China, la segunda economía del mundo, continuó ralentizando su crecimiento en el tercer trimestre del año, cuando el Producto Interior Bruto (PIB) aumentó un 9,1% con respecto al mismo periodo de 2010, pero cuatro décimas menos que en el trimestre anterior.
Según las cifras que este martes publicó el Buró Nacional de Estadísticas (BNE), en el acumulado de enero a septiembre el PIB chino ascendió a 32,06 billones de yuanes (5,02 billones de dólares/3,65 billones de euros), un ascenso del 9,4% con respecto al mismo periodo del año anterior. La economía china prosigue así su tendencia descendente, ya prevista por el Gobierno comunista, después de dos años de políticas de estímulo para hacer frente a la crisis financiera global, y habiéndose fijado para 2011 un crecimiento en torno al 8%. El BNE publicó otros indicadores económicos nacionales, como la producción industrial, que entre enero y septiembre creció un 14,2%, mostrando también una ralentización (en la primera mitad del año el crecimiento fue del 14,3%).
Pese a los problemas que las empresas privadas chinas están teniendo este año, por las reticencias de muchos bancos a ofrecerles créditos (efecto secundario de las medidas para contener la fuerte inflación), éstas aumentaron más rápidamente su producción (un 16,1%) que las estatales (10,4%). Los beneficios de las empresas industriales estudiadas por el BNE ascendieron entre enero y septiembre a 3,22 billones de yuanes (504.700 millones de dólares/366.600 millones de euros), un aumento del 28,2% con respecto a enero-septiembre de 2010.
En cuanto a la inversión, ésta ascendió en los nueve primeros meses del año a los 21,22 billones de yuanes (3,32 billones de dólares/2,41 billones de euros), lo que supone un aumento interanual del 24,9%, también menor que el de la primera mitad de 2011 (25,6%). La inversión creció más rápidamente en el sector secundario (un 26,9%) que en el terciario (23,4%) y el primario (25,5%), y más en el centro y oeste chino, regiones menos desarrolladas (en torno al 29%) que en el próspero este del país (22,3%).
El buró de estadísticas destacó el crecimiento de las inversiones en el sector inmobiliario, que fue del 32% y ascendió a los 4,42 billones de yuanes (692.800 millones de dólares/503.300 millones de euros), lo que evidencia que la burbuja en el sector aún no ha sido frenada, pese a las medidas de contención del Gobierno.
En cuanto a las ventas al por menor, principal indicador del consumo, éstas ascendieron a 13,08 billones de yuanes (2,05 billones de dólares/1,48 billones de euros), una subida del 17 por ciento que en este caso supone una aceleración, ya que en la primera mitad de 2011 el aumento fue del 16,8%. El consumo creció más lentamente en áreas rurales, menos desarrolladas (un 16,4%) que en las urbanas (17,1%), y, por productos, destacó el fuerte frenazo en la compra de automóviles: el aumento interanual fue del 16%, cuando en 2010 el crecimiento fue del 34,9%.
El Gobierno chino busca en los últimos años estimular el consumo interno para que el crecimiento del país dependa progresivamente en este factor económico, después de décadas en las que los motores de la potencia asiática fueron la inversión y el comercio exterior. Este año, el principal objetivo del Gobierno comunista ha sido contener la inflación, que en julio registró su máximo nivel en 37 meses (6,5%); en septiembre la subida del IPC fue menor, del 6,1%, aunque sigue lejos de los objetivos para finales de año, que Pekín fijó en el 4%.