopolio, irian hacia el monopolio directamente. Dudo mucho que pueda equipararse incluso desde el punto de vista del emprendedor, el mérito que tiene abrir un pequeño negocio con el de aspirar a ser reponedor o cajero, esquema laboral que usted defiende. La política de las grandes cadenas de distribución, imponiendo precios cercanos al dumping en productos de primera necesidad como gancho comercial no la puede hacer ningún pequeño comercio. A lo mejor lo que ocurre es que la gente cada vez es más simple y estúpida y se pasa los domingos en una gran superficie en lugar de ir al monte.

11 Marqués, día

A lo mejor lo que tenía que hacer el estado es obligar a la gente a ir al monte los fines de semana, pero por turnos, y podrían poner de jefe del aparato verificador de cómo utiliza la gente sus fines de semana a alguien como Vd., que no parece simple y estúpido , al contrario de la mayoría de sus compatriotas. También podríamos obligarlos a realizar un mínimo del 75% de sus compras en las tiendas de su localidad o en las que estén en un radio menor de 10 Km y tengan menos de 5 empleados, ¡ah! y que sean de propietarios y empleados españoles, por supuesto. Aunque mejor si son del pueblo de toda la vida, que luego viene un gallego o un catalán listo y monta él el negocio. También tendrían que tener un certificado que nos asegure que no defrauden claro……, que hay cada capitalista sin escrúpulos por ahí. Los productos a poder ser también de la tierra y cultivados de forma tradicional, que hay que ver lo buenos salen los tomates de mi tierra y luego llegan los de Lérida y no podemos competir con esos precios. Bien pensado, si nos dejarán, podríamos obligar a la gente a hacer lo que quisiéramos. Pobrecillos, con lo simples que son,…… y además sería por su bien……..Criaturitas, si es que les das libertad y se pierden.

12 El señor de los anillos., día

Y ya puestos se les puede obligar a conducir por la derecha, estimado defensor del oligopolio de las 4 cadenas de alimentación.

13 Marqués, día

http://www.libertaddigital.com/opinion/john-stossel/derribemos-las-senales-de-stop-44647/