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Emilio J. González

La política del gesto

Todavía no sé si es fruto de la elegancia de Esperanza Aguirre o de la forma de hacer política de Mariano Rajoy, pero lo cierto es que el anuncio de la primera de reducir en un punto el IRPF en la Comunidad de Madrid tiene un valor simbólico enorme, más allá del mero impacto económico de esa política. Es un gesto que quiere decir muchas cosas.
 
En primer término, el anuncio del recorte es una forma de tirar de las orejas al alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, cuya apuesta por la subida de impuestos no ha gustado ni a su partido ni a los habitantes de la Villa y Corte. Esperanza no ha levantado la voz, como han hecho otros miembros de su partido, para criticar a Gallardón; se ha limitado a actuar, y de qué manera. Si el alcalde de Madrid había suscitado muchas dudas acerca del compromiso del PP con los recortes fiscales, Aguirre se ha encargado de poner las cosas en su sitio: el compromiso de los ‘populares’ sigue vive y todo lo demás es cosa exclusiva de Gallardón.
 
El anuncio es, asimismo, un gesto claro del talante de Esperanza Aguirre, que siempre ha militado en los ámbitos del liberalismo y ha dado a entender que quiere aplicar esos mismos principios de más sociedad y menos sector público a su etapa como presidenta de la Comunidad de Madrid. Si sigue por esta línea, sus éxitos serán incuestionables porque todo lo que sea abrir margen a la sociedad en detrimento de los poderes públicos es bueno para la libertad, la democracia y la economía. Si además tenemos en cuenta que las ideas económicas y políticas de Esquerra Republicana de Catalunya, que hoy por hoy tiene la llave del Gobierno de la Generalitat catalana, van justo en dirección contraria, Madrid aumentará su ya de por sí importante atractivo frente a su principal rival en España, Barcelona.
 
Por último, el anuncio de Aguirre, similar a la bajada aprobada recientemente en Navarra, constituye un ejemplo claro de que la competencia fiscal introducida por el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, en el nuevo modelo de financiación autonómica funciona. Si el caso de la Comunidad Foral ha pasado desapercibido para el resto de España, el de Madrid no se podrá pasar por alto así como así. Esta, a fin de cuentas, es la autonomía en la que se mira toda España y su nueva presidenta ha decidido bajar los impuestos aprovechando el margen económico y legal que tiene para ello. A partir de ahora, el resto de gobiernos regionales, ya sean del PP, del PSOE o de cualquier otro partido, tendrán que empezar a dar a sus ciudadanos muchas explicaciones de por qué ellos no hacen lo que hace Madrid que, por cierto, implicará necesariamente una contención del gasto autonómico y una mayor eficiencia en la gestión de los dineros públicos. Pocas veces se podrá decir y hacer tanto con un gesto.

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