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Emilio J. González

¿Recesión?

El dato de producción industrial de Estados Unidos en agosto ha sorprendido por lo malo que ha sido. La actividad del sector secundario se contrajo el 0,3% cuando los analistas estimaban una subida del 0,2%, y las bolsas acogieron mal el resultado. ¿Significa esto que EEUU puede volver a caer en la recesión? No necesariamente. Es cierto que en agosto se ha registrado la primera caída en nueve meses de la producción industrial, pero también es verdad que la Reserva Federal ha revisado el dato de julio al alza, y pasó del 0,2% al 0,4%. Por tanto, no es descartable que la cifra preliminar luego sea mejor.

En segundo término, los responsables de la caída son dos sectores concretos: el automóvil, que lleva año y medio en crisis, y la electrónica de consumo, afectada por la caída de las expectativas de los consumidores y, sobre todo, por los últimos coletazos de la crisis de las tecnológicas, que dura también año y medio. Sin embargo, esos sectores están dando síntomas de que las cosas están empezando a cambiar. Los grandes constructores norteamericanos de automóviles han empezado otra vez a contratar trabajadores, después de los ajustes de plantilla que tuvieron que efectuar para adaptarse a la caída de la demanda. Ese es un signo claro de que las cosas empiezan a mejorar. En cuanto a la electrónica de consumo, cada vez son menos las empresas del sector que anuncian revisiones a la baja de sus previsiones de sus previsiones de ingresos y beneficios, lo que significa que la crisis en este sector empieza a tocar suelo. Las demás ramas de la industria norteamericana, en cambio, presentan síntomas más o menos intensos de recuperación, lo que probablemente se trasladará en los próximos meses al crecimiento económico, siempre y cuando la posible guerra con Irak y el consecuente encarecimiento del petróleo no trunquen una recuperación todavía incipiente y débil.

Lo que, desde luego, no parece posible es que EEUU vaya a retornar a la recesión si no es por culpa de las consecuencias de la guerra. De hecho, la encuesta de gestores de fondos correspondiente a septiembre, que elabora todos los meses Merryll Lynch, indica que el 48% de los mismos considera que la recuperación está en marcha, frente al 43% que pensaba así en agosto. Estos son los niveles previos a los atentados del 11-S. La opinión mayoritaria, además, es que, por débil que vaya a ser la reactivación, lo más probable es que se pueda descartar la vuelta a la recesión. Estas opiniones se basan tanto en el análisis de los datos macroeconómicos que se van publicando -unos hablan de crisis, otros de recuperación- como en el hecho de que las perspectivas de evolución de los beneficios empresariales se han estabilizado, o sea, que se acabaron las revisiones a la baja de las previsiones de ingresos porque la crisis ha tocado fondo y las cosas, probablemente, a partir de ahora van a ir mejor.

Estas opiniones están reflejadas en lo que es la composición de sus carteras de inversión, en las que han dado más peso a las acciones vinculadas con sectores cíclicos que a los títulos de renta variable defensivas, porque apuestan por la recuperación económica. Además, un 26% de ellos considera que los precios de las acciones están infravalorados un 15% o más. Lo cierto, sin embargo, es que entre los gestores de fondos ha aumentado la aversión al riesgo. Por ello, siguen manteniendo posiciones altas de dinero en caja, en vez de trasladarlo a la renta variable, cuando en una recuperación económica ese dinero se invierte rápidamente en acciones. Pero con una posible guerra en ciernes, su actitud es lógica, y debe interpretarse como un acto de prudencia, no como dudas sobre una recuperación que, a pesar del mal dato de producción industrial, parece que ya está en marcha.

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