El presidente de BBVA, Francisco González, ha asegurado este jueves que su entidad está abierta a participar en el banco malo que impulsa el Gobierno, ya sea traspasando activos problemáticos o poniendo capital, lo que les convertiría en socios del proyecto. "Estamos dispuestos a hacerlo en beneficio del banco y de nuestro país" porque, en su opinión, el capital internacional no va a entrar fácilmente porque la percepción que se tiene de España es peor que la realidad.
Además, en su intervención en el Foro ABC, patrocinado por Deloitte, ha augurado que en un año el sector financiero español estará formado por diez u once entidades, encabezadas por dos grandes y dos o tres medianas que en el futuro podrían seguir consolidándose. Además, ha insistido en la necesidad de liquidar las entidades inviables.
En cuanto a la crisis de deuda, el presidente de BBVA enfatizó que la firmeza con que el Banco Central Europeo (BCE) ha respaldado de forma ilimitada la estabilidad de los mercados financieros del euro "marca el principio del final de esta crisis" y argumentó que "los que están apostando en contra de Europa y del euro se equivocan".
Ha apostado por que España pida el rescate a la Unión Europea "cuanto antes, siempre que sea posible", para que la compra de bonos soberanos por parte del BCE surta su efecto beneficioso sobre la financiación del país y del conjunto de las empresas y contribuya así a reactivar el crédito. González consideró que aunque finalmente no se utilice la totalidad de los recursos europeos de dicho rescate, se trata de "un camino que abre las puertas" para que el instituto emisor europeo compre deuda española en el mercado secundario.
"A partir de ese momento, España emite (deuda) a precios más bajos y eso tiene un efecto positivo en la banca y en la economía", dijo el presidente del BBVA, partidario de que no se hable de rescate, sino de 'línea preventiva de crédito o financiación', porque no será similar al apoyo recibido por Grecia o Portugal, aunque luego la prensa "diga lo que quiera". González apostó por que dicha línea de crédito sea "pequeña" y se solicite "siempre y cuando sea posible", dado que el Gobierno español "tiene que luchar con Europa, donde cada uno tiene sus propios intereses". Es una situación que el Ejecutivo de Mariano Rajoy "ha de manejar con mucha delicadeza", porque "no tiene toda la libertad para actuar".
Futuro optimista
González también se ha mostrado "moderadamente optimista" con el futuro de España, pero ha advertido de que la prioridad en este momento es estabilizar las cuentas públicas y ello hay que conseguirlo "cueste lo que cueste". Según las previsiones del banco, la economía española se contraerá un 1,5 % este año y entre un 0,5 % y un 0,7 % en 2013, con lo que la recuperación no se iniciará hasta 2014.
González ha abogado por más austeridad para que España vuelva a la senda del crecimiento y ha incidido en que "no hay atajos" y "hay que pasar por este camino". Cumplir los objetivos de déficit fiscal es "vital" para la recuperación económica de un país con gran potencial, con fuentes de crecimiento diversificada y con un Gobierno con "amplio respaldo" y voluntad para hacer lo que haga falta para sacar adelante a España.
Por eso, el banquero ha elogiado, ante la atenta mirada de destacados empresarios y el ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, la estrategia del Ejecutivo, que, en su opinión, va "en la dirección adecuada". En ocho meses se han hecho muchas cosas, ha recordado, y ello ha permitido que ahora tengamos el mercado laboral "más flexible de Europa, de lejos".
Además, ha incidido en que se han tomado muchas decisiones para reducir el déficit fiscal y se está poniendo "orden" en el sector financiero, lo que da la oportunidad de construir una nueva España "económicamente mucho más potente y sostenible". De esa forma, ha asegurado, el país podrá "recuperar el lugar que le corresponde", aunque a continuación ha hablado de un plazo de 10 años para que España esté en una posición mejor que la de otros países europeos. También ha advertido de que inevitablemente la renta per cápita de los españoles se reducirá tras la crisis, si bien confía en las posibilidades de recuperación en el futuro.