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Luis Pazos

Oposición al Tratado con México

En el primer día de vigencia del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, en enero de 1994, una desgastada y vieja guerrilla que ya no era noticia, irrumpió violentamente en San Cristóbal de las Casas, Chiapas. Su aparente líder, un encapuchado, ante medios de comunicación, muchos de los cuales habían llegado desde Estados Unidos unos días antes para el show, manifestó como mensaje principal su oposición al naciente TLC, al que calificó de “tratado de muerte”.

La cobertura en los medios norteamericanos a la guerrilla, que predicaba un obsoleto marxismo, fue exagerada y costosa. A los pocos días, miembros del Congreso de Estados Unidos ya se encontraban en Chiapas, desde donde acusaron al gobierno mexicano de la violación de derechos humanos de los chiapanecos y demandaron la derogación del TLC.

La federación más importante de sindicatos de Estados Unidos, la AFL-CIO, era la encargada de exagerar el conflicto chiapaneco para así tratar de derogar el Tratado de Libre Comercio. La AFL-CIO, que entre sus afiliados tiene varios sindicatos de transportistas y organizaciones agrarias, ha dejado claro que no le conviene la consolidación del TLC, pues significa abrirle las puertas a México del mercado más grande del mundo. Según ellos, el TLC pone en peligro su control sindical sobre miles de empresas norteamericanas, las que se desplazarán a México en búsqueda de mano de obra barata y podrán exportar sus productos sin aranceles a Estados Unidos, gracias al tratado.

Además de constantemente tratar de desacreditar a las maquiladoras, las fuertes centrales sindicales de Estados Unidos apoyan a todos los grupos que se oponen al TLC. Ahora que en México varias agrupaciones que por motivos electorales piden renegociar el tratado o derogarlo en materia agrícola, rápidamente productores y sindicalistas de Estados Unidos han procedido a manifestar su aprobación de reabrir el tratado.

Grupos que se dicen nacionalistas y antiimperialistas, consciente o inconscientemente, le hacen el caldo gordo a las organizaciones norteamericanas que quieren derogar el TLC, acuerdo que significa un considerable avance en beneficio de todos los consumidores de ambos lados de la frontera. Su derogación sería un criminal retroceso a situaciones ya vividas hace décadas: contrabando, corrupción, altos precios, escasez y mala calidad de los productos protegidos.

Luis Pazos Director del Centro de Investigaciones sobre la Libre Empresa.

© AIPE

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