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EDITORIAL

Presupuestos sobre arenas movedizas

El líder del PP ha sacado lúcidamente a colación los movedizos presupuestos institucionales de ZP sobre los que Solbes pretende erigir los presupuestos económicos del Estado

Los Presupuestos Generales del Estado, que el Gobierno acaba de presentar a consideración del Congreso, adquirirían este año un tono esperpéntico o surrealista si no fuera porque lo que impide tomárselos en serio, más que cómico, es un dramático intento del propio Gobierno de la nación de remodelar, de la mano de los separatistas, la Constitución y la propia configuración del Estado. Y es que, como oportunamente puso ayer de manifiesto Rajoy en el Congreso, "sobre el debate sobre los Presupuestos gravita este año una poderosa incógnita. El mismo Gobierno que presenta hoy en la Cámara para su examen y, en su caso, aprobación, las cuentas para el próximo año, es el mismo gobierno que impulsa y apoya una Proposición de Ley Orgánica que, de aprobarse, convertiría estos presupuestos en papel mojado en el segundo semestre del próximo año".
 
Es mala política de comunicación que el líder de la oposición hable de "una Proposición de ley que está impulsando el Gobierno", para referirse al estatuto soberanista catalán auspiciado por Zapatero. Pero, por acomplejada que sea la renuencia de Rajoy a llamar las cosas por su nombre, el hecho cierto es que el líder del PP ha sacado lúcidamente a colación los movedizos presupuestos institucionales de ZP sobre los que Solbes pretende erigir los presupuestos económicos del Estado.
 
A Solbes le ha escocido –y mucho– que Rajoy sacara a colación esta cuestión capital, pero lo que es innegable es que, de ser aprobada semejante "reforma" estatutaria, esta alteraría, en mayor o menor medida, pero inevitablemente el capítulo de ingresos y gastos del Estado. No sólo es una cuestión contable determinante, es la propia existencia del Ministerio de Hacienda y sus funciones los que están en cuestión cuando hay un "Estatuto" que pretende que las Comunidades Autónomas tengan capacidad normativa, recauden, gestionen e inspeccionen el 100% de los impuestos sobre la electricidad, el alcohol, el tabaco, los hidrocarburos, el beneficio de las sociedades, el IVA o el IRPF.
 
Si el propio ministro de Hacienda, en el proceso de elaboración de los Presupuestos, debe entrar –y entra– a tomar en consideración incertidumbres mucho menos sustanciales, no es de recibo que Solbes pretenda, al tiempo, que la clase política y la opinión pública se sustraigan de incertidumbres mucho más notorias como la que acechan a los Presupuestos del Estado por culpa de este "Estatuto" soberanista catalán que, de forma tan irresponsable, ha impulsado el propio gobierno.
 
Rajoy, con todo, no ha querido quedarse ahí. Pasando a hacer abstracción de ese desafío a la nación española –que, como tal, es también un desafío a los propios Presupuestos Generales del Estado–, su intervención ha sido también una espléndida denuncia de la pasividad y autocomplacencia con la que Solbes encara el futuro.
 
Rajoy no ha negado los indicadores positivos que todavía muestra nuestra economía, pero ha reivindicado la labor de los anteriores gobiernos que han hecho posible la herencia e inercia recibida. Y es que, tal y como, ha puesto de relieve el dirigente popular, Solbes ha sido incapaz de señalar una sola medida propuesta por su Gobierno a la que se le pueda responsabilizar de esos indicadores positivos, así como anunciar una sola medida con la que pretenda atajar los problemas que, como el incremento de la inflación o la falta de competitividad, ya han encendido sus luces de alarma.
 
En cualquier caso, viendo con lo que tiene que lidiar, tampoco es justo cebarse con los pocos avances de Solbes. Bastante tarea tiene el ministro con controlar a los compañeros de Gobierno y con mantener el equilibro en las arenas movedizas de la irresponsabilidad de ZP

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