En espera de los Presupuestos Generales del Estado para el próximo 2013, en el que puede concretarse nuevas medidas de ajuste y modificaciones tributarias, lo que ya sabemos es de los cambios en el IRPF para las plusvalías generadas en periodos menores a un año, un cambio que no va a afectar a distintos productos como la cuentas remuneradas, los depósitos y el cobro de dividendos.
La elevada rentabilidad de estos dos últimos les ha hecho ganar muchos enteros en los últimos meses, los primeros beneficiados por la derogación de la Ley Salgado y los segundos por el bajo precio de muchas acciones (a pesar del rally alcista del mes de agosto y primeras semanas de septiembre), que permite que empresas sólidas paguen un elevado dividendo en comparación con el precio de compra de la acción.
Gracias a ello, ambas opciones se van a posicionar como productos estrella para los ahorradores en los próximos meses, pero con matices que hay que tener muy en cuenta a la hora de ver dónde "colocamos" nuestro dinero.
En qué ganan los dividendos
Claramente, vencen en rentabilidad. Tenemos grandes empresas que aún siguen ofreciendo dividendos que suponen ganar entre un 8% y un 10% anual en muchos casos. Una cifra que incluso es muy superior si se compraron acciones en los mínimos de finales del mes de julio. Por ejemplo, Banco Santander, con un dividendo de 0,60 euros por acción, ofrece actualmente una rentabilidad del 9,5%, una cifra que alcanzó el 15% cuando en julio su precio descendió a apenas 4 euros. Pero incluso las empresas grandes generan dudas, no sólo porque con la circunstancias actuales los beneficios bajen y, por tanto, lo que reparten entre sus accionistas, sino porque como ha sido el caso de Telefónica, las empresas pueden incluso optar por su no reparto para, así, mejorar la situación financiera de la empresa.
Ese componente de riesgo al invertir en acciones hay que tenerlo muy en cuenta y añadirlo el que ya tiene en sí invertir en acciones, ya que podemos quedarnos atrapados en ciclos bajistas que hagan disminuir el valor de nuestra inversión, así como el cambio de fiscalidad, que sí le afectará si vendemos las acciones antes de un año.
En qué ganan los depósitos
Los depósitos nos dan menos rentabilidad, pero ésta es segura desde que hemos formalizado el contrato, a la vez que tenemos garantizado el capital y podemos invertir a plazos inferiores a un año sin que nuestra fiscalidad se eleve.
La gran variedad de estos productos nos permite comparar y diversificar entre distintas entidades y plazos con el objeto de maximizar nuestras ganancias, con depósitos que incluso ya alcanzan el 4,60% y que, posiblemente, sigan subiendo, a contracorriente de los tipos de interés por la mayor necesidad de las entidades de captar fondos, existiendo muchas ofertas que sólo son válidas para el llamado "dinero nuevo" (procedente de otras entidades), lo que nos obliga a ser muy activos, comparando y moviendo nuestro dinero.
Por ello, a la hora de desarrollar nuestra estrategia de ahorro, tenemos que tener siempre en cuenta, además de la rentabilidad, el distinto grado de riesgo, apostando por unos, por otros o incluso por un mix en el que se cubran las necesidades de ahorro, teniendo siempre dinero disponible y sin riesgo para cualquier necesidad.
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