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reforma financiera

Sin crédito no hay paraíso: el problema de la banca española

La banca en España tiene un problema de liquidez: sus balances están repletos de suelo y promociones sin valor.

Si de algo podemos acusar a los políticos en esta crisis es de no hablar claro al ciudadano. En economía aplicada puede que haya muchas formas de arreglar un mismo problema, según la teoría que asuma el técnico en cuestión; sin embargo, los términos económicos son claros, si se utilizan bien.

Para Pau A. Monserrat, economista del comparador de ahorro iAhorro.com "el problema bancario que tiene España es más grave que el de otros países vecinos, ya que sólo Irlanda nos acompaña con una crisis financiera que se suma al estallido de una burbuja inmobiliaria. La banca que tiene su negocio centrado en España tiene un problema de liquidez, debido a que sus balances están repletos de suelo y promociones empezadas que prácticamente no tienen valor; sin liquidez no hay crédito y sin crédito la economía no se recuperará, independientemente de la austeridad fiscal que se practique o las reformas de segundo nivel que se instauren. La reforma más importante es la bancaria y los mercados creen que se ha quedado muy corta".

Como ya se ha dicho en multitud de foros económicos, los mercados no atacan España, protegen sus inversiones. Si nos dejan dinero comprando deuda pública, es lógico que nos evalúen para estimar si tendrán problemas para cobrar.

Uno podría pensar que se nos trata injustamente, con una prima de riesgo mayor que Italia, teniendo España un endeudamiento mucho menor (un razonable 68% de deuda pública sobre el PIB). Si estamos mejor que Italia, ¿por qué nos cobran más por dejarnos dinero?

Porque saben que tenemos una factura pendiente, estimada según las fuentes de entre 100.000 y 300.000 millones de euros aproximadamente. Es más del doble de lo que obliga la reciente reforma financiera a provisionar a la banca. Y este dinero prevén que saldrá de las arcas públicas, con más endeudamiento.

No es fácil explicar a la opinión pública, que sufre los recortes actuales, que hay que sanear la banca con dinero de todos los contribuyentes. Sin embargo, sin este saneamiento, no habrá crédito y sin crédito no mejorará la economía.

Otra cosa es cómo se inyecte el dinero, quien lo gestionará y cómo se pretende recuperar en el tiempo. Pero lo que está claro es que nuestros acreedores saben que los bancos están mucho peor de lo que reflejan sus balances. Y hasta que no reflejen las pérdidas reales y se recapitalicen, no concederán préstamos ni hipotecas al ritmo necesario para que las empresas inviertan y los consumidores gasten. Sin crédito no hay paraíso económico.

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