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EDITORIAL

El "gran salto" a la nada

lo único que sabe hacer bien Zapatero es meter la mano en la caja y regalar a mansalva lo que no es suyo

Ayuno de ideas y con las elecciones a la vuelta de la esquina, Zapatero no ha encontrado para dar que hablar mejor salida que la de sacar conejos de la chistera sin ton ni son. Durante el debate sobre el estado de la Nación trató de burlar el cerco al que le sometió Rajoy con lo del cheque-bebé, algo que ya había propuesto el PP en las pasadas elecciones y que, de uno u otro modo, se aplica en comunidades autónomas gobernadas por los populares. La idea de incentivar la natalidad es magnífica, especialmente porque España tiene una de las tasas de natalidad más bajas del mundo. El problema radica en el modo de incentivarla. El proyecto del Gobierno abunda en la peor tradición socialista de la redistribución forzosa, es decir, quitar a unos y dárselo a otros en la convicción de que el Gobierno conoce las necesidades de toda la población y lo que le conviene a cada ciudadano.

Algo parecido va a pasar con la vivienda, y si no al tiempo, porque lo único que sabe hacer bien Zapatero es meter la mano en la caja y regalar a mansalva lo que no es suyo. El "gran salto" en vivienda, de innegables resabios a aquel "Gran Salto Adelante" de Mao Zedong que llevó a 40 millones de personas a la tumba, promete ser algo parecido a la nada, un simple eslogan electoral idiota del que no se pueda extraer más que un destilado de la demagogia populista que tan bien se le da a Zapatero cuando se pone a ello. Eso en el mejor de los casos, en el peor nos costará un dineral que se apuntará el presidente en el capítulo de promoción de campaña de las próximas elecciones.

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