Pescanova, lejos de despejar su futuro, se encuentra bloqueada ante la falta de unanimidad de sus acreedores sobre el futuro de la compañía. Tal y como publica este lunes el diario Expansión, los acreedores barajan, principalmente, tres posibilidades para enderezar la compañía, pero, a día de hoy, ninguna cuenta con el respaldo del 50% de éstos. Y es que desde que en marzo Pescanova se declarase en concurso de acreedores, no consigue establecer un rumbo único y claro.
La propuesta principal está liderada por Damm, que incluye una quita de entre el 85% y el 90%, además de una inyección extra de capital de 250 millones de euros y una reserva de entre el 2% y 3% del accionariado para los minoritarios. Esta propuesta la apoyan Juan Manuel Urgoiti, no, sin embargo, los acreedores, que son principalmente los bancos.
La banca no quiere oír hablar de ninguna propuesta que provenga de antiguos accionistas. Por ello, los acreedores internacionales de la compañía apuestan por la propuesta de Centerbridge y Blue Crest, que proponen una quita de entre el 70% y el 75%. Pero esta propuesta es rechazada, a su vez, por los acreedores nacionales, tales como Sabadell, Popular, CaixaBank, BBVA, NCG, Bankia y Santander.
Éstos están impulsando una alternativa a las dos propuestas anteriores que contempla la posibilidad de un convenio por parte de todos los acreedores, quedándose así temporalmente con Pescanova. Al caos existente en la compañía hay que sumarle la oposición de los pequeños accionistas a perderlo todo. Éstos abogan por la venta de las filiales en Chile, para tratar así de sanear la compañía e impulsarla de nuevo.