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Emilio J. González

El suelo de los 6.000

El escenario del mercado de valores ha dado un giro de ciento ochenta grados en el plazo de siete días. La semana bursátil que acaba de concluir ha dicho adiós a las alegrías en el parqué con se inauguró 2003 y ha dado paso a la incertidumbre, al nerviosismo a medida que los tambores de guerra con Irak redoblaban con más fuerza. De esta forma, el Ibex 35 ha perdido en las cinco últimas sesiones el 5,1%, rompiendo la tendencia alcista que le llevó a ganar casi un 10% en los veinte primeros días de enero, para concluir en los 5.948 puntos.

Pero la semana ha dejado tras de sí un hecho importante que deben tener en cuenta los inversores. A lo largo de ella se han conocido días de subida y días de bajadas, estas últimas pronunciadas. Pero en cuanto el Ibex 35 estaba en el entorno de los 6.000 puntos, aparecía el dinero y si se distanciaba de este nivel hacia abajo, la presión compradora volvía a acercar al índice selectivo del mercado español a esas posiciones. El volumen de negocio, además, era significativo –superior, de hecho, a la media de las sesenta últimas sesiones– y en cuanto aparecía cualquier buen dato que tiñera de verde los índices norteamericanos, la bolsa lo recogía muy bien y mostraba ganas de subir a pesar de la incertidumbre reinante como consecuencia de la posible guerra contra Irak.

La lectura que se desprende de este comportamiento del mercado de valores es muy importante. En primer lugar, nos dice que el Ibex 35 tiene un suelo muy importante en el nivel de los 6.000 puntos. Este suelo ya actúo como soporte para frenar el desplome de la bolsa en la primera mitad del año pasado y sólo se rompió debido a la presión vendedora que siguió a la constatación del nuevo deterioro de la coyuntura estadounidense y del consecuente retraso en la tan esperada recuperación económica internacional. Ese soporte ahora está funcionando otra vez e indica, además, que a poco espacio que se le deje a la bolsa, esta tiene ganas de subir, en consonancia con la mejora en los resultados empresariales que se va produciendo poco a poco y en el lógico proceso de acercamiento de las cotizaciones al valor real de las empresas cuando los precios de las acciones están infravalorados entre un 10% y un 25%, según calculan los analistas.

En segundo término, el nivel de los 6.000 sirve también de advertencia. Su ruptura a la baja, como consecuencia de la guerra con Irak será una señal de venta porque el siguiente soporte no aparece hasta los 5.200 puntos puntos, es decir, que la primera parada de la caída bursátil se produciría con una pérdida del 13% sobre los niveles actuales. Si la guerra de Irak es rápida y concluye pronto, esa pérdida se recuperaría con rapidez. En el pasado, cuando la bolsa caía por circunstancias extraordinarias como esta, se recuperaba con fuerza en cuanto la incertidumbre empezaba a despejarse e, incluso, los índices se situaban enseguida por encima de los niveles previos a la crisis. Sabiendo esto, la estrategia más inteligente es vender en cuanto el mercado empiece a mostrar síntomas de que rompe el suelo de los 6.000 puntos, si es que llega a producirse, y plantearse volver a entrar cuando esté en el entorno de los 5.200 puntos. Es la forma de ganar dinero incluso en tiempos de incertidumbre como los actuales.

En Libre Mercado

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