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Agapito Maestre

La perplejidad ante las finanzas españolas

Tengo que reconocer que algo habrá hecho bien el Gobierno, cuando ha conseguido recuperar la confianza que había perdido por completo hace un año.

Mi perplejidad crece y crece ante la crisis económica: aunque no hay día que alguien deje de anunciarme que España será intervenida económicamente, observo que los mercados internacionales y los editoriales de los periódicos de color salmón ya no ponen a España al lado de Grecia, Irlanda y Portugal. Aunque a muchos les cueste reconocerlo, es menester decir que el Gobierno ha conseguido que la Unión Europea no intervenga las finanzas de España. De momento, dirán los pesimistas; de acuerdo, pero algo es algo. El asunto es que, a pesar de todos los informes negativos sobre la estulticia del Gobierno de Zapatero para llevar a cabo las reformas que nos exigen en Europa, aún no hemos sido intervenidos. Exactamente ahí sitúo mi perplejidad, que es una forma exagerada y fugaz de conocimiento.

La pregunta es: ¿por qué no hemos sido intervenidos a pesar de que no se han hecho las reformas que exigen expertos de la talla de Alberto Recarte? ¿Cuál es la reputación de las finanzas españolas para que aún no haya intervenido la UE? ¿Qué ha hecho exactamente el Gobierno para que nadie venga a nuestro rescate? No lo sé, a ciencia cierta, y aunque podría aventurar cien explicaciones ideológicas, creo que es más relevante, desde el punto de vista político, reconocer lo obvio: hay un lento proceso de recuperación de la confianza en la economía española que determinará el futuro electoral. Por lo tanto, no seré yo quien analice aquí las medidas económicas adoptadas por el Ejecutivo, entre otros motivos porque agregaría poca cosa a lo que dicen los expertos.

Sin embargo, tengo que reconocer que algo habrá hecho bien el Gobierno, cuando ha conseguido recuperar la confianza que había perdido por completo hace un año. Confieso que para mí es un enigma cómo el Gobierno español ha recuperado la "confianza" de algunos mandatarios e instituciones europeas, a pesar de que sus medidas sean tan limitadas. Es un misterio casi insondable para mis entendederas económicas y políticas, si no reconozco que algún efecto habrán tenido las pequeñas reformas de los socialistas. ¿Puede todo quedar reducido a una operación de maquillaje? Quizá haya algo real.

En efecto, la reputación es un bien fluctuante. Dicen los expertos que es un bien muy frágil y se pierde mucho más rápido de lo que se gana. Las finanzas españolas no tenían mala reputación, pero, por desgracia, la crisis económica la hizo caer en picado. El Gobierno de Zapatero quizá haya sido uno de los peor valorados en toda Europa, e incluso en EEUU, pero el misterio, insisto, es cómo en los últimos meses no sólo se ha alejado la amenaza de que la UE intervendrá España, sino que la intervención de Portugal ha repercutido favorablemente en nuestra buena reputación. ¿Cómo en tan poco tiempo ha recuperado la reputación perdida?

Mi perplejidad es aún mayor si reparo en la opinión de quienes mantienen que "aún siendo rescatada nuestra economía, sería solvente" (sic). ¡El colmo! Pero, sin duda alguna, de este colmo y de esta perplejidad depende Rajoy ¡Si el Gobierno de Zapatero consigue parar la intervención, Rajoy lo tendrá difícil en las elecciones!

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