Menú
Emilio J. González

Duisenberg el triunfador

La reunión de los ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea el pasado fin de semana en Malmoe (Suecia) ha tenido un triunfador inesperado. La estrella es, ni más ni menos, que el presidente del Banco Central Europeo, el tantas veces criticado Wim Duisenberg. El “holandés errante” parece que empieza a entender de qué va esto de la política monetaria, que trata de mucho más que de subir o bajar los tipos de interés, y empieza a llegarle el reconocimiento.

Duisenberg empezó su mandato de forma muy timorata y austadiza a la hora de tomar decisiones, lo que le llevó a plegarse a los dictados de los intereses políticos de Francia y Alemania bajo la forma de un recorte de tipos de interés que, a la postre, se demostró tan innecesario como nocivo. La credibilidad del BCE y, por ende, el euro, pagaron las consecuencias. Luego vinieron los constantes ataques por parte de los políticos franceses, resentidos por la forma en que los alemanes tomaron el pelo a su país.

El “chauvinismo” nunca pudo aguantar que, después de instalar la sede del banco en Frankfurt, Alemania no cumpliera su promesa de nombrar a un francés como primer presidente de la institución. Y después llegaron nuevamente las presiones políticas, mano a mano con las de los mercados financieros, para que Wim Duisenberg relajase la política monetaria, en vista de la que está cayendo desde hace unos meses en las Bolsas de todo el mundo y de las incertidumbres sobre el crecimiento económico que suscita el frenazo en seco de la economía estadounidense.

El presidente del BCE, sin embargo, se ha mantenido firme en las últimas semanas frente a la mareada de presiones para que bajase los tipos de interés. Duisenberg dijo que la inflación en la zona del euro no está para alegrías y que es mejor esperar. También recordó que la primera misión del banco es la búsqueda de la estabililidad de precios. De esta forma, Duisenberg ha transformado la debilidad del euro en fortaleza, la presión de los mercados en confianza en la economía de los Doce, y la falta de crédito del BCE en credibilidad. Después de ello, sólo los franceses siguen hablando de su sustitución al frente de la entidad en 2002. Los demás le dieron su apoyo explícito el pasado fin de semana. Duisenberg, por tanto, está más fuerte que nunca; la unión monetaria empieza a estarlo también.

En Libre Mercado

    0
    comentarios