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Jesús Gómez Ruiz

Los misterios de la inflación

Los arúspices ya han descifrado los misterios latentes en las entrañas del pollo, han hablado los augures interpretando el vuelo de las aves en el cielo, por fin se ha hecho pública la cifra del IPC de agosto. El monstruo de la inflación se ha despertado y es preciso descubrir quién ha perturbado su sueño. Los augurios confirman que los culpables son el petróleo, los alimentos no elaborados y el turismo... Los sacerdotes han tomado nota y se disponen a reconvenir a los culpables, que tan irresponsablemente ponen en peligro vaticinios de los que dependen billones de pesetas.

El problema de estas teorías que pretenden explicar la realidad es que no van más allá del síntoma; sólo advierten el accidente, no la esencia. Y no es posible comprender la realidad sin remontarse a la esencia de las cosas. En el caso que nos ocupa, sin saber cuáles son las verdaderas causas del incremento de los precios.

D. Rodrigo Rato nos dice que el sector turístico incrementa sus precios "de una manera injustificada" y que es preciso hacer entender al sector turístico que la "competencia internacional en el Mediterráneo está volviendo a surgir". Ante estas declaraciones, cabe hacer dos preguntas: la primera, ¿qué es una subida de precios "justificada"? La segunda, que hasta que esa competencia mediterránea resurja finalmente, ¿no hacen bien los hoteleros en aprovechar la coyuntura favorable?

El Sr. Rato sabe muchísimo más de Economía de lo que cabría deducir de sus declaraciones. Son otros los motivos que impulsan al Sr. Ministro a decir estas cosas. Él se da cuenta de que la debilidad del euro hace más atractiva a España como destino turístico, especialmente para británicos, japoneses y norteamericanos, que tienen un margen de un 30% respecto de los precios de 1998 expresados en sus divisas para pujar por los destinos turísticos españoles -en 1999, las estancias en hoteles de los no residentes en España aumentaron más de un 21% respecto de las de 1998, comparadas con poco más de un 4,5% de incremento interanual de las estancias de los residentes en España. Los políticos socialistas europeos dijeron que era preciso hundir el euro -después de prometer que desplazaría al dólar como moneda de reserva gracias a su solvencia, robustez y estabilidad, estafando a todos los que confiaron en la moneda única- porque habían subido ligeramente las cifras de desempleo en Francia y Alemania y sus economías no crecían lo suficientemente deprisa. Imagínense ustedes lo que harán estos individuos cuando lleguen de verdad los problemas.

Pues bien, ese hundimiento deliberado del euro empieza a producir sus frutos. El precio de los productos exportables expresado en euros empieza a subir -¡qué casualidad, hombre, nuestros principales productos exportables son precisamente los alimentos no elaborados y el turismo! Como los políticos socialistas europeos decidieron que lo mejor que podían hacer para fomentar el empleo era regalar parte de nuestra producción al extranjero a través de la manipulación de la moneda, ahora nos encontramos con que queda menos para nosotros, y por tanto, debemos pagarlo más caro. Esperemos que los políticos entiendan alguna vez que la teoría de la devaluación competitiva no consiste en otra cosa más que en abrir nuestros almacenes y nuestros comercios e invitar a los extranjeros a que se lleven lo que quieran a cambio de una propina. ¡Y a esto lo llaman prosperidad!.

La lepra no se disimula con maquillaje, del mismo modo que los desmanes monetarios no se van a arreglar por que se les dé un tirón de orejas a los hoteleros por aumentar sus beneficios en moneda europea... mientras que éstos mismos han disminuido notablemente en moneda extranjera. El mal ya está hecho, señores, ahora, ¡sálvese quien pueda!

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