Ciudad de México-Don José Luis Rodríguez Zapatero parece ser la esperanza de los socialistas españoles, un tanto deprimidos tras ser derrotados por José María Aznar del Partido Popular, “la derecha” para que nos entendamos.
Y hete aquí que el flamante líder del Partido Socialista Obrero Español ha dicho esta semana que “bajar impuestos es de izquierdas”. Toda una revelación porque, hasta ahora, se suponía lo contrario.
El propio gobierno de Felipe González del PSOE demostró con creces que la izquierda moderna, incluida la izquierda un poco descafeinada de la tercera vía, más bien actúa en sentido contrario, aumentando gravámenes para que el bondadoso gobierno haga mucho gasto social y, de paso, les quite a los ricos para darle a los pobres (bueno, se supone que el esquema funciona y que los dineros públicos de veras llegan a los pobres y no se atoran en los vericuetos de la burocracia).
¿Qué le pasa, entonces, al señor Rodríguez Zapatero?, ¿se nos volvió “supply-side”, promotor de la economía de la oferta?, ¿se infectó de “neoliberalismo”? No, nada de eso. Lo que le pasa al flamante líder del PSOE es que ahora los socialistas no son gobierno en España, y la oposición suelta la lengua. Las ventajas de no tener el poder, que debía haber alguna.
En el fondo, la insólita declaración de Rodríguez Zapatero, de la que ya se han burlado bien y bonito varios periodistas españoles, refleja la crisis de rumbo que sufre la “izquierda” prácticamente en todo el mundo tras la caída del imperio soviético.
Refleja también que los tiempos han cambiado. Que el centro político es más rentable y refleja que los toros se ven distintos desde la barrera. Es decir, que los electores, con toda razón, no quieren oír más historias de aumentos de impuestos y que cuando uno está en la oposición hay que endulzarle el oído a los votantes.
Por elemental congruencia la izquierda moderna sólo puede estar a favor, en el fondo, de mayores tasas impositivas. Por un lado, los impuestos permiten (se supone) distribuir la riqueza; por otro, en estos días que corren ya no se “venden” con facilidad barrabasadas tales como las expropiaciones por parte del Estado, y es preciso apalancar un “Estado grande y fuerte” en la recaudación creciente de impuestos.
Pero esto es lo que hace la izquierda (incluida la izquierda descafeinada de algunos organismos “respetables” como el Banco Mundial) cuando llega al gobierno. No van a ser tan tontos para predicarlo desde la oposición; fuera del gobierno la retórica no compromete y se puede ir en contra de la propia ideología a cambio de unas migajas de popularidad.
Previsiones para México:
1.- El próximo gobierno de Vicente Fox debe definirse en el núcleo de toda política: la política fiscal, ¿a quién le quitamos cuánto y para hacer qué? En términos prácticos y modernos eso es lo que define la izquierda o la derecha. ¿Queremos un gobierno grandote y gastador o un gobierno mínimo que se concentre en garantizar los derechos humanos y los derechos de propiedad?
2.- Para seguirse sintiendo de “izquierda” algunos necesitan un referente extremo y repulsivo a la “derecha”. La izquierda retórica se atrinchera en el siglo XIX e imagina un mundo de jacobinos y clericales para sentirse ubicada; por supuesto, los despistados moralistas promotores de prohibiciones y censuras les proporcionan ese referente.
3.- En caso de que la izquierda “light” promotora de más gasto gubernamental se logre colar al gobierno de Fox, no habría que extrañarse si el día de mañana escuchamos a los nacionalistas-revolucionarios (PRD y PRI populista) predicar reducciones de impuestos, como si de pronto se hubiesen convertido al “supply-side” y hubiesen estudiado buena economía.
Pero que nadie se asuste. Al igual que el señor Rodríguez Zapatero sólo serán abandonos estratégicos del reducto ideológico para cosechar simpatías; usted sabe, esas cosas que hacen los políticos cuando son oposición y, además, les robaron las banderas.
© www.aipenet.com
Ricardo Medina Macías es analista político mexicano.
Y hete aquí que el flamante líder del Partido Socialista Obrero Español ha dicho esta semana que “bajar impuestos es de izquierdas”. Toda una revelación porque, hasta ahora, se suponía lo contrario.
El propio gobierno de Felipe González del PSOE demostró con creces que la izquierda moderna, incluida la izquierda un poco descafeinada de la tercera vía, más bien actúa en sentido contrario, aumentando gravámenes para que el bondadoso gobierno haga mucho gasto social y, de paso, les quite a los ricos para darle a los pobres (bueno, se supone que el esquema funciona y que los dineros públicos de veras llegan a los pobres y no se atoran en los vericuetos de la burocracia).
¿Qué le pasa, entonces, al señor Rodríguez Zapatero?, ¿se nos volvió “supply-side”, promotor de la economía de la oferta?, ¿se infectó de “neoliberalismo”? No, nada de eso. Lo que le pasa al flamante líder del PSOE es que ahora los socialistas no son gobierno en España, y la oposición suelta la lengua. Las ventajas de no tener el poder, que debía haber alguna.
En el fondo, la insólita declaración de Rodríguez Zapatero, de la que ya se han burlado bien y bonito varios periodistas españoles, refleja la crisis de rumbo que sufre la “izquierda” prácticamente en todo el mundo tras la caída del imperio soviético.
Refleja también que los tiempos han cambiado. Que el centro político es más rentable y refleja que los toros se ven distintos desde la barrera. Es decir, que los electores, con toda razón, no quieren oír más historias de aumentos de impuestos y que cuando uno está en la oposición hay que endulzarle el oído a los votantes.
Por elemental congruencia la izquierda moderna sólo puede estar a favor, en el fondo, de mayores tasas impositivas. Por un lado, los impuestos permiten (se supone) distribuir la riqueza; por otro, en estos días que corren ya no se “venden” con facilidad barrabasadas tales como las expropiaciones por parte del Estado, y es preciso apalancar un “Estado grande y fuerte” en la recaudación creciente de impuestos.
Pero esto es lo que hace la izquierda (incluida la izquierda descafeinada de algunos organismos “respetables” como el Banco Mundial) cuando llega al gobierno. No van a ser tan tontos para predicarlo desde la oposición; fuera del gobierno la retórica no compromete y se puede ir en contra de la propia ideología a cambio de unas migajas de popularidad.
Previsiones para México:
1.- El próximo gobierno de Vicente Fox debe definirse en el núcleo de toda política: la política fiscal, ¿a quién le quitamos cuánto y para hacer qué? En términos prácticos y modernos eso es lo que define la izquierda o la derecha. ¿Queremos un gobierno grandote y gastador o un gobierno mínimo que se concentre en garantizar los derechos humanos y los derechos de propiedad?
2.- Para seguirse sintiendo de “izquierda” algunos necesitan un referente extremo y repulsivo a la “derecha”. La izquierda retórica se atrinchera en el siglo XIX e imagina un mundo de jacobinos y clericales para sentirse ubicada; por supuesto, los despistados moralistas promotores de prohibiciones y censuras les proporcionan ese referente.
3.- En caso de que la izquierda “light” promotora de más gasto gubernamental se logre colar al gobierno de Fox, no habría que extrañarse si el día de mañana escuchamos a los nacionalistas-revolucionarios (PRD y PRI populista) predicar reducciones de impuestos, como si de pronto se hubiesen convertido al “supply-side” y hubiesen estudiado buena economía.
Pero que nadie se asuste. Al igual que el señor Rodríguez Zapatero sólo serán abandonos estratégicos del reducto ideológico para cosechar simpatías; usted sabe, esas cosas que hacen los políticos cuando son oposición y, además, les robaron las banderas.
© www.aipenet.com
Ricardo Medina Macías es analista político mexicano.