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El fantasma griego vuelve a desatar el pánico en Europa

Analistas y economistas de Europa y EEUU comienzan a temer que Grecia no haya dejado de ser nunca una bomba de relojería a punto de estallar.

Analistas y economistas de Europa y EEUU comienzan a temer que Grecia no haya dejado de ser nunca una bomba de relojería a punto de estallar.

Presas del nerviosismo, las bolsas de medio mundo dieron este miércoles una fuerte señal de alarma. Las caídas fueron abundantes, y dejaron -por ejemplo- a nuestro Ibex 35 a punto de perder el 100% de lo ganado a lo largo de este 2014.

Tal y como destaca el experto en inversión de InBestia y Libre Mercado, Hugo Ferrer, las expectativas en Europa durante los últimos tres meses se han vuelto más pesimistas lastradas por los malos resultados en Alemania y los problemas en Francia e Italia.

Predicciones y advertencias como las que han hecho recientemente expertos inversores como Peter Schiff o William White sobre un "colapso" financiero que se avecina merced a una sobrealimentada burbuja de deuda pública, sobre todo en EEUU con dólares artificialmente baratos, tiene a muchos inversores en estado constante de vigilancia.

Son muchos los expertos que advierten de que la situación de calma chicha en los mercados (la escasa volatilidad vivida durante los últimos años) invita a la relajación y la confianza y suele ser preámbulo al estallido de grandes crisis financieras.

En esta situación, con una Europa a medio gas merced a los problemas que atraviesan Alemania, Francia e Italia, Grecia vuelve a provocar escalofríos. El país heleno, uno de los iconos de la crisis financiera que dejó al euro al borde del colapso, vuelve a entrar en las quinielas del default.

9.000 millones en 2015

Tal y como publicaba este mismo miércoles Financial Times, en Grecia se ha dado esta semana la tormenta perfecta. Por un lado, el desalentador panorama político: el partido de izquierda radical Syriza crece en las encuestas merced a un programa cuya principal propuesta es el impago del 50% de la deuda pública del país.

Por otro lado, precisamente, el regreso del fantasma de la deuda pública que alcanza ya el 174% del PIB y un Gobierno que el lunes pedía en la reunión de ministros de finanzas de la Eurozona abandonar el programa de rescate al que está sometido (financiación a cambio de medidas políticas concretas).

El problema es que esta propuesta para salir del programa llega a cuatro meses de una votación clave, que podría desembocar en la convocatoria de elecciones anticipadas, y a 15 meses de que el FMI ejecute el vencimiento de 12.000 millones de euros que Grecia deberá pagar antes de enero de 2016. Sin ir más lejos, la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, advertía esta misma semana de que Grecia aún puede caer en bancarrota, que no ha logrado evitar por completo tal escenario. Lagarde no descarta la quiebra de Grecia ni que, como consecuencia, deba abandonar el euro y la Unión Europea.

Así las cosas, esta semana la prima de riesgo griega se disparaba. La diferencia entre los rendimientos de los bonos griegos y los alemanes se mueve este jueves en el entorno de los 800 puntos básicos, tras dispararse desde el entorno de los 700 puntos básicos. Precisamente, este año Atenas ha vuelto a acudir al mercado tras cuatro años sin emitir deuda.

Un informe de Capital Economics advertía de que "la reacción adversa del mercado a los planes griegos para salir del rescate ha destacado la frágil confianza hacia el país y sus posibilidades de financiarse en 2015 según sus planes". Y es que en esta situación, Grecia tiene previsto -según sus presupuestos- emitir 9.000 millones de euros en bonos a 7 y 10 años.

La cuestión es ¿quién los compraría y a qué precio? Sus últimas incursiones en los mercados de deuda han sido un fracaso, con escaso volumen de demanda pese a los altísimos rendimientos que ofrecían. Una señal clara de auténtico pánico a esa gran piscina de deuda en la que se ha convertido el país heleno.

Sus cuatro principales bancos, en problemas

Y si el sector público griego asusta, el privado no le va a la zaga. Otro de los factores que se alineó este miércoles con la deuda griega fue la publicación por parte de la agencia de calificación Fitch de que la solvencia de los cuatro mayores bancos griegos (National Bank of Greece, Piraeus Bank, Eurobank Ergasias y Alpha Bank) refleja la debilidad de la calidad de sus activos, afectada por el entorno operativo en Grecia, lo que no permite una rápida mejoría de su elevada morosidad, mientras que no puede garantizarse el apoyo del Estado en el futuro en caso de ser necesario por los escasos recursos públicos disponibles.

Todo un cóctel público y privado que coloca a Grecia de nuevo en el escenario europeo como ese gran fantasma que colocó a Europa al borde del colapso.

Bruselas promete más ayudas

Dada la tensión existente, Bruselas ha tardado muy pcoo en reaccionar. La Comisión Europea (CE) ha abogado este jueves por una "evolución fluida" del apoyo de la zona euro a Grecia una vez que la parte europea del programa cumpla a finales de año, y aseguró que Europa seguirá ayudando a ese país "de la manera que sea necesaria" para garantizar unas condiciones de financiación razonables.

"No debe haber ninguna duda de que Europa seguirá ayudando a Grecia de la manera que sea necesaria para garantizar las condiciones de financiación razonables para el Estado griego y para allanar el camino de regreso a un acceso pleno y sostenible del mercado", señaló el vicepresidente de la CE y comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Jyrki Katainen.

Bruselas trata, así, de garantizar a los mercados que la zona euro no dejará caer a Grecia al final del actual segundo rescate. "Apoyaremos a Grecia en asegurar a los acreedores y los mercados financieros el compromiso firme (del país) con las reformas y con el mantenimiento de los objetivos presupuestarios, incluido un colchón fiscal fuerte y adecuado", para hacer frente a eventuales dificultades, destacó el responsable europeo.

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