Una mirada a la situación que enfrenta la Argentina hoy parece llevarnos a la conclusión de que lo que ocurre es por causa de la caja de conversión o, más fácil, de la dolarización de la economía hace diez años por Domingo Cavallo. Pero lo que parece ser así, en realidad no es. Veamos.
Desde la década de los años 50, cuando las políticas económicas del régimen peronista llevaron a la ruina a la economía argentina, con una inflación que a mediados de la década de los años 80 excedía 1000%, nadie le prestaba un centavo a la Argentina. El populismo peronista complació durante muchos años las insensatas peticiones de los descamisados, simplemente imprimiendo más billetes. Los esfuerzos del régimen de Raúl Alfonsín en 1985 por sanear la economía mediante el invento de una nueva moneda, el austral, fracasaron porque nadie en el mundo creyó que los políticos argentinos pudieran aplicar una política fiscal suficientemente dura para mantener esa ilusión de prosperidad.
Cuando Domingo Cavallo logró convencer al presidente Menem e implantó lo que de hecho fue una dolarización de la economía argentina, el mundo bancario internacional, tanto privado como público, se entusiasmó y comenzó a prestar a la Argentina a manos llenas. Los banqueros creían que le estaban prestando a Cavallo, pero en realidad le estaban prestando a Menem.
Debemos recordar que Carlos Menem llegó al poder con el voto peronista. Su formación política no fue diferente a la de los otros muchos presidentes de América Latina que cortejan al votante y logran el triunfo electoral con un populismo desbocado. La reforma monetaria de Cavallo le produjo a su régimen lo que no había tenido por muchas décadas ningún otro presidente argentino: amplio crédito y por lo tanto mucha plata para gastar y para alimentar las consabidas corrupciones. Cuando se aproximaban las nuevas elecciones, el presidente se peleó con Cavallo, lo despidió y se puso a gastar como nuevo rico, con lo cual ganó por segunda vez el solio presidencial.
La actual crisis de la Argentina, país que no tiene con qué pagar el servicio de su deuda, parece ser pero no es consecuencia directa de la dolarización de la economía. Es sí su consecuencia indirecta porque sin ella ningún banquero le hubiera prestado a la Argentina un centavo. Y el presidente De la Rúa ha vuelto a llamar a Cavallo a ver si, con su prestigio, logra salvar su régimen.
© AIPE
Nicomedes Zuloaga, abogado y empresario venezolano, fue director del diario La Verdad.
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