Menú
Emilio J. González

La tributación del ahorro

La reforma del IRPF empieza a tomar cuerpo. No es un cambio radical, sino que podría considerarse la segunda etapa de la que se llevó a cabo en la pasada legislatura. Eso es lo que se desprende del Informe Lagares, en el que en esta ocasión participa directamente el Ministerio de Hacienda a través del secretario de Estado de Hacienda, Estanislao Rodríguez-Ponga. Por tanto, se puede considerar que las conclusiones del informe serán algo más que una guía para Hacienda.

De esta forma, se puede dar por sentado que la tributación de las plusvalías se reducirá al 15% o al 16%, para igualarla a lo que sea el nuevo tipo marginal mínimo del impuesto. Una medida que busca potenciar el ahorro a través de una tributación más favorable, puesto que sin ahorro no hay inversión y sin inversión no hay ni crecimiento económico, ni creación de puestos de trabajo ni mejoras del bienestar de la sociedad. Y es que cuanto menor sea su tributación, más incentivos habrá para ahorrar en unos tiempos en los que los españoles ya no depositan el dinero en el banco porque ofrece rentabilidades muy bajas y lo colocan en fondos de inversión o directamente en acciones. Estos generan a lo largo del tiempo unas plusvalías mayores que la rentabilidad que puedan ofrecer los intereses o las letras del Tesoro, pero también implican un riesgo. Por ello, al rebajar la imposición que las grava, se estimula el ahorro.

Además, hay un segundo factor. Con la globalización, el desarrollo de las nuevas tecnologías y la entrada en vigor del euro hoy es muy fácil mover el dinero a lo largo y ancho del mundo, en busca de mayores rentabilidades. Si además se hace dentro de la zona del euro, la inversión tiene menos riesgo porque todos los países de la misma tienen la misma moneda y, por tanto, no hay ganancias ni pérdidas de dinero por los movimientos de los tipos de cambio dentro de la eurozona. La misma moneda, sin embargo, no significa la misma fiscalidad sobre el ahorro. De hecho, hay países como Irlanda y, sobre todo, Luxemburgo, donde el ahorro apenas tributa. Si España quiere conservarlo, debe adaptarse a esa competencia fiscal, y eso significa impuestos más bajos.

En Libre Mercado

    0
    comentarios