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Luis Pazos

¿Desaparecen las empresas nacionales?

Un empresario me manifestó su preocupación por la paulatina absorción de los principales sectores de la economía mexicana –banca, seguros, comercio e industria– por inversionistas extranjeros. Sin caer en posiciones globalifóbicas, me describió un panorama donde parece que los empresarios mexicanos están condenados a desaparecer.

¿Podemos achacarle esa desnacionalización de la economía a la falta de políticas proteccionistas de los gobernantes o a la incapacidad de los empresarios mexicanos para competir en mercados globalizados? Ninguno de esos fenómenos es la verdadera causa. Aunque es lógico que en un mercado globalizado existan ventas y fusiones de empresas, el resultado no tiene que ser necesariamente la desaparición del empresariado nacional. En 1985, España se abrió y se incorporó a la comunidad europea. Aunque muchas empresas españolas fueron adquiridas por firmas alemanas, francesas e inglesas, actualmente el empresariado español es más fuerte que hace 15 años.

La causa de la pérdida de presencia de los empresarios mexicanos la debemos buscar en un cuarto de siglo de crisis inflacionarias, de devaluaciones y en políticas de aceleraciones y frenazos que cambiaban abruptamente el entorno, de crecimiento rápido a fuertes recesiones. Las crisis del 76, 82, 87 y la del 94-95, donde en pocos meses se duplicaron tasas de interés, se disparó el dólar y de expectativas de crecimiento de 7% caímos en una recesión que significó una contracción de 6%, además de inseguridad jurídica y política, fueron las verdaderas causas del desplazamiento del empresariado mexicano.

Un cuarto de siglo de crisis no tan solo hizo trizas los ahorros y salarios de millones de trabajadores, también descapitalizó, endeudó y desincentivó a los empresarios. Es importante situar las verdaderas causas del achicamiento del empresariado mexicano, pues es fácil culpar al neoliberalismo y a la globalización de fenómenos que tienen su origen en el desorden monetario y presupuestario de los gobiernos mexicanos a lo largo de los últimos 25 años.

La solución no es regresar al proteccionismo o subsidiar a los empresarios sino equilibrar las finanzas públicas, desregular y crear las condiciones de estabilidad de precios, cambiaria y de bajas tasas de interés, para que los empresarios mexicanos vuelvan a retomar su papel de productores de riqueza y no se limiten a vender sus maltrechas empresas.

© AIPE

Luis Pazos es Director del Centro de Investigaciones sobre la Libre Empresa de México.

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