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Intermediación laboral y análisis económico

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Dado que el coste marginal de este post es prácticamente nulo, dejo abajo un texto resumen de un artículo titulado Intermediación laboral y análisis económico (a partir de la pág. 25), publicado en Cuadernos de Mercado de Trabajo que edita el Servicio Público de Empleo Estatal.

Presenta de manera muy sencilla los fundamentos teóricos neoclásicos de los modelos de búsqueda en el mercado de trabajo (por esta línea de investigación dieron el Nobel de Economía en 2010) y los problemas de información existentes, y aplica estas ideas a la intermediación laboral, con un pequeño apartado dedicado a las ETT. Aparecen argumentos estandar para la intervención del gobierno, básicamente, las externalidades y las asimetrías de información. Ello justifica para el autor la regulación de las agencias de intermediación privadas, y la existencia de agencias públicas. En el texto no critico nada de esto, solamente me remito a hacer un resumen del artículo. Por supuesto, en los comentarios podéis criticar todo lo que queráis :)

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En este artículo del profesor Miguel Ángel Malo Ocaña, se repasa de manera sintética y no formal algunas recientes contribuciones del análisis económico al área del estudio del desempleo en general, y la intermediación laboral en particular.

Éste es un tópico especialmente relevante en las actuales circunstancias, en las que gran cantidad de personas que desean acceder al mercado laboral no pueden hacerlo. El problema del desempleo en España es un problema que hunde sus raíces en  características estructurales de nuestro país. Sin embargo, ha sido a raíz de la crisis económica cuando, como ya es habitual en nuestra economía, el empleo se ha desplomado, mostrando una sensibilidad extraordinaria respecto a la actividad económica.

En esta situación, uno de los retos más importantes de la economía española en los próximos años, y en concreto del mercado laboral español, es el de absorber la mayor cantidad posible de desempleados en empleos generadores de riqueza. Para ello, las reflexiones en torno a la teoría de la búsqueda y la intermediación laboral pueden ser de gran utilidad.

Tradicionalmente, la aproximación de los teóricos de la economía a las cuestiones relacionadas con el mercado laboral no se distanciaba apenas de la habitual para analizar el equilibrio (de precios y cantidades) en los mercados de bienes y servicios. El desempleo se veía como un simple resultado de la interacción entre oferta y demanda. Sin embargo, hace ya algunas décadas se comenzó a trabajar en una descripción más realista de fenómenos como el desempleo, en la que destacan los tres galardonados con el Premio Nobel de Economía 2010: Diamond, Mortensen y Pissarides.

Esta línea, conocida como teoría de la búsqueda, trata de explicar el comportamiento de los individuos desempleados en su actividad de búsqueda de un empleo. (En realidad, esta teoría explica el comportamiento tanto de desempleados como de empresarios con puestos vacantes, concibiendo el problema como uno de emparejamiento. Esta segunda cuestión se deja de lado en el artículo).

Uno de sus fundamentos teóricos proviene del planteamiento del problema del desempleo (por J. J. McCall) como uno de ‘parada óptima’, donde los parados reciben sucesivas ofertas de empleo y la cuestión que tienen que decidir es cuándo dejar de buscar. El periodo de desempleo se caracteriza por una continua búsqueda y recepción de ofertas de empleo con condiciones (básicamente, el salario) distintas, que podrá aceptar y poner fin a la búsqueda, o rechazar y continuar buscando. ¿De qué depende esta decisión? Principalmente de los ingresos con los que cuente la persona desempleada, que normalmente incluirán la prestación por desempleo, ahorros personales o rentas de otras fuentes. Cuanto mayores sean estos ingresos, mayor probabilidad habrá de que rechace más ofertas. Por ejemplo, cuanto más generosa sea la prestación pública por desempleo, existirán menos incentivos para entrar en el mercado laboral.

Dicho de otra manera, cuanto mayor sean estos ingresos no laborales, mayor será el salario de reserva del individuo, es decir, el umbral crítico a partir del cual se decidirá aceptar una oferta de trabajo. En este sentido, “el desempleo es el tiempo que efectivamente se tarda en conseguir una oferta que incorpore un salario al menos como el salario de reserva”.

Así, el desempleo de medio plazo sería consecuencia de un comportamiento optimizador de los agentes. No obstante, esto no significa que ese resultado sea eficiente. Al contrario, pueden existir políticas e intervenciones que incrementen el bienestar social, como consecuencia de la existencia de externalidades y costes de búsqueda, que llevan a que existan equilibrios múltiples.

En el contexto de la búsqueda, la cantidad y calidad de la información que manejan los agentes es fundamental para lograr emparejamientos exitosos. Y aquí entran en juego los intermediarios laborales, que son los agentes que tratan de poner en contacto a oferentes y demandantes de empleo transmitiendo información a unos y/o a otros. Por tanto, son agentes que disponen de una información que no disponen otros agentes, por lo que aparecen problemas de asimetrías en la información. Ello puede hacer que intermediarios con fin de lucro hagan uso estratégico de esa información y se aprovechen de ello a costa de trabajadores y empresas. Asimismo, existen problemas de incentivos por ambas partes: “los trabajadores menos productivos tienen incentivos para simular que tienen las mismas características que los trabajadores realmente productivos y las empresas con malos puestos de trabajo tienen incentivos para ocultar la baja calidad de sus vacantes y simular que son como las empresas con buenos puestos”. Estos problemas darían lugar a equilibrios ineficientes.

No obstante, pueden existir soluciones que traten de evitar estos problemas, acudiendo a mecanismos de revelación de la información o mecanismos de sanción (por ejemplo, relacionados con la pérdida de reputación). Además, las empresas ya dedican una importante cantidad de recursos para tratar de obtener la información necesaria con el fin de seleccionar al empleado que mejor encaja en las características buscadas en un puesto vacante. Para ello están los departamentos de Recursos Humanos.

Si estas vías de solución fallan o son insuficientes, existen alternativas para prevenir los problemas relacionados con las asimetrías en la información. Éstas pasan o bien por regular la actividad de las agencias de intermediación privadas, o bien crear intermediarios públicos, o bien una combinación de ambas. La ventaja que se considera que tienen los segundos es que, al carecer de un fin de lucro, no harán un uso estratégico de la información y por tanto contribuirán a paliar las carencias del sistema privado. Para el autor, “los servicios públicos y privados de empleo más que sustituirse pueden necesitarse mutuamente para que la intermediación laboral se desarrolle con unos estándares de calidad adecuados, tanto en el ámbito privado como en el público”. En estos servicios de intermediación habrá que ser especialmente atento a aquellos que, por las razones que sean, se consideren menos empleables, puesto que son ellos los que más necesitan de intermediación.

Dentro de los intermediarios laborales, el artículo analiza el caso de las empresas de trabajo temporal (ETT), que ponen en contacto a empresas que necesitan suministros temporales de trabajadores con éstos, que formalmente están empleados no por la empresa en la que prestan sus servicios, sino por las ETT.

Existe cierto debate social acerca del impacto de las ETT sobre la carrera laboral de los trabajadores. ¿Son un trampolín para nuevas oportunidades futuras, o en cambio, una trampa de la temporalidad y precariedad que impide el progreso profesional? Hay opiniones para todos los gustos. Para unos la actividad de las ETT, además de presentar riesgos de fraude para los trabajadores temporales, puede agravar la dualización del mercado laboral y perjudicar a aquellos que se emplea. Asimismo, puede generar efectos macroeconómicos negativos al fomentar una rotación laboral excesiva y hacer uso de mano de obra poco cualificada. Para otros, en cambio, suponen un paso intermedio hacia contratos indefinidos, y beneficia tanto a trabajadores como a empresas al generar emparejamientos temporales y reducir el nivel de desempleo de medio plazo.

Según la evidencia empírica para España, se puede concluir que “cuando se compara respecto de alguien que está sin empleo, ser temporal a través de una ETT ayuda a mejorar en la carrera laboral, pero respecto de ser contratado directamente como temporal por una empresa no lo hace”. Debe tenerse en cuenta que las ETT actúan en un marco restrictivo que las obstaculiza para desempeñar funciones de intermediación laboral para contratos indefinidos.

Lo cierto es que no existe una respuesta concluyente sobre el impacto de las ETT a nivel macroeconómico, dado que existen efectos tanto positivos como negativos.

En mi opinión, las ETT pueden brindar servicios importantes, especialmente en épocas como la actual donde las oportunidades de encontrar un empleo indefinido son muy escasas. Obviamente, no es la opción óptima para casi ninguna persona desempleada, pero a falta de cosas mejores, pueden ser el second-best. Respecto a sus posibles impactos negativos a nivel macroeconómico, una hipótesis es que las ETT, y los empleos temporales en general, son una de las únicas vías de escape que tiene el rígido e ineficiente mercado laboral español. Por ello, quizás si se llevara a cabo una reforma laboral ambiciosa en la buena dirección los problemas relacionados con las ETT quedarían en segundo plano, y la temporalidad caería notablemente.

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comentarios
1 Manu Oquendo, día

A veces, Ángel, mi habitual buen humor se tambalea al ver que nuestra cultura se regodea en la gestión miope de la miseria. A este paso la solución será crear más miseria y dedicarnos a gestionarla con dinero prestado. Son los eternos fractales de la segunda de termodinámica. Venga, hombre, a por ellos. Amos a ver si somos capaces de crear algo próspero. No nos podemos pasar la vida contemplando entropías. Saludos

2 amartinoro, día

No entiendo tu comentario, Manu. ¿Qué quieres decir? ________________________________

3 Luis, día

Ángel, he leído con atención el post pues el tema es un tema que algo me ha interesado pues nunca he entendido muy bien qué se pretende con aquello de la regulación del mercado laboral y de las ETT y todo eso. Y tras leer tu artículo, todavía no entiendo cuáles son las ventajas de la oficina de empleo pública o cuáles son los riesgos de uso de la información de la oficina privada de empleo, pues al fin y al cabo la información relevante para un puesto de trabajo, que es por el lado del empleado los conocimientos que efectivamente tiene y su disponibilidad para trabajar en esa empresa, sólo los tiene él y sólo él los puede revelar, ni la oficina de empleo pública o privada puede obtenerlos sin su colaboración (puede obtener algunos, pero sería una gran inversión de tiempo y esfuerzo muy superior a la entrevista de trabajo), ni la información relevante por parte de la empresa (las condiciones reales del puesto de trabajo) las puede saber nadie con un coste razonable más allá de visitar la empresa y la entrevista. Entiendo que es un mercado muy complejo para que se produzcan los encajes óptimos entre empresas y empleados... pero precisamente por eso la solución más lógica es la flexibilidad laboral, no que uno cuando escoja una empresa sea para toda la vida, sino que cuando uno entre en una empresa le sea relativamente fácil y poco costoso para la empresa y el empleado probar en otra, así hasta conseguir la mejor opción. Los salarios de desempleo como forma de alargar para buscar la mejor opción posible... se me hace uno de esos problemas propios para el estudio de lsa behavioral economics ;-), pues la experiencia también demuestra que muchos esperan a que se agote la prestación para empezar a buscar el empleo, no aumentando por tanto sus posibilidades de elección. Muchísimas graciaspor el post, que de mucho me sirve, Luis E.G.