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Emilio J. González

Enel y la ceremonia de la confusión

Todo sugiere que, en medio de todo este juego de trampas, intervenciones y juego sucio que viene rodeando a Endesa y su futuro desde hace casi dos años, puede que alguien no esté diciendo toda la verdad

Todo lo que está rodeando a Enel, Acciona y su intento de hacerse con Endesa parece inmerso en una ceremonia de la confusión que, deliberada o no, siembra cada vez más dudas acerca de lo que está aconteciendo en torno al futuro de la eléctrica española. El pasado 30 de abril, el Bank of New York comunicó a la CNMV que poseía el 10,226% del capital de Endesa como depositario del encargo que le hizo la italiana Banca Monte dei Paschi. Sin embargo, dicha comunicación no entró en el registro de la Comisión hasta el pasado 11 de mayo.

Hasta aquí las cosas parecen lógicas, puesto que desde que Manuel Conthe anunció su decisión de dimitir como presidente del organismo supervisor de los mercados, éste se ha visto inmerso en una parálisis agudizada por la caza de brujas emprendida por el vicepresidente Carlos Arenillas. Pero aún así no deja de resultar extraño que hayan tenido que pasar once días hasta que dicha comunicación entrara en el registro de la Comisión, un periodo en el que se ha producido la formalización de la dimisión de Conthe y el nombramiento de Julio Segura como su sucesor, mientras Arenillas sigue en el cargo pese al escándalo creciente que rodea a su figura y a sus actuaciones como número dos del organismo y como miembro del clan de Intermoney.

Por supuesto, hasta este punto todo se puede explicar por el desbarajuste interno de la CNMV como consecuencia de los cambios y las depuraciones que están teniendo lugar, pero, ¿qué justificación hay a la forma en que reaccionó Enel ante la publicación de la noticia? La participación de la entidad crediticia italiana en el capital de Endesa es una de las que adquirió Enel para hacerse con el 24,9% del capital de la eléctrica española. Lógicamente, al saltar la noticia de que la Banca Monte dei Paschi detentaba una participación significativa, Enel podía haber dicho que era la que había adquirido para ellos. Sin embargo, la compañía pública italiana no solo no lo ha aclarado hasta primeras horas de la tarde sino que, en un primer momento, aseguró no tener nada que ver con el asunto.

Para complicar más las cosas, la cantidad declarada inicialmente por el Bank of New York es del 10,226%, mientras que Enel ahora dice que se trata de una participación del 9,993%. Este baile de cifras no tendría demasiada importancia si no fuera porque con el segundo porcentaje Enel se queda a las puertas del 25% del capital de Endesa y con el primero supera dicho umbral, lo que en su momento le hubiera obligado a lanzar una OPA por el cien por cien de Endesa, puesto que era cuando la de E.On estaba en marcha. ¿Por qué esa diferencia de porcentajes?

Todo sugiere que, en medio de todo este juego de trampas, intervenciones y juego sucio que viene rodeando a Endesa y su futuro desde hace casi dos años, puede que alguien no esté diciendo toda la verdad acerca de la verdadera participación que detenta en el capital de Endesa. No sería la primera vez que los italianos callan o dicen una cosa cuando tienen intención de llevar a cabo otra bien distinta. De hecho, Conthe quiso sancionar a los italianos y a Endesa porque dijeron que no tenían intención de presentar una OPA sobre la eléctrica española cuando adquirieron sus respectivos porcentajes de acciones y, una vez provocado el fracaso de la oferta de E.On, les faltó tiempo para presentarla.

Desde que allá por marzo Enel entró en la batalla por Endesa, todo cuanto ha dicho o hecho no responde más que a una ceremonia de la confusión en la que lo que acaba de ocurrir en torno a las acciones en manos de la Banca Monte dei Paschi no es sino un episodio más de todo un proceso plagado de oscurantismos que la CNMV debería haber investigado y sobre el que el Gobierno ha impuesto un velo de silencio con la caída de Conthe, la designación de Segura y el mantenimiento de Arenillas en el cargo. ¿Qué y cuánto falta por saber de una operación que se intenta revestir con un manto de opacidad?

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