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El más que mejorable Código de Buenas Prácticas Bancarias

Ciertas modificaciones pueden hacer mucho más atractivo para el ciudadano (no para el banco) este código.

Con una semana de retraso sobre lo previsto, ya está en vigor desde el pasado fin de semana el Real Decreto-ley que pone en funcionamiento el Código de Buenas Prácticas que permite, en los casos más extremos, llegar a la dación en pago.

Los puntos para conseguir una refinanciación son de lo más correcto y recomendable.

  • En primer lugar renegociar la deuda incluyendo si es posible otros préstamos y permitiendo aumentar el plazo hasta 40 años, rebajar los intereses hasta Euribor + 0,25% y un periodo de carencia de hasta 4 años.
  • Si esto no es suficiente, se permite una quita de la deuda de hasta el 25% y por último, un año después de pedir la restructuración poder acceder a la dación en pago por el que entregando la vivienda se paga toda la deuda pendiente.

La lógica de las medidas hace que el paso sea favorable; por otro lado, los límites que se ponen hacen que sea un paso muy corto. Por ello, ciertas modificaciones pueden hacer mucho más atractivo para el ciudadano (no para el banco) este código:

  • Obligatoriedad: la voluntariedad sigue siendo una duda, en los términos actuales es posible que se adhieran muchas entidades ya que no hay mucho riesgo al tratarse de situaciones incobrables. Exigir una cierta reciprocidad, como condicionar ayudas a recibir, sería positivo.
  • Flexibilizar el acceso a estas medidas: que se esté en riesgo de exclusión social debería ser el peor de los casos no el que permita acceder al sistema. Flexibilizarlo a otros clientes con problemas de pago por escasez de ingresos evitaría llegar a la peor de las situaciones.
  • Mayor margen de ingresos: mientras el banco nos limita al 30% de nuestras ganancias el límite de endeudamiento, en el código de buenas prácticas es del 60%. Que se exija un sobresfuerzo puede ser lógico, pero nunca del doble. Porcentajes del 35%-40% son más acordes.
  • Incluir viviendas de mayor valor: los límites actuales (desde 120.000 euros si la población tiene menos de 100.000 habitantes y de 200.000 euros para las ciudades de más de 1.000.000 de euros) están fuera de los precios de mercado si tenemos en cuenta como se vendieron las viviendas en la mayoría de los casos. Se debería pensar en un sistema más flexible que estuviera en consonancia con el precio de compra, que fue correcto para el banco a la hora de conceder el préstamo. Otra solución es, directamente, que los valores sean los de compra corregidos según evolucionaron los precios cada ejercicio o aumentar los límites fijados.
  • Reducción del interés moratorio, para todos: nadie quiere no pagar una deuda que le genera enormes gastos en intereses. Por ello la reducción de estos tipos en caso de incumplimiento debería ser para todos los ciudadanos. Es una medida que evitaría males mayores para el ciudadano pero también para la entidad financiera.

Si se logra un sistema más flexible podemos llegar a disminuir los dramas sociales que vivimos día a día. Y nunca hay olvidar que la mejor forma de no tener problemas en los pagos futuros es contratar una buena hipoteca y no endeudarse nunca por encima de lo prudente.

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