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Luis Pazos

Lecciones de la expropiación bancaria

La banca estatalizada se burocratizó rápidamente. En muchos bancos se duplicó el personal de mando y se redujo drásticamente la capacitación y entrenamiento del personal.

Hace 25 años que el presidente mexicano José López Portillo anunció la mal llamada "nacionalización" de los bancos. En realidad fue una estatalización o expropiación de los bancos, ya que en aquel tiempo la banca era nacional: todos sus propietarios eran mexicanos. La expropiación fue para colocar a los banqueros como chivos expiatorios del desorden financiero, monetario y cambiario generado por las políticas populistas del Gobierno mexicano.

La banca estatalizada se burocratizó rápidamente. En muchos bancos se duplicó el personal de mando y se redujo drásticamente la capacitación y entrenamiento del personal. El presidente Carlos Salinas de Gortari, diez años después, inició un proceso para revertir la monopolización de los bancos por parte del gobierno. La banca empezó así a recuperarse bajo nuevos dueños, que en su mayoría actuaron con responsabilidad. Sin embargo, la gran crisis cambiaria y financiera de 1994 produjo la quiebra de casi todos los bancos, al dispararse abruptamente las tasas de interés, el tipo de cambio y pasar de un alto crecimiento económico nacional a una profunda recesión.

Un camino era dejar que quebraran los bancos y congelar los depósitos de cientos de miles de empresas y millones de ahorristas individuales, como sucedió en Argentina. El otro era rescatar los bancos a través del Fondo Bancario de Protección al Ahorro (FOBAPROA). Algunos empresarios y banqueros abusaron de ese sistema y la izquierda tomó esos abusos como bandera política. Pero fue de esa manera cómo se logró evitar la inmovilización de los depósitos bancarios de millones de mexicanos, lo cual hubiera provocado un profundo y grave problema social que habría sido aprovechado por los grupos radicales.

El populismo fue la causa fundamental de los problemas bancarios de los años ochenta y noventa. Si queremos consolidar la buena marcha del sistema bancario, evitar crisis como aquellas y continuar la tendencia a la baja, todavía lenta, de las tasas de interés, debemos evitar los déficit presupuestarios que producen inflación, devaluación y crisis en las instituciones financieras, haciendo quebrar a miles de empresas que operan con financiación bancaria y destruyendo también el ahorro de millones de personas.

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