Los horarios, la conciliación o la falta de flexibilidad de jefes y empleados son temas recurrentes de conversación en nuestro país. Los estudios dicen que los españoles trabajamos más que nuestros vecinos, que somos los europeos que más tarde salimos cada día de la oficina y que las nuevas modalidades de empleo tienen un arraigo mucho menor que en los países de nuestro entorno.
Esto no es gratis para las empresas. Los especialistas aseguran que una de las claves para mejorar la productividad de una compañía es la felicidad de los empleados. No sólo eso, un trabajador contento es menos posible que quiera cambiar de trabajo y podría incluso conformarse con un sueldo menor al que le pueden pagar en la competencia a cambio de otro tipo de beneficios.
Según el último informe de la Organización Mundial del Trabajo, España ocupa el puesto 36 en productividad, justo por detrás de Puerto Rico y Kuwait, y a mucha distancia de países de la UE como Suecia, Finlandia, Alemania u Holanda. Hay muchas razones para esta situación, y una de ellas, sin duda, reside en la falta de implantación de las nuevas tecnologías y en la rigidez de horarios y organización en las empresas. De hecho, en parte es como si una cosa empujara a la otra.
Las opciones
No todos los empleos admiten la flexibilidad de horarios y tareas, ni facilitan la conciliación, ni permiten el teletrabajo. Por ejemplo, en el sector turístico o comercial, normalmente de cara al público, aplicar todas estas buenas intenciones puede ser muy difícil, por no decir imposible. El problema es que, incluso en aquellos empleos que sí podrían beneficiarse de las opciones de las nuevas tecnologías, España está muy por detrás de la media comunitaria.
- Teletrabajo: apenas el 5% de los trabajadores españoles teletrabaja, frente al 26% de Holanda o al 19% de Suecia.
- Horarios: en este tema, no estamos mucho mejor. Según un estudio de la Comisión nacional para la Racionalización de los Horarios (ARHOE), la jornada laboral en oficina se extiende en España hasta las 19.00 horas de media, mientras que en Francia o Alemania lo habitual es irse a casa antes de las 18.00.
- Desplazamientos: según un informe de La Caixa, un trabajador español emplea, en promedio, 57 minutos al día en acudir al trabajo (lo que equivale a un valor de unos 8 euros al día). Son más de 200 horas al año, valoradas en casi 2.000 euros por trabajador y año. Es un coste y un tiempo que podrían reducirse con el consiguiente beneficio para empresas y empleados.
- Flexibilidad: todo lo anterior se resume en una denuncia clásica en el mercado laboral español, la falta de flexibilidad de las empresas. De acuerdo a los datos del estudio Diez años de conciliación en España, sólo un 15% de los trabajadores consultados considera que su empresa es "sistemáticamente" conciliadora y flexible, mientras que un 48% estima que existen bastantes buenas prácticas en esta cuestión, por un 31% que considera que hay algunas y un 8% que cree que no se hace nada de nada al respecto en su compañía.
Evidentemente, éste no es un problema unidireccional, sino que influyen en el mismo cuestiones sociales, culturales o de modelo productivo. Pero, aún admitiendo todos estos condicionantes, las empresas españolas, especialmente las pymes, tienen margen de actuación para lograr la cuadratura del círculo: ganar más, tener más contento al trabajador, elevar la productividad y aprovechar al máximo el tiempo en la oficina (incluso, consiguiendo que todos, desde el empresario al empleado, trabajen algo menos).
Nuevas tecnologías
Para conseguirlo, todos los analistas coinciden en que es esencial integrar las nuevas tecnologías en la dinámica diaria de las empresas. Una compañía que no tiene integrados sus sistemas, que no tiene en red sus equipos o que no tiene aplicaciones propias para compartir la información entre sus departamentos, difícilmente podrá beneficiarse de las políticas de flexibilidad o conciliación. Para aprovechar al máximo el tiempo que cada empleado pasa en su puesto de trabajo, es esencial que todas las partes de la empresa estén integradas.
En este sentido, el informe Las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones en la empresa española 2010, de Ametic, Everis y el Ministerio de Industria muestra que aún existe mucho camino por andar. En los dos siguientes gráficos, puede verse que, por un lado, no son demasiadas las compañías que comparten información entre sus diferentes departamentos y, por otro, son las pymes las que más camino tienen por recorrer todavía.
Del mismo modo, el estudio destaca que el uso de aplicaciones propias en los dispositivos móviles aún esta muy lejos de su máximo potencial. Apenas un 11% de las empresas integra sus aplicaciones. Cuando lo hacen, la recogida de pedidos, la agenda y la contabilidad son las principales operaciones implicadas.
Ésta es una de las oportunidades más claras para las compañías. Integrar los dispositivos móviles que la tecnología moderna pone a su disposición tiene numerosas ventajas: por el lado de la empresa, gana en rapidez, flexibilidad y capacidad de respuesta. Por el lado del empleado, le libera de la tiranía del despacho y le permite organizarse mejor en función de sus necesidades personales. En principio es un juego de gana-gana, pero no es sencillo encontrar empresas que estén dispuestas a dar ese paso adelante.
En el informe de la OIT sobre la productividad citada arriba, España está muy por detrás de los países de la UE en aprovechamiento tecnológico. Y en lo que peor puntúa es en el capítulo de "absorción tecnológica" por parte de las empresas y en "transferencias de conocimiento" entre compañías. En ambos casos, se sitúa por debajo del puesto 45 del mundo. El Ministerio de Industria ha lanzado hace apenas unas semanas su Plan de Competitividad para PYMES (que al fin y al cabo suponen el 99,2% del tejido productivo español). Si usted quiere avanzar en este camino, puede visitar www.tusolucionsap.com y descubrir cómo multiplicar su productividad.