Un mal cálculo urbanístico ha convertido a Baldwin Street en la calle pavimentada más empinada del mundo, según el Libro Guinness de los Récords. Con un desnivel máximo del 35%, caminar por sus 350 metros de longitud es un auténtico reto.
Más datos. Un paseo por la calle Baldwin hace que por cada 2,86 metros recorridos subas un metro de altitud, por lo que al final del tramo superas los 100 metros de altura. Para garantizar que los automóviles se adhieran con seguridad a la superficie, el camino está pavimentado con hormigón en vez de asfalto. Y es que hay vida a lo largo de esta vía. En concreto, 34 casas.
Esta curiosa estampa surgió durante la creación de la ciudad, cuando los arquitectos de turno quisieron imitar a los suburbios de Edimburgo sin tener en cuenta las particularidades del terreno neozelandés.