Tras más de veintidós años de actividad, la mítica sala de conciertos Caracol, situada en el corazón de Madrid, ha tenido que cerrar sus puestas. El pasado martes, el Departamento de Disciplina Urbanística de Madrid precintó el local situado en la calle Bernardino Obregón.
Según declara la propia empresa, Sala de Espectáculos Caracol S.L., "no cejará en el empeño de aclarar cuanto antes esta injusta situación, para retomar en cuanto sea posible sus actividades y minimizar de este modo el perjuicio económico y laboral que sus trabajadores están sufriendo".
Esta sala, una de las más longevas y activas de la capital, cerrará sus puertas de manera temporal por una "cuestión de documentación" requerida por el Ayuntamiento de Madrid, según han explicado fuentes del local a Europa Press.
"Nos han avisado de que hay que hacer una serie de reformas por tema de aforo, es una cuestión de documentación. No es un cierre definitivo, es una cuestión de administración y estamos hablando con el Ayuntamiento para solucionarlo lo antes posible", han planteado estas fuentes.
La empresa describe este repentino cierre como "batacazo cultural, laboral y económico" y se ha visto obligada a reubicar temporalmente las actuaciones programadas e incluso a aplazar muchas de ellas.
La empresa ha decidido solicitar una reunión con la autoridad competente para conocer los detalles de la operación. Hasta ahora no ha sido posible. La Sala Caracol ya fue clausurada en el año 2004 por carecer de Licencia de Funcionamiento. Ahora ya la tiene concedida, pero el motivo de su clausura podría ser otro: la actividad que desarrolla.