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Emilio J. González

Alegría en el parqué

Después de tres años de crisis continuada, en la que ha perdido un 47%, la Bolsa española ha comenzado 2003 con buen pie. Hay alegría en el parqué, el dinero entra, las subidas se producen con volumen de negocio –un buen síntoma– y, como resultado de todo ello, al cierre del jueves 9 de enero el Ibex 35 había ganado el 6,56% con respecto al cierre del año pasado y Madrid se ha convertido en la plaza bursátil con mejor comportamiento respecto a la Unión Europea y Wall Street. ¿Es un espejismo, una reacción técnica, un momento de calma en medio de la tormenta o, por el contrario, se trata del inicio de la tan esperada como deseada recuperación del mercado?

Una de las cosas que se están produciendo estos días es el tradicional ‘rally’ de principios de año, cuando los grandes inversores reordenan sus carteras y toman posiciones de cara al conjunto del ejercicio. Eso suele suceder siempre por estas fechas, en un proceso alcista que normalmente se extiende hasta finales de febrero o principios de marzo, y es parte, pero no todo, de lo que pasa estos días.

Además de la tradición, empiezan a publicarse datos reales que avalan las ganancias de principios de año. Las cifras macroeconómicas recientes de Estados Unidos no son malas y aunque hay empresas cuyos resultados van estando por debajo de lo previsto, empiezan a ser cada vez más las que hablan de mejoras, bien por los procesos de ajuste que han llevado a cabo, bien porque su demanda comienza a repuntar. Debido a ello, su cotización en Bolsa está mejorando.

Todo esto se aplica también a la Bolsa española, pero en nuestro caso hay, al menos, otros dos motivos de importancia que explican no sólo esta buena entrada de año sino también por qué el Ibex 35 lo está haciendo mejor que los demás índices europeos y estadounidenses. El más importante de estos factores es Latinoamérica, cuya crisis hundió en 2002 las cotizaciones de las empresas con intereses allí y hoy las impulsa al alza. Por supuesto, la situación en el Cono Sur dista mucho de ser halagüeña pero hay cambios positivos que se dejan sentir en el precio de las acciones. Uno de ellos es la subida del real brasileño, tras la toma de posesión de ‘Lula’ como nuevo presidente del país y los primeros guiños al mercado que ha hecho con el nombramiento de su equipo económico y la exposición de su programa en esta materia. Luego habrá que ver lo que le duran las buenas intenciones pero, de momento, las cosas son así y lo que antes se valoraba como ingresos cero procedentes de Brasil hoy se empieza a considerar que aportará beneficios a las empresas.

En Argentina las cosas también están cambiando. La supresión de las restricciones cambiarias que acaba de aprobar el Gobierno austral supone, entre otras cosas, que las empresas extranjeras con intereses allí podrán repatriar divisas y que se desbloquea uno de los principales obstáculos que impedían el acuerdo con el FMI para refinanciar la deuda externa del país y obtener ayudas. Eso lo ha valorado positivamente el mercado.

En consecuencia, entre Brasil y Argentina están dando un impulso al alza a las acciones de las sociedades cotizadas con intereses allí, hasta tal punto que las principales casas de bolsa y gestoras de fondos de inversión del mundo están empezando a revisar al alza sus recomendaciones sobre estas compañías, lo que, en buena lógica, se traduce en una subida de sus cotizaciones.

El escenario macroeconómico también juega a favor de este mejor comportamiento diferencial de la Bolsa. Por supuesto, la buena marcha de la economía española sigue dependiendo de cómo vayan las cosas en Alemania, Francia, Italia,... pero también de sí misma, algo que se notará este año debido a los efectos tanto de la nueva rebaja del IRPF, ya en vigor, como del 13% de aumento de la inversión pública en el conjunto del ejercicio. Ello, junto con las demás medidas de política fiscal, supondrá una aportación al crecimiento económico de, aproximadamente, un punto. También implica una mejora de los beneficios que, en buena lógica, el mercado empieza a descontar en forma de subidas.

A la luz de todos estos factores se podría empezar a hablar del inicio de la recuperación de la Bolsa, pero no conviene echar tan pronto las campanas al vuelo. Por un lado, el proceso puede verse truncado en un momento determinado por la casi posible guerra de Estados Unidos contra Irak; por otro, los signos de reactivación de la actividad productiva siguen acumulándose, pero aún persisten riesgos al respecto. En consecuencia, la alegría que reina en el parqué en estos primeros días del año está justificada, pero no hay que bajar la guardia demasiado pronto porque sigue habiendo riesgos que pueden hacer mucho daño al inversor ingenuo o distraído.

En Libre Mercado

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