Hasta ahora hemos estudiado dentro de esta serie la relación entre F. A. Hayek y Margaret Thatcher. También hemos considerado las influencias de diferentes círculos liberales en la Administración de la Dama de Hierro. Llega ahora el momento de conocer más sobre el trato entre Thatcher y Friedman. Estos asuntos serán abordados en este capítulo y en el siguiente. Accedan a todas las entregas anteriores haciendo click aquí.
También es importante mencionar que Friedman mantuvo un trato cercano con diferentes hombres del gobierno de Thatcher, como por ejemplo Nigel Lawson. Esto explica que no todas sus recomendaciones al gobierno británico pasasen siempre por Downing Street.
Justo después de la victoria electoral de la Primera Ministra, Milton y su esposa Rose enviaron un telegrama a Thatcher desde la Hoover Institution de la Universidad de Stanford para felicitar a la líder tory por su triunfo. El mensaje de ambos era el siguiente:
“De igual forma que nos ha conducido por el camino del socialismo, Gran Bretaña puede llevarnos ahora a un renacimiento de la libertad”
Thatcher agradeció la felicitación de los padres de David Friedman con otro mensaje epistolar:
“La batalla apenas comienza. Debemos ganar”
Nigel Lawson, que entonces era el Secretario de Finanzas del gobierno y luego ocuparía la Cancillería económica, escribió a la Primera Minista un briefing para preparar el primer encuentro entre Thatcher y Friedman, que se produciría en 1980, cuando Thatcher no llevaba ni un año en el poder y sus críticos aún percibían que su gobierno sería efímero.
En la minuta que preparó Lawson, la Primera Ministra era informada de que Friedman iba a viajar a Reino Unido para promocionar su programa “Libertad de elegir” (Free to choose), cuyo éxito en EEUU había sido más que notable. Durante su estancia en Reino Unido, Friedman se preparaba para grabar varias entregas especiales de los debates que seguían al programa documental, adaptando así las discusiones y tertulias para su emisión en las islas. El propio Lawson iba a estar presente en las grabaciones como invitado especial.
Así, Friedman había criticado diferentes medidas tomadas por Thatcher en sus primeros meses de gobierno. Entre sus quejas:
- Consideraba un error la subida del IVA y pedía al Ejecutivo que se abstuviese de volver a tomar medidas semejantes para equilibar el presupuesto.
- Estaba en desacuerdo con diferentes medidas de política monetaria. Entre ellas, temía que no se controlase correctamente el crecimiento de la base monetaria, criticaba que el Banco de Inglaterra interviniese excesivamente en el mercado de disivas, etc.
- Dudaba sobre la capacidad del gobierno para conseguir reducir efectivamente el gasto público.
En defensa de la Administración Thatcher, Lawson preparaba un argumentario para Thatcher que reivindicaba, por ejemplo, que en breve se asumirían recortes más profundos del gasto público para evitar nuevas subidas de impuestos. Además, para tranquilizar a Friedman, la minuta advertía que se estaban asumiendo paulatinamente muchas de las tesis monetaristas para cambiar al manejo de la política monetaria. Entre los “aciertos” que relataba el argumentario estaba mantener a Reino Unido fuera del sistema monetario europeo, germen de la moneda única que Gran Bretaña ha seguido rechazando años después.
Friedman llegó a Londres con esos temas en la cabeza, aunque también habló mucho con Thatcher sobre los procesos de privatizaciones y desnacionalizaciones. Para Friedman era importante que se acercase al británico de a pie la oportunidad de acceder a estos procesos. La idea era fomentar la “sociedad de propietarios” que siempre defendieron los tres protagonistas de esta colección de artículos.
Hablando de la retórica del régimen, campo en el que Hayek era la principal referencia de Thatcher, Friedman siguió el mismo camino que su amigo austriaco y animó a Thatcher y a su gobierno a “refutar el monopolio de la virtud y la moral” de la izquierda y sus intelectuales. De esta pretensión del neoyorquino se derivaba una actividad frenética: programas de televisión, libros, columnas, campañas, propaganda.. Lawson advertía a su jefa que Friedman quería que el gobierno ampliase su defensa del capitalismo al campo moral, para no dejar únicamente la retórica gubernamental en el campo de lo funcional.
Friedman, siempre amigo del debate, no dudaba en contrastar sus opiniones sobre política monetaria, impuestos y déficits con Ralph Harris. La correspondencia de la época revela, además, que un tema recurrente entre los liberales de ambos lados del Atlántico era la comparación entre las medidas económicas que tomaban las Administraciones de Thatcher y Reagan en Gran Bretaña y Estados Unidos, respectivamente.
Como anuncia el párrafo de introducción, la siguiente entrega continuará explorando la relación entre Thatcher y Friedman mediante la publicación de nuevos documentos inéditos.